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Aparece el más completo diccionario de literatura española e iberoamericana

La obra, publicada por Alianza, incluye sólo a autores en castellano

Guillermo Altares

El diccionario, en dos volúmenes, publicado por Alianza Editorial, incluye 5.000 entradas, 50.000 títulos citados (además de las bibliografías), un 30% de autores españoles y un 70% de latinoamericanos que no aparecen en otras obras similares, más de 2.000 páginas y 150 colaboradores. Un amplio trabajo que abarca toda la memoria viva de una lengua, el castellano, convertido en un diccionario de la literatura española e hispanoamericana.

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Una obra de estas dimensiones requiere un plan y un diseño muy complejos. "Se hicieron listados por áreas, con un número determinado de líneas por autor, según 10 módulos diferentes, siguiendo los criterios que se ajustaron hasta el último minuto", afirma Javier Blasco, secretario de la obra. "Es el trabajo de toda una vida. Tuvimos que recurrir a libros de bibliófilo, a tesis doctorales no publicadas, a veces sólo existía un artículo sobre un determinado autor", señala Alberto Blecua, asesor de Siglo de Oro. Su precio son 6.000 pesetas cada volumen hasta el 31 de julio y 7.500 a partir de esta fecha. Su valor lo marcará el tiempo.La idea del diccionario surgió en 1988, y el proyecto estaba en manos de Ricardo Gullón, que se ocupó personalmente del tema -día a día revisaba todos los contenidos- hasta su fallecimiento, en febrero de 1991. El trabajo se dividió por áreas: Pedro Cátedra, Edad Media; Alberto Lecua, Siglo de Oro; Javier Blasco, siglos XVIII, XIX y XX, y Teodosio Fernández y Ricardo de la Fuente, Hispanoamérica. Hasta el momento, sólo existía el diccionario de la Revista de Occidente, que ya estaba descatalogado y que contaba con 2.000 entradas y 10.000 títulos, y el Diccionario Oxford de la literatura castellana. "Prácticamente hubo que partir de cero", asegura Carmen Criado, responsable de la obra por parte de la editorial. El director, Ricardo Gullón, leyó casi toda la parte española, aunque no llegó a supervisar a los autores latinoamericanos.

Exclusiones

La decisión más complicada fue establecer lo que se quedaba fuera. El primer recorte fue lingüístico. De todos los idiomas peninsulares, hispanoamericanos, coloniales, sólo se recogen los autores que escribieron en castellano. Salvador Espriu, cuya producción poética está escrita toda en catalán, no aparece reseñado, mientras que de Josep Pla, otro de los grandes de las letras catalanas, se citan sus libros traducidos al castellano. Sólo aparece un autor que haya escrito toda su obra en otra lengua: el humanista Juan Luis Vives, que utilizó siempre el latín en sus escritos. Los personajes literarios claves de la literatura castellana -Don Juan, por ejemplo- tampoco tienen voz propia. "El de personajes sería otro diccionario. Había que establecer un criterio, porque si no el trabajo podía alargarse hasta el infinito", señala Pedro Cátedra.

Cronológicamente, la obra se cierra en diciembre de 1992 (no aparece la fecha de la muerte de Juan Benet, que falleció en enero de 1993), aunque sólo los escritores contemporáneos que empezaron a publicar antes de 1975 tienen artículo propio. El resto están incluidos en una amplia panorámica común. "Las ausencias, las presencias en la narrativa posterior a 1975, han representado un trabajo muy complicado. En muchos casos se han seguido criterios relacionados con las críticas que recibieron las obras en el momento de su publicación", asegura Javier Blasco. Aunque acaba de salir, una de las primeras cuestiones que se plantean son las futuras ampliaciones y correcciones. A pesar de que la obra ha sido revisada punto a punto (cada fecha de publicación, cada título, cada dato sobre los autores), los responsables esperan la colaboración de especialistas, críticos y en general lectores espontáneos para corregir los posibles errores y carencias. Rafael Martínez Alés, director editorial de Alianza, tiene muy claro que no se va a utilizar el sistema de apéndices, sino que se irán incorporando las correcciones -todos los datos están informatizados- a futuras ediciones. La editorial se ha planteado alargar, quizá hasta los años ochenta, la panorámica de la literatura actual.

Entre los criterios que se han seguido prevalece "lo descriptivo frente a lo estético", según la nota de la editorial. De esta forma han sido rescatados muchos escritores de todos los tiempos prácticamente desconocidos.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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