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Homenaje en Plasencia a Gabriel y Galán, un escritor "comprometido con la realidad"

Jornadas literarias en la ciudad natal del autor de 'Muchos años después'

Guillermo Altares

José Antonio Gabriel y Galán afirmó hace años en una conferencia: "En la obra de arte uno sabe que se juega el pellejo". Su lucha con la vida y la literatura, su trabajo constante y "sin red" -también según sus propias palabras- acabó el pasado 13 de marzo, cuando el escritor falleció a los 52 años después de combatir durante más de una década con un linfoma. En un tono emotivo, pero no luctuoso, su ciudad natal, Plasencia (Cáceres), acogió el fin de semana unas jornadas literarias sobre la figura del escritor extremeño, calificado de "novelista fundamentalmente comprometido con la realidad".

Organizadas por la Junta de Extremadura, con la colaboración del Ayuntamiento de Plasencia y de la Asociación de Escritores Extremeños, durante dos días se analizaron las diferentes facetas creativas de Gabriel y Galán. La narrativa, el teatro, el periodismo y la poesía fueron los campos de batalla en los que el escritor desarrolló a fondo, sin concesiones, esta lucha.Esta vida, que desde hace años José Antonio tenía prestada, le permitió hacer a pesar de todo lo que más le gustaba: escribir", aseguró su viuda, Cecilia Alarcón, en una breve intervención que hizo correr un escalofrío de emoción entre los presentes. "En los numerosos viajes que hicimos a Extremadura, jugábamos con los sueños. Soñábamos con el campo de Extremadura".

El escritor extremeño Gonzalo Hidalgo, que coordinó la mesa dedicada a la narrativa, aseguró que Gabriel y Galán fue "un novelista fundamentalmente comprometido con la realidad". Los participantes en este coloquio, entre los que se encontraban el escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, el argentino Horacio Vázquez Rial y los novelistas extremeños Manuel Pecellín y Bernardo Carrande, destacaron la coherencia de su obra. Su última novela, Muchos años después, fue calificada por Bryce Echenique como el "mayor testimonio narrativo de su generación".

Los participantes analizaron la obra y la figura de Gabriel y Galán a través de sus libros de poemas, Descartes mentía (1977), Un país como éste no es el mío (1978) y Razón del sueño (1988), de su trabajo como traductor del poeta francés SaintJohn Perse y de sus novelas Punto de referencia (1972), La memoria cautiva (1981), A salto de mata (1981), El bobo ilustrado (1986), que será reeditada esta semana en la colección de bolsillo de la editorial Alfaguara, y Muchos años después (1991), con la que recibió el Premio Carranza. "Su obra se interrumpió en su mejor momento creativo", dijo Bryce Echenique. Para Horacio Vázquez Rial, Muchos años después "no es sólo un libro sobre los males de conciencia, como escribió en una ocasión, sino la mejor memoria sentimental de esta generación, escrita, además, por un novelista sin generación".

Una de las anécdotas que mejor reflejan la personalidad de Gabriel y Galán fue narrada, por el dramaturgo extremeño Manuel Martínez Mediero. El escritor ejerció la crítica teatral durante casi 10 años en la revista Fotogramas, y Martínez Mediero contó cómo, después de estrenar en Madrid una obra que recibió críticas muy positivas, esperó con ansiedad las palabras de Gabriel y Galán, que tardaron dos semanas en publicarse y fueron muy negativas. Ocurrió a finales de los setenta. Muchos años después, ambos autores coincidieron en un acontecimiento, y el dramaturgo le contó la anécdota a Gabriel y Galán, que respondió: "¡No sabes que los críticos son unos hijos de puta!".

, El periodista y autor teatral Ángel García Pintado aseguró que la labor crítica de Gabriel y Galán estuvo marcada "por una envidiable libertad, por un compromiso ético, pero, sobre todo, estético, en un trabajo en el que siempre procuró huir de las demagogias al uso".

La velada de Azaña

Además de crítico, el escritor extremeño realizó numerosas colaboraciones para el teatro, como la adaptación junto a José Luis Gómez, de La velada de Benicarló, de Manuel Azaña, o la redacción de los textos para el espectáculo Las furias, de Francisco Suárez, presente en el homenaje. Como periodista, Gabríel y Galán trabajó en numerosos medios de comunicación: desde la Redacción de Cuadernos para el Diálogo -algunos de cuyos componentes, como Pedro Altares, Luis Carandell, Vicente Verdú o el propio García Pintado, participaron en las jornadas hasta las revistas El Europeo o Consulta, además de sus colaboraciones en EL PMS o Diario 16. En 1986 refundó la revista literaria El Urogallo, que dirigió hasta su fallecimiento, y que presentó en Plasencia un número dedicado al escritor.Al homenaje asistieron también los hermanos y la madre del escritor; sus hijos, Alejandro y Laura; además de Juan Cruz, director de Alfaguara; el poeta Miguel Veirat, o el escritor Miguel Rojas Mix, y mandaron su adhesión el ensayista José María Valverde; Joaquín Estefanía, director de EL PAÍS, y Juan Carlos Robríguez Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura. En una iglesia situada a pocos metros del lugar donde se celebraron los actos se casó su abuelo: el célebre poeta José María Gabriel y Galán. Plasencia ha creado un premio que llevará su nombre.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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