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Almonte contra Doñana, una del Oeste

La invasión del parque por almonteños y su ganado, última batalla de un conflicto permanente

No hay ningún lugar en Europa más parecido a un pueblo de las películas del Oeste que El Rocío, con sus calles rectas, de tierra, flanqueadas por casas bajas frente a las que se atan los caballos. Y todos saben que en el Oeste el ganado es lo primero y los cow boys lo llevan allí donde haya pastos, sean propios o ajenos. En el cercano Parque Nacional de Doñana ha habido ganado desde siempre y ha coexistido con la fauna salvaje sin problemas. Esta versión de algunos conocedores de la historia de Doñana intenta explicar, aunque no justificar, la última invasión del parque, el pasado fin de semana, por vecinos de su pueblo más cercano, Almonte, con el que comparte una larga historia de conflictos.

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La invasión dio lugar a incidentes violentos y a daños considerados graves por los gestores de la Administración central, de este espacio natural que goza teóricamente del máximo grado de protección posible.En esta zona nació el Oeste de allí partió el ganado hacia América, con sus usos y costumbres, perpetuados tanto en Texas como en los llanos de Venezuela o Colombia. Pero ahora, según otros especialistas vinculados a Doñana, demasiadas cosas han cambiado en el entorno del par que para aceptar que todo sigue igual que hace varios siglos. En la actualidad es un espacio natural que no puede respirar, porque se encuentra acosado por lo cambios en su entorno. Y tampoco los antiguos ganaderos lo son ahora. Algunos almonteño poseen, como mucho, tres o cuatro caballos o yeguas que utilizan o alquilan en El Rocío.

Una larga historia

La discusión sobre cómo conservar Doñana se ha convertido ya en histórica, desde que fue creado en 1969 por presiones internacionales, tras constatarse que más de la mitad de las aves europeas lo utilizaban como lugar de invernada o nidificación en sus vuelos migratorios. También histórica es la sucesión de invasiones: cangrejeros, furtivos, ganaderos intentan explotar los recursos del parque sin importarles la ley y con la convicción de que cosas que siempre se han hecho no hacen daño a los pajaritos.

"La crispación es antigua, pero la situación se ha agravado en los últimos años", afirma Javier Castroviejo, un biólogo cuya adicción a Doñana y sus críticas a la gestión del parque también son históricas. Este miembro del patronato que rige el parque nacional rechaza los métodos utilizados en la invasión del parque, pero recuerda que la sensación de impunidad ha crecido tras incidentes como los incendios provocados en instalaciones del parque en 1990, porque la Administración, con un estilo que propicia el aislamiento, no se ha sabido hacer respetar.

Castroviejo rechaza además la creciente hostilidad hacia el ganado por parte de los gestores del parque. "No se le da la relevancia cultural adecuada al hecho ganadero. Se intenta eliminar totalmente el ganado ovino y las yeguas y vacas se limitan a determinadas fincas". Este biólogo recuerda la importante función ecológica del ganado, cuyos cadáveres son alimento para los carroñeros, y que además elimina la vegetación anual que conduce a la colmatación de la marisma y propicia por otra parte la nidificación de algunas especies.

Los incidentes se han producido tras una etapa de negociaciones entre el Icona, gestor del parque, y la asociación de ganaderos de Almonte para trasladar el ganado a parajes en los que todavía queda pasto. Juan Manuel de Benito, subdirector general del Icona, que se trasladó a Doñana para apoyar al director del parque, Jesús Casas, durante la crisis, coincide en que la crispación con los vecinos de Almonte ha ido en aumento en los últimos años, aunque no reconoce culpa alguna. "Están utilizando tradicionalmente una finca del parque que pertenece al ayuntamiento de Hinojos y ya hemos advertido que meten allí demasiado ganado. Ahora, con una situación crítica por la sequía, les ofrecimos fincas que hemos comprado recientemente y que vamos a regenerar, quitando por ejemplo los eucaliptos. La decisión de invadir otras fincas qué consideramos demasiado sensibles ecológicamente no está justificada". Estas últimas fincas, de la zona de la marisma, situadas en el corazón del parque, fueron adquiridas por el Icona hace 10 años y se ha desterrado paulatinamente el ganado de ellas. "El ganado compite con la fauna silvestre", sentencia De Benito.

El tema de los daños causados por la invasión también es discutido. Castroviejo cree que el daño producido es mínimo. De Benito le da en parte la razón al señalar que el ganado en su mayor parte ya ha salido del área: "Además, el daño hubiera sido mucho mayor si Doñana no estuviera tan seco; desgraciadamente esto hace que este año haya pocas especies".

La falta de agua

Con este recordatorio de la sequía de Doñana se llega al meollo de la cuestión, la falta de agua que sufre el parque. "Si las marismas hubieran estado con su nivel de agua normal en esta época del año los vehículos no hubieran podido ni acercarse", recuerda Jesús Vozmediano, presidente de la sociedad Biosfera y también miembro del patronato. Vozmediano afirma que está paralizada la regeneración hídrica del parque puesta a punto hace unos anos a propuesta del patronato, por decisión de los actuales gestores del parque. "Doñana se surtía de las lluvias pero también de los caños y ríos. Ahora, si no llueve, se queda completamente seco porque hace ya años que se han cortado los ríos". Pero también es verdad que el agua de fuera está contaminada y no se puede introducir sin más en el parque. Miguel Delibes, director de la Estación Biológica de Doñana, cree además que la contaminación de los acuíferos subterráneos es inevitable si continúa la actividad agrícola en el entorno al nivel actual. El resultado es una marisma que no se inunda periódicamente y que está cercana a la muerte como ecosistema.

La sociedad Biosfera ha pedido la dimisión inmediata de Casas y del presidente del patronato, Enrique Barón, cuya gestión ha sido calificada repetidamente de inoperante. No es la única voz que hace responsables de los problemas del parque a personas concretas. Convertir el parque en un zoológico, hacer obras posiblemente ilegales en su interior y no haber podido evitar que cada vez menos especies nidifiquen en su interior son algunas de las acusaciones, dejando aparte las de incapacidad de diálogo. Pero la presión del entorno, bajo formas como la urbanización de Matalascañas y los regadíos del plan Almonte-Marismas parecen más responsables que unas personas concretas de esta degradación, que CastrovieJo no duda en calificar de situación ecológica desesperada.

Victimismo y oscuros intereses

Las cifras indican que la zona de Doñana ha sido una de las más subvencionadas de España en los últimos 20 años. Pero sus habitantes, que se han librado en su mayor parte de la emigración, al contrario que otras zonas próximas, no están contentos. La política de la Administración ha propiciado el victimismo y en ello coinciden todos los consultados. Y en río revuelto, ganancia de pescadores. "Estamos seguros de que detrás de estos incidentes hay unos pocos manipuladores, con intereses no confesados", afirma Juan Manuel de Benito, subdirector general del Icona.Con el mercado de la fresa en crisis y mientras se gestionan los fondos de la CE para el plan de desarrollo del entorno de Doñana previsto en el informe de los expertos hecho público el pasado año, la población de Almonte se impacienta. Y surge nuevamente el fantasma de Costa Doñana, el proyecto de urbanización rechazado por los expertos como forma de desarrollo socioeconómico de la región. Mientras tanto, la otra gran urbanización existente, Matalascañas, con una población flotante de hasta 200.000 personas, es una consumidora preocupante de los escasos recursos hídricos y una fuente de contaminación.

Las ayudas comunitarias para Doñana pueden tardar en llegar, informa Servimedia, porque en paralelo se está tramitando un procedimiento de infracción contra el Gobierno español, a consecuencia de las quejas recibidas en la CE sobre la supuesta degradación del parque.

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