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La marea negra afecta a la economía de 15.000 familias

Dieciocho días después del accidente del Mar Egeo, en La Coruña, las aguas de la costa aparecen ya limpias y está a punto un plan para sacar la arena sucia de los más de 360.000 metros cuadrados de playas ennegrecidas por el crudo. Sin embargo, estos datos no ocultan que, según la Xunta de Galicia, el vertido de petróleo ha dejado directamente sin medios de vida a 5.000 familias y 10.000 más se ven afectadas. A lo que hay que añadir un profundo daño al ecosistema que tardará años en ser recuperado. Pero el problema va más allá, dado el intenso tráfico de buques en la zona. La demanda de un nuevo puerto, sólo para petroleros, ha vuelto a repetirse con fuerza.

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"La mar parece limpia, pero el daño va por debajo", comenta Guillermo, patrón de un pesquero del puerto de Lorbé, mirando hacia unas aguas que no puede surcar desde el día 3 por culpa del accidente del petrolero. "Ahora que se veía cómo los caladeros iban a más de año en año, recibimos este otro golpe", se lamenta después de recordar los tiempos de escasez que siguieron al accidente del Urquiola, en 1976, que afectó prácticamente a los mismos 200 kilómetros de costa gallega y 15.000 familias que el del Mar Egeo. "¡Parece que estemos sentenciados a rnuerte!", exclama.Para los hombres del mar coruñeses, el recuerdo del Urquiola les persigue como una maldición: fueron testigos de la desidia de las autoridades, que hizo que la mancha se paseara por la costa sin control durante semanas, y sufrieron luego la indiferencia del poder, hasta el extremo de que sólo ahora los mariscadores han cobrado 500.000 pesetas de indemnización, mientras que los pescadores aún no han visto las 200.000 prometidas.

Obligados a no faenar

"Sí, sí, desde luego. Ahora han liquidado la mancha mucho más rápido. Lo ha hecho todo gente mucho más experta", admite Guillermo, al tiempo que agradece a la Xunta que se haya comprometido a entregar a partir de hoy 45.000 pesetas a cada trabajador afectado, más 3.000 pesetas por día laborable en que se vean obligados a no faenar. "Con esto no pasaremos hambre, pero es insuficiente, sobre todo si se tiene en cuenta que es en noviembre y diciembre cuando conseguimos hacernos con dinero para pasar el año", explica este patrón de 36 años, que ha de dar de comer a "mujer y cuatro hijos".

Entre La Coruña y Prioriño, es decir, en la rías de La Coruña, Betanzos, Ares y Ferrol, "está todo perdido", insisten las autoridades autonómicas, que en una primera evaluación provisional han fijado las pérdidas en 5.000 millones de pesetas, una cantidad que las organizaciones ecologistas Greenpeace y Biotopo han definido como "sólo la calderilla".

La paralización de la pesca y el marisqueo en más de 200 kilómetros de costa muy rica y en una época de gran actividad empieza a resentirse en los merca dos. Aunque la Xunta no ha hecho aún cálculos sobre los descensos concretos de producción, en el caso de los percebes, por ejemplo, ese bajón es drástico, porque los tres principales bancos de Galicia se han visto plena mente afectados. Las cantidades de almejas, berberechos, nécoras, pulpos, centollos y bastantes especies más van a verse reducidas apreciablemente.

Junto a la constatación del daño causado, las autoridades estatales y autonómicas dan, sin embargo, muestras evidentes de auto satisfacción por haber actuado con rapidez e impedido males mayores. Realmente, el cambio de aspecto de la mar en menos de dos semanas ha sido espectacular. Este fin de semana, ni observándola desde el aire en helicóptero ni recorriendo los puntos más afectados por carretera era posible ver manchas negras de petróleo. Lo más que se podía apreciar eran algunas irisaciones. Sólo las playas ennegrecidas y la permanencia de los barcos en los puertos ponían de manifiesto que el 3 de diciembre se produjo un siniestro de gran envergadura. "La clave del éxito ha sido la coordinación", insiste José Álvarez, subdirector general de la Marina Mercante.

Con el siniestro del Mar Egeo se ha puesto realmente a prueba el Plan Nacional de Salvamento y Lucha contra la Contaminación, de finales de 1989, y que junto a una ampliación de los medios -nuevos helicópteros y remolcadores- pone un especial énfasis en los aspectos organizativos.

El núcleo básico de actuación lo formaron los responsables de la Marina Mercante y los de Protección Civil.

Crudo ligero

El biólogo Tosh Moller ha sido una de las personas que ha colaborado desde el primer día, como representante de la Federación Internacional de Armadores de Petroleros, una entidad interesada en minimizar los efectos de los vertidos tanto por razones de imagen como por interés económico. "En contraste con una reacción histérica como la que se produjo ante el siniestro del Exxon Valdez en Alaska, la reacción de las autoridades españolas ha sido calmada, constructiva y sensata", afirma Moller.

Este técnico inglés considera que el vertido del Mar Egeo ha causado un "daño ambiental mediano", gracias, en parte, a que "hemos tenido suerte en muchos aspectos", entre los que destaca que el vertido fuera de un crudo ligero -que se evapora en un alto porcentaje- y que la mala mar contribuyera a dispersar de manera natural la marea negra, a lo que cabe añadir el incendio del primer momento.

Junto a esos elementos de suerte han influido medios públicos y privados que han supuesto en las primeras fechas un coste de cinco millones de pesetas diarios, según Fernando García Agudín, el abogado del Estado que interviene en el caso.

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