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Los efectos en el ecosistema durarán años

Aunque la superficie esté ya limpia, buena parte del crudo vertido sigue ensuciando el agua y seguirá castigando durante meses a los animales y plantas marinos, causando al ecosistema unos efectos negativos que durarán años. Los varios miles de toneladas de crudo que no ardieron ni han sido succionados ni han ido a parar a las costas se encuentran ahora divididos en millones de partículas en suspensión que, en buena parte, acabarán depositándose sobre el lecho marino.José Mora, un investigador del departamento de Biología Animal de la Universidad de Santiago, afirma taxativamente que ese petróleo en suspensión "tiene que sedimentar". Una vez se produzca, tanto las plantas -algas en buena parte- como los animales que viven en los fondos -entre los que figuran los crustáceos y los moluscos- se verán seriamente afectados. "Como ya tenemos estudios de población en esos puntos, podremos saber con bastante detalle las variaciones que provoque el petróleo", precisa Mora.

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Buena parte de la mortandad de los animales se producirá por asfixia, pero otra será como consecuencia de la fracción tóxica -los hidrocarburos aromáticos- que siempre incluye cualquier crudo.

Pero eso no es todo. Nicolás González, director del Centro Oceanográfico de La Coruña, subraya que el plancton va a verse muy seriamente dañado y "no podemos olvidar que forman parte del zooplancton las larvas de numerosas especies de interés comercial" (centollos, berberechos, almejas, percebes).

Impacto en los alevines

La disminución del plancton, además, tiene una repercusión directa en todas las especies, incluidos los peces, menos afectados por el impacto directo del petróleo gracias a su movilidad.

Para hacerse una idea del desastre del Mar Egeo, la compleja y detallada evaluación que se ha hecho de otro accidente, el del Amoco Cadiz, que se produjo en una latitud no muy distinta de la gallega, puede servir de pauta. El Amoco Cadiz, accidentado en 1978 frente a las costas francesas de Bretaña y que derramó 228.000 toneladas, mató a 4.500 aves de 33 especies, sobre todo cormoranes y gaviotas. Aunque los efectos fueron menores en los peces, se comprobó que los alevines afectados crecieron una tercera parte de lo que lo habrían hecho en circunstancias normales.

El Amoco supuso unos gastos de 40.000 millones de pesetas (en pesetas de 1981): 15.000 millones por la limpieza de las costas, 5.000 millones por las pérdidas pesqueras, y 20.000 millones por la pérdida de turismo.

Por otro lado, un grupo gallego ha puesto en marcha los primeros trabajos de laboratorio para determinar la eficacia o no de la utilización de bacterias en la limpieza del crudo en las zonas en que es difícil actuar por medios mecánicos, las rocas en las que se fijan los percebes, por ejemplo.

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