Arte precolombino

En el conjunto de muestras de arte precolombino que se han realizado este año, destaca la que exhibe la Caixa de Pensions con fondos del Museo Barbier-Müller de Ginebra.Las culturas existentes en América a la llegada de los españoles eran extremadamente variadas en cuanto a desarrollo material y espiritual, y sus producciones también lo eran. En este sentido, hablar de arte precolombino equivaldría, de alguna manera, a hablar de arte europeo, pasando por alto las diferencias que existen entre una pintura románica, una de Leonardo y otra de Picasso. Sin embargo, el estadio tan incipiente del conocimiento de las culturas precolombinas permite que unifiquemos, bajo un único rótulo, una cultura como la inca, que dominaba un imperio de casi un continente; o la maya, con cálculos as tronómicos sólo alcanzados por la Europa renacentista, con una tribu de cazadores recolectores del Amazonas. Sin embargo, si no podemos saltar etapas, comericemos por admirar el sentido estético que poseían estas culturas. La exposición de La Caixa es una magnífica oportunidad, .porque las piezas son de una gran calidad. A ello se suma un montaje muy exitoso de Lluís Pera, que consigue atender con resultado satisfactorio a parámetros tan diversos como la cultura, la época, el tamaño y la importancia de cada pieza, resal tando su impacto estético. No estaría de más recordar al contemplador que ninguna de esas piezas es arte en el sentido que da mos a esa palabra en Occidente, sino que se trata de objetos rituales, ceremoniales y funerarios. ,Tres culturas

Podemos apreciar, a través de obras de tres zonas culturales -Mesoamérica, área andina y Amazonia- y 3.000 años de historia, las posibilidades de expresión de un lenguaje fundamentalmente no naturalista que va desde la deformación plástica hasta la abstracción geométrica, y que es el más apto, por otra parte, para vehicular los significados trascendentes a los que estas piezas responden. Un lenguaje formal que no sorprende a un espectador de finales del siglo XX, acostumbrado, por la apreciación de su arte contemporáneo, a valorar la síntesis, la fuerza y la sugerencia que puede entrañar una forma no naturalista. Es notable, también, la relación existente entre algunas de las obras expuestas y las de culturas anteriores o ajenas a la influencia griega clásica de otras partes del globo.

Sin entrar en discusiones sobre posibles contactos, que durante mucho tiempo ocuparon a los estudiosos de estas culturas, un vaso como el cuadrangular de Costa Rica tiene una extraordinaria similitud con las vasijas cuadrangulares para vino, con dragones a manera de asas, de la dinastía Shang, y ello, más que a buscar intrépidos navegantes, debería. llevar a situar conceptualmente a muchas de las culturas precolombinas en el seno de las culturas del mundo antiguo.

Por otra parte, esta exposición permite apreciar, desde el punto de vista plástico, el extraordinario desarrollo que tiene la cerámica en la América prehispánica. Todo tipo de vasos -los pintados, los esculpidos, los cubiertos de signos de escritura, los que representan seres animados y los abstractos-; urnas funerarias, de las cuales hay preciosos ejemplos procedentes de la cultura de la isla de Marajó, en Brasil; imágenes de divinidades, como la incomparable representación de Huehueteotl, el dios del fuego, venerado en México desde los albores de su civilización, perteneciente a la época clásica de Veracruz, son prueba de la finura y maestría con que se utilizaba ese material. Así como- maravillan, también, las piezas de piedras duras y de jade, máscaras y estatuillas, pertenecientes en su mayoría a culturas mexicanas.