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Bilbao, Barcelona y Sevilla invierten 27.000 millones en centros de arte contemporáneo

Las ciudades buscan la rentabilidá d cultural del arte al margen de"la crisis del mercado

Andrés Fernández Rubio

El de Bilbao, con 17.000 millones de pesetas, es el proyecto más ambicioso. Pero hay otros, como el del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, de más de 5.000 millones, cuya inauguración está prevista para dentro de un año en un edificio de Richard Meier, o el de las Atarazanas de Sevilla,proyecto de 5.000 míllones, que recuperará los antiguos astilleros como centro artístico. Las tres ciudades se unirán así, antes de 1997, al circuito que ha dado ya prestigio a lugares como Valencia o Las Palmas, cuyos museos de arte contemporáneo han rentabilizado culturalmente un sector cuyo mercado atraviesa una grave crisis.

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Los críticos se muestran escépticos y se preguntan si, no habiendo un coleccionismo ni un mercado de arte significativos en España, puede reproducirse en los noventa aquella agitación insólita generada en los ochenta por las exposiciones temporales masivamenente visitadas, la feria de arte contemporáneo Arco o la creación de acreditados centros, como el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) de Valencia, que dirige Carmen Alborch.El arte contemporáneo puede atravesar una crisis coyuntural en los mercados internacionales, pero los políticos parecen tener más clara su rentabilidad cultural a medio y largo plazo. Por ejemplo, para Juan Ignacio Vidarte, director del consorcio formado por las instituciones vascas para abrir en Bilbao una sede con el asesoramiento y los fondos del Museo Guggenheim de Nueva York, el proyecto resulta bastante insólito porque no tiene un carácter cultural propiamente dicho, "sino que forma parte de un intento de regeneración económica y urbanística de una ciudad y de un país".

Vidarte añade que se necesita desarrollar en Bilbao una metrópoli con fuerza en el sistema de las ciudades europas, y que para formar parte del eje atlántico hacía falta una serie de cosas. Entre ellas, carreteras para hacerla accesible y otras infraestructuras, como el metro en la ciudad, más la recuperación y defensa del medio ambiente con la limpieza de la ría. "Nos faltaba la infraestructura de bienes culturales", según Vidarte, "y de ahí la complejidad y novedad del proyecto, con lacultura como agente de cambio y regeneración".

El proyecto del Museo Guggenheim, en un edificio de Frank Gehry, suma, según las cifras dadas por Vidarte en el curso de arte contemporáneo que dirigió la semana pasada Francisco Calvo Serraller en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, 2.000 millones de pesetas para formar parte de la Fundación Guggenheim, 10.000 millones por el edificio y un fondo de 5.000 millones para la colección propia. Para Thomas Krens, director del Guggenheim de Nueva York, "el proyecto es muy complejo, y la idea no significa que vaya a funcionar si no se ve apoyada por una energía y experiencia enormes. Finalmente, cuando ocurra, veré el Guggenheim como una institución vasca más. Si queremos tener éxito, tendremos que adquirir nosotros los rasgos del área, adaptarnos nosotros al medio".

El plan andaluz es más modesto que el de Bilbao, y aunque su alcance es autonómico, ya que lo patrocina la Junta de Andalucía, repercutirá sobre todo en Sevilla. En una de las zonas más bellas del centro de la ciudad, desde cuya terraza emerge de forma imponente la catedral, están las Atarazanas, estructuras de los siglos XIII y XVIII que sirvieron como astillero. Una reconocida personalidad del arte también relacionada por el Museo Guggenheim, Carmen Giménez, conservadora en este centro neoyorquino, se encargará de dirigir y formar la colección de Atarazanas, siete naves de casi 14.000 metros cuadrados construidos, cuya transformación se ha encargado a Richard Gluckinan, Antonio Barrionuevo Ferrer y Julia Molino Barrero y que se abrirá en 1994.

"Lo que se puede hacer hoy con una colección que empieza es una decisión complicada, pero ésta tiene que ser pragmática y realista, y enfocada a los artistas que viven hoy, tanto nacionales y andaluces como internacionales", dice. Giménez añade que tratará de que Atarazanas desarrolle una labor divulgativa de tal manera que no asuste al público el salto de Zurbarán o Valdés Leal a Serra, Tápies o Chillida. Las exposiciones históricas de arte del siglo XX tratarán de lograr ese efecto pedagógico. Completarán el proyecto otras iniciativas de actualidad, como encargos de obras a artistas vivos, que las concebirán directamente de acuerdo con el espacio arquitectónico de Atarazanas, palabra árabe que significa arsenal de embarcaciones.

La rehabilitación del edificio costará cerca de 3.000 millones, dice José Guirao, director general de bienes culturales de la Junta de Andalucía, que estima que la puesta en marcha de todo el proyecto rondará los 5.000 millones, contando con unos 1.500 para formar la colección durante los primeros cuatro o cinco años.

Guirao está convencido del proyecto porque la sociedad española lo que quiere "es no llegar a los fenómenos contemporáneos con 10 años de retraso, como ocurría antes".

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