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Desacuerdo en la CE para financiar la protección ecológica en el Tercer Mundo

Las diferencias entre los Doce impidieron ayer a la CE asumir un apoyo decidido a la ayuda al desarrollo y a la protección de¡ medio ambiente en el Tercer Mundo. La oposición española al impuesto verde contra energías contaminantes bloqueó también el objetivo de reducir las emisiones de anhídrido carbónico y luchar contra el efecto invernadero. La Cumbre de la Tierra, que se celebrará en Río de Janeiro en junio, el peligro de convertirse en "un proyecto vacío, en una plataforma hueca", afirmó el comisario Carlo Ripa di Meana, responsable de Medio Ambiente de la CE.

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Los Doce asumen destinar el 0,7% del PIB para asistencia a los países pobres a partir del año 2000, pero este objetivo 11 queda condicionado a las disposiciones presupuestarias de cada país y sin compromiso en cuanto al calendario", manifestó Vicente Albero, secretario de Estado para el Medio Ambiente. A las resistencias españolas se sumaron el Reino Unido, Grecia e Irlanda.

El plan de duplicar en ocho años la ayuda al desarrollo al Tercer Mundo se enfrentó a "los esfuerzos desiguales" que exige a los países comunitarios. Mientras Dinamarca y Holanda superan ese porcentaje, España destina el 0,2% de su producto interior bruto.

Francia asumía el proyecto siempre que se le dejase contabilizar la ayuda que destina a sus territorios de ultramar. Pasar del 0,35% al 0,7% permitiría duplicar los 5.000 millones de dólares actuales para los países en vías de desarollo, como compensación por su compromiso de ajustarse a "un desarrollo sostenible", basado en la protección de la naturaleza.

Efecto invernadero

A nuestro país le supondría participar con más de 300.000 millones de pesetas al año, a los que habría que añadir su contribución al Fondo Global del Medio Ambiente, estimada en unos 140.000 millones de pesetas para los primeros tres años. Los países ricos quieren encomendar la gestión de este dinero al Banco Mundial, a lo que se opone el Tercer Mundo, que pide un organismo de política económica más neutral.

Tampoco la CE acudirá a laCumbre de la Tierra con su prometida postura de vanguardia sobre limitación de las emisiones de anhídrido carbónico a la atmósfera, responsables del efecto invernadero. Estados Unidos ya ha anunciado un rotundo no a este objetivo. Los Doce tienen proyectos para limitar las emisiones. Pero en este caso el punto de desacuerdo está en el proyecto de impuesto verde para penalizar el consumo de energías contaminantes. "No existe relación entre el cambio climático y la tasa, que significaría penalizar algunos esquemas de producción energética", dijo Albero.

Este proyecto de impuesto ecológico será probablemente aprobado por la Comisión Europea el próximo día 13. Según fuentes de la delegación española, "de llevarse a cabo supondría una discriminación de los que hemos hecho renuncia del programa nuclear, sin compensación por tener el más alto porcentaje en la CE de energía de origen hidráulico". La moratoria nuclear obliga a utilizar en mayor medida combustibles fósiles que generan anhídrido carbónico.

La Conferencia de Río es la gran oportunidad histórica para establecer un nuevo orden mundial, tras la caída de los regímenes comunistas del Este. "Espero que sea el escenario del diálogo y no del enfrentamiento entre el Norte y el Sur", manifestó Albero. El comisario Ripa di Meana, que ha calificado la reunión como "feria de vanidades", criticó duramente el anteproyecto de resolución elaborado en Nueva York como "lleno de coartadas, ante lo cual es mejor no tener nada".

Los líderes del mundo tienen en Río la oportunidad de poner en marcha la llamada Agenda 21 o conjunto de programas de protección del medio ambiente a desarrollar en el siglo XXI. Los organismos especializados de la ONU calculan que harán falta 125.000 millones de dólares anuales para lograr ese objetivo.

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