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Más de 70.000 personas han visitado la exposición dedicada al siglo de Fray Luis

El IV aniversario de la muerte dle poeta obliga a repasar un período clave en la cultura española

Seguramente nunca tanta gente se acercó a una universidad española como está ocurriendo actualmente con la de Salamanca, donde miles de personas "descubren" la configuración de la España intelectual y artística del siglo XVI, al arrimo de la exposición El siglo de fray Luis, Salamanca y el Renacimiento. Además, para sorpresa de muchos, esos visitantes de plural condición no se aburren y admiten quedarse boquiabiertos de admiración en determinados puntos del recorrido de la propuesta cultural, que, por otra parte, también asombra a expertos.

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Ni la universidad de Salamanca ni el Ministerio de Cultura pensaron en el desfile de masas, 70.000 personas en un mes, al plantear la exposición, a pesar de que resultó tal como se proyectó. "Lo que pretendimos desde un principio", asegura el rector de la universidad, Julio Fermoso, "no fue rememorar la figura de un agustino que fue profesor de la universidad, sino utilizar nuestro propio espacio físico para aprovechar que se cumple ahora un cuarto centenario de fray Luis y sacarlo a la calle, al gran público, abrir las puertas de la universidad, y rememorar lo que fue aquel siglo".El comisario de la exposición, el profesor de literatura Pedro Cátedra, reconoce que "ya desde el principio, en la etapa de los vicerrectores José Antonio Pascual y José Manuel Roldán, se trabajó con la idea de que destacara la figura de fray Luis, pero, sobre todo, teniendo en cuenta que esa figura y la de muchos otros se entrelazaba, se enclavaba y conformaba en un ámbito como el de la universidad de Salamanca y el Renacimiento".

La clave

Si la presentación fue "intentar interpretar una ciudad con una propuesta cultural", para tratar de recortar "esa especie de visión a distancia, reverencial, hacia la universidad", según el vicerrector Alejandro Esteller, tal aspiración se ha conseguido respecto a la atracción de visitantes, tanto de Salamanca como, sobre todo, forasteros.Un factor que para muchos explica el tirón de la exposición es lo que, precisamente, la hace "irrepetible": el espacio físico en que se encuentran las 385 piezas, distribuidas en ocho salas. "Las piezas se encuentran en su propio contexto, y eso es un condicionante cultural", afirma el comisario de la exposición. Este contexto hace que la exposición "no tenga traslado fuera", opina la profesora de Historia Contemporánea Esther Martínez Quinteiro, que considera "un acierto el doble tono que proporciona, por una parte, el conocimiento de lo que habitualmente es innacesible y que por primera vez se abre al gran público y, por otro lado, el rigor científico en los materiales seleccionados, pero con capacidad para llegar a un público amplio".

"Una exposición como ésta en unas salas muy modernas, muy cómodas, muy adecuadas para su función, nunca tendría el atractivo y el interés, ni tampoco el valor, que ofrece la montada en la universidad, porque creo que es el ambiente lo que arrastra, la motivación es Salamanca", señala el periodista y escritor Enrique de Sena. "Ahora cobran vida y se explican estas piedras", asegura con satisfacción Juan Antonio Santos, 43 años, médico en Valencia, que afirma "sentir vicio por Salamanca, pero la exposición, que he venido a ver expresamente, añade otra dimensión a quienes periódicamente degustamos de esta ciudad". Marina Cárdenas Martos, 19 años, jiennense, estudiante de segundo de periodismo en Madrid, se refiere al mérito de la visión global que da del Renacimiento, pero aprecia que "lo que realza la exposición es su enclave, el recorrido para visitarla, en definitiva, la Salamanca que vivió fray Luis".

"Hemos tenido la inmensa suerte, y lo vivimos al plantear esto, que el ámbito en que se desenvolvió fray Luis se sigue utilizando ahora, que continúa ahí: su cátedra, la biblioteca, el Fonseca, el Patio de Escuelas... Nos lo daban hecho", explica el catedrático José Manuel Roldán. Roberto Navarro, médico alicantino, señala que la exposición "está muy bien planteada, es algo válido y enriquece, porque aunque yo estudié aquí hace 22 años y lo conocía, esto sigue siendo llamativo y es importante que ahora se acerque más al pueblo y se conozcan estas cosas".

"El auge actual de las exposiciones creo que no es suficiente para atraer gente a ésta de fray Luis", opina el comisario de la propuesta, Pedro Cátedra, quien añade que "el atractivo, el factor externo, es Salamanca y la exposición se ha metido dentro de un montaje general, culturaV. "Creemos que lo que está funcionando es el aprovechamiento conjunto del encuadre renacentista que proporciona los edificios y de las piezas expuestas en las salas", según el vicerrector Alejandro Esteller.

Única en el mundo

Entre los atractivos de Fray Luis, Salamanca y el Renacimiento figura la sala destinada a El hombre y la ciencia, en el Patio de Escuelas. "Teníamos la única bóveda de este tipo en el mundo, y a partir de ahí se monta la exposición", explica el comisario sobre el denominado cielo de Salamanca, un enorme cascaron decorado con los signos del Zodiaco por Fernando Gallego a finales del siglo XV. Su mensaje es el que imperó durante todo el Renacimiento. Por ello, bajo las pinturas centenarias, se sitúan dos de las joyas de la exposición: los libros pre copernicanos, pero car gados de ciencia y sugerentes contenidos a la vista, de Pedro Apiano y Alonso de Santacruz, astrólogos reales. "Hay una especie de narración de lo que es el individuo hasta el cielo", concreta Pedro Cátedra.El sentido de la sala del cielo de Salamanca se ha comprobado que lo captan muchos de los visitantes, que en gran número desconocían el recinto, incluidos los salmantinos.

Crónica de un siglo

El rector de la universidad, Julio Fermoso asegura que son muchos, incluidos los expertos a quienes ha tenido que acompañar por la exposición (desde Javier Pérez de Cuéllar hasta varios ministros y especialistas en el Siglo de Oro) han coincidido en percibir que "el latido, la dimensión apreciable, se encuentra en lo que es una especie de crónica del siglo que le tocó vivir a Luis de León". De éste destaca que "probablemente sea un personaje atractivo para la persona culta, inquieta, aunque no se trate de un experto, porque fue un agustino que tuvo poder, no es verdad que fuera un frailuco apocado, sino un hombre fuerte, al que se le respetaba, y que en el contencioso universitario de entonces representaba a un grupo frente a otros grupos, y vuelve del proceso inquisitorial con el compromiso de no hablar, pero tampoco de agachar la cabeza".La exposición, que ya se ha decidido que se prolongará hasta finales de enero (estaba previsto su cierre el día 6), como consecuencia de la gran afluencia de público -aunque no se abrirá los días 25 próximo y 1 de enero-, está organizada en ocho espacios universitarios, los cuales "son parte primordial de la exposición, integrándose de pleno en la propia historia que se pretende relatar", según los organizadores. Las salas comienzan por el patio de Escuelas Menores, donde se hallan las salas dedicadas a El poder, El hombre y la ciencia y La vida cotidiana. En el edificio histórico de la universidad se hallan los espacios que acogen los materiales sobre Fray Luis, la imprenta y la difusión de las ideas, Las universidades y El saber. En la capilla del Colegio Mayor Fonseca se ha establecido la sala dedicada a La Iglesia. "La exposición empieza con el poder temporal y se cierra con el poder eclesiástico, para completar un ciclo", ha destacado el comisario de la propuesta cultural que reúne 385 piezas, con diseño de Macua y García Ramos.

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