Demasiado tarde para la 'perla del Adriático'
P.E., En Dubrovnik quedan todavía cerca de 50.000 personas, muchas de las cuales no son combatientes. Unas 100 de ellas podrán embarcarse en el hidrofoil que el viernes llevó hacia el sur a la ministra italiana para la Inmigración, Margherita Boniver, al ministro francés de Asuntos Humanitarios, Bernard Kouchner, y al director general de la Unicef, Staphan di Mistura, quienes permanecerán todavía algunos días en Dubrovnik.
Ed Koestal, un holandés que actúa como portavoz de la misión de observadores de la Comunidad Europea (CE), no parece dispuesto a hacer un pronóstico claro sobre el desenlace más probable de este conflicto. "Se negocia siempre", dice, aunque no parece muy convencido, cuando se le pregunta sobre las posibilidades prácticas de que se llegue al despliegue de los cascos azules de las Naciones Unidas.
El equipo de observadores salido de Dubrovnik tiene suficientes pruebas del escaso respeto que los soldados federales demuestran hacia símbolos y siglas como la Cruz Roja o la ONU. "Basta ver lo que está ocurriendo en los hospitales de Dubrovnik y Vukovar", dice uno. También saben que los croatas no cumplen los acuerdos de levantar el cerco a los cuarteles.
La incomprensión del desarrollo de la guerra parece ser creciente entre estos observadores, que no aciertan a explicarse cuál puede ser el sentido militar del ataque federal del viernes contra Split, una agresión aparentemente inútil y de la que fueron testigos los dos ministros comunitarios, que por momentos temieron que su barco fuera alcanzado por los proyectiles federales.
Tampoco se muestran muy comprensivos con la misión simbólica que el hidrofoil de la CE y la Unicef trata de llevar a cabo. "Si Europa quería verdaderamente ayudar a la evacuación de Dubrovnik, tenía que haber actuado rápida y masivamente. Ya es demasiado tarde", comentó uno de ellos.
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