EE UU quiere patentar genes humanos antes de saber para qué sirven
La pretensión del Gobierno de EE UU de patentar cientos de genes humanos antes incluso de que se sepa qué papel desempeñan en el cuerpo ha levantado una fuerte polémica el lunes pasado en una reunión de expertos internacionales que se celebra en Washington sobre el proyecto Genoma Humano. Algunos investigadores temen que este acto desencadene una frenética fiebre del oro científica que deteriore la cooperación entre investigadores.
Desde hace pocos años los científicos patentan genes humanos, y los derechos producen cuantiosos beneficios a las empresas de biotecnología. Algunos de los nuevos medicamentos más lucrativos del mercado, incluidos la hormona de crecimiento humano, fármacos para la anemia y para la prevención de ataques de corazón, se fabrican con genes patentados y generan cientos de millones de dólares en ventas anuales. Los investigadores, hasta ahora, venían solicitando patentes sólo después de haber determinado el papel que juega un gen en el cuerpo y sus potenciales usos comerciales, pero el pasado mes de junio esta práctica cambió drásticamente cuando funcionarios de los institutos nacionales de salud (NHI) pidieron una patente sobre 340 fragmentos de secuencias genéticas, la mayoría de los cuales todavía no se han descifrado, es decir, no se sabe para qué sirven. Y los NHI han anunciado que van a pedir una segunda patente para 1.500 secuencias más.
Aunque los genes son un producto, de la naturaleza, pueden registrarse legalmente si han sido aislados y purificados de forma que no están ya en estado natural. Normalmente las empresas de biotecnología logran patentes sobre un gen aislado, el código relacionado con el mismo y la célula animal o bacteria en que está insertado dicho gen.
Tejido cerebral
No está claro que la oficina de patentes estadounidense conceda la petición presentada en junio, pero los solicitantes sostienen que prentenden sólo "guardarse una opción" al pedir el registro para una investigación sobre tejido cerebral realizada por Craig Ventery, de un instituto afiliado a los NHI, y que están actuando en defensa de los intereses de la industria estadounidense. "Esta medida [la concesión de las patentes ahora solicitadas] supondría un gran desastre para la industria si alguien está trabajando durante años en un gen determinado y resulta que alguien lo ha patentado ya sin saber siquiera para qué sirve", ha comentado James Watson, galardonado con el Premio Nobel junto a Francis Crick por el descubrimiento de la estructura del ADN que forma los genes.
Los científicos también están preocupados por la repercusión que puede tener esta política en sus investigaciones. "Patentar cientos de miles de secuencias sin conocer su función es negativo para la cooperación", ha declarado el japonés Kenichi Matsubara, vicepresidente del proyecto internacional Genoma Humano, cuyo objetivo es descifrar las instrucciones de todos genes de la persona. El programa, que durará 15 o 20 años e implica a decenas de centros de investigación en todo el mundo, supone leer las instrucciones de los más de 100.000 genes responsables de todas las características del cuerpo humano y abrirá la puerta a una revolución en la medicina.
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