El filme español 'Alas de mariposa', del debutante Juanma Bajo Ulloa, gana la Concha de Oro
Polémico fallo del jurado que pretendió complacer a todo el mundo
Alas de mariposa, la arriesgada y sobresaliente película del debutante Juanma Bajo Ulloa, se alzó ayer con la Concha de Oro y 250.000 ecus (unos 32 millones de pesetas), que por vez primera entrega el certamen donostiarra. El Premio de Nuevos Realizadores, dotado con 16 millones de pesetas, recayó en el filme italiano Crack, de Giulio Base. El resto de premios despertó polémica por su deseo de contentar más allá de las virtudes demostradas por la mayoría de los galardonados.
Curiosamente, la única decisión inobjetable del jurado fue la de conceder la Concha de Oro y los 32 millones de pesetas -que tendrán que dedicarse obligatoriamente a la producción de un nuevo filme- al de Bajo Ulloa, que contó con los pronósticos desde el primer día del festival. El jurado estuvo integrado por Paul Leduc (México), Fernando Colomo y Xabier Elorriaga (España), Janusz Morgenstern (Polonia), Karen Shaknazarov (URSS) y Bodo Freundt (Alemania).Tampoco nada hay que decir respecto a las dos consideraciones que el acta del jurado destaca: en positivo, la satisfacción por la inclusión de un gran número de debutantes en la sección oficial. En negativo, la necesidad de obtener "una mayor pluralidad de cinematografias representando otros continentes y países", habida cuenta del número apabullante de películas europeas a competición. Pero aquí terminan los aciertos del jurado, cuya decisión fue definida por una fuente del festival como "contraproducente". Porque premiar, por ejemplo, el filme soviético Nie vozvrazhenets, de Serguéi Shnezhkin con un premio especial por abordar "aspectos de la realidad que nos conciernen a todos", es dejarse llevar por factores de índole ajena a sus valores cinematográficos.
En lo que se refiere a la Concha de Plata a las mejores interpretaciones masculina y femenina, la primera recayó en el finlandés Silu Seppálá por un trabajo insulso e inexpresivo en Zombie y el tren fantasma, de Mika Kaurismäki. Donde sí tenía el jurado para elegir era en el apartado de actrices, en el cual, de Faye Dunaway a Silvia Munt -ésta por partida doble-, abundan los trabajos sensibles, matizados y convicentes. En una decisión que sólo cabe definir como disparatada, premió al equipo de cuatro actrices del filme australiano Waiting, de Jackie McKimmie. Ninguna de ellas justificaba con su trabajo ni siquiera una mención.
La Concha de Plata al mejor director, concedida a Bruce McDonald por Highway 61, premia al cine norteamericano pero, incomprensiblemente, deja fuera al buen oficio del danés Stellan Olsson, cuyo filme El gran día de baño, ha sido el gran derrotado en esta 39 edición.
El resto de los premios, concedidos cada uno de ellos por jurados específicos, se repartió en secciones poco o nada publicitadas, como el caso de Zabaltegi (Zona Abierta) o la de Documentales de Creación. El premio al mejor debutante recayó en Glulio Basew por Crack, filme ambientado en el mundo del boxeo. El premio consiste, según acta del jurado, en la financiación por parte del estudio soviético Kurier "del 50% del presupuesto de un futuro proyecto de dicho director". No obstante, los términos del premio aparecen confusos: según el jurado, "serán objeto de un reglamento específico"; según el catálogo del festival, consisten en 100. 000 ecus (13 millones de pesetas).
El jurado de Documentales, patrocinado por Canal +, y conun premio de 6,5 millones, concedió esta cantidad ex aequo a la soviética Once upon a time there were seven Simonovs, de Herz Frank y a la danesa Itá a blue world, de Toben Skjodt Jensen. La federación internacional de la crítica cinematográfica, premió al filme suizo-estadounidense I was on Mars, de Dani Levy.
Babelia
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