Sumana Sacko: "La honestidad es una pesada carga"
El primer ministro de Mali, Sumana Sacko, tiene fama de intransigente con la corrupción. Con una mueca que quiere ser sonrisa acepta que en todo el país se le llame Zorro. Este hombre joven y sin partido político impone respeto con la mirada de sus raros ojos claros. Fue ministro de Finanzas durante seis meses en 1987 y en ese lapso se ganó su enorme prestigio porque consiguió lo nunca visto: el pago puntual del sueldo a todos los funcionarios.Pero, esta rara avis en el cielo africano estorbaba los negocios del poder y cayó víctima de su exceso de celo al interceptar una maleta repleta de oro, embarcada ilegalmente en un avión de Sabena por Mariam Traoré, la esposa del ex dictador. Cuando tras el golpe de Estado regresó a Bamako para formar gobierno sólo hizo una lacónica promesa: "Actuaré con rigor".Esa honestidad que le confiere el pueblo "es una pesada carga", dice. "Puede desbordarme porque sólo soy un hombre. No quiero que esta admiración se traduzca en una actitud de brazos caídos y se diga que Sumana lo resolverá todo".El flamante jefe del Gobierno provisional conoce los lazos históricos que han relacionado a su país, con España. "La batalla de Tondibí en 1591 significó la derrota del imperio songhai a manos de un ejército de andaluces y marroquíes, conducidos por Pachá Xoder, al servicio del sultán saadi de Marraquech", señala. "Del mestizaje de aquellos hispano-marroquíes con los songhai surgieron los arma, que conservan todavía algunas palabras castellanas. Sumana Sacko larienta que en el presente no haya intercambios entre ambos países. La lengua española está muy solicitada por nuestros estudiantes debido, a la importancia de la civiliz,acilón hispana y, a nivel político, todos hemos apreciado la transición de la dictadura de Franco a una democracia plena. Sería importante para Malí ampliar las relaciones con España, pues es uno de los países más importantes de la CE".Cautela y entusiasmo
Sumana Sacko se muestra cauto entusiasta a la vez con la actitud de los militares golpistas. Cauto porque "tras 22 años de dictadura con un militar a la cabeza es inevitable un ambiente enrarecido hacia los uniformes. Los oficiales se han esforzado en tranquilizar a la opinión pública insistiendo en acortar a la mitad el plazo de 18 meses propuesto por las fuerzas civiles para la transición, lo cual me sigue pareciendo un tiempo demasiado justo". Sin embargo, está convencido de que "esta vez las Fuerzas Armadas sí se retirarán para siempre de la política activa, porque, objetivamente, no hay ya otro camino que el de la democracia".
La delicada misión de este Gobierno de transición es garantizar que este retorno no sea traurnático, pues "no hay nada peor para una joven democracia que un ejército frustrado".
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