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Los conservadores acusan a Gorbachov de fiarse excesivamente de Occidente

Un alto funcionario del Comité de Seguridad del Estado (KGB) afirmó ayer que se podía repetir la situación que se dio en 1941, en vísperas del ataque de Hitler a la URSS, cuando el contraespionaje informaba a Stalin de los planes agresivos de Alemania y éste no lo podía creer, tomando dichos informes como simples provocaciones. "Los norteamericanos están de acuerdo en pagar en la URSS por todo lo que está prohibido en EE UU", dijo Nikolái Leónov, jefe del departamento analítico del KGB, refiriéndose al apoyo que reciben los partidos considerados como separatistas por los conservadores.

Leónov lanzó su virulento ataque contra Occidente, digno de los mejores tiempos de la guerra fría, desde la tribuna del congreso del grupo parlamentario conservador Soyuz, que ayer terminó sus labores en Moscú. "La mayoría de mis colegas están dispuestos a marchar bajo vuestros estandartes", declaró Leónov a los soyuzistas. El alto oficial, que ha trabajado durante años en el contraespionaje, no sólo acusó a los países occidentales de querer desintegrar la URSS, sino que incluso insinuó que podían lanzar un ataque contra ella, al advertir que se podía volver a dar la situación anterior a junio de 1941.Soyuz aprobó una resolución que pide la instauración del estado de excepción en el territorio de todo el país para superar la actual crisis y la convocatoria a un Congreso de Diputados Populares de la URSS, el superparlamento soviético, para escuchar un informe del presidente Mijaíl Gorbachov y "evaluar" su gestión. De acuerdo con la ley, para convocar un congreso extraordinario se necesitan las firmas de una quinta parte de los diputados, es decir, de 450. En Soyuz hay suficientes diputados para reunirlas, pero no todos están de acuerdo con la idea de convocar una reunión que pueda defenestrar a Gorbachov. Para conseguir el cese del presidente la ley exige que el voto de censura sea apoyado por dos tercios del superparlamento (2.250 diputados).

En la misma céntrica calle moscovita de Kalinin donde se hallaba reunido Soyuz, en el edificio de al lado, ayer se inauguró la conferencia de los grupos de diputados demócratas en los parlamentos republicanos. Según VIadímir Lisenko, uno de los organizadores, ya que el Parlamento de la URSS no cuenta con la confianza del pueblo, "ha llegado la hora de establecer entre las repúblicas soberanas una colaboración mediante lazos horizontales directos entre los parlamentos respectivos". Los diputados demócratas discutirán, entre otras cosas, las propuestas para realizar una mesa redonda con la participación de todas las fuerzas políticas y una declaración en apoyo al movimiento huelguístico.

Mientras tanto, la huelga del carbón continúa tanto en Rusia como en Ucrania. A pesar de que en esta última república teóricamente se había llegado a un acuerdo entre el Gobierno y representantes mineros, ayer expiraba el plazo para aceptarlo sin que hubiera señales de una reanudación del trabajo. Además, hoy comienza en Kiev la huelga decretada por los estudiantes en la que piden un aumento de sus becas y apoyan las reivindicaciones políticas de los mineros, entre las que figura el cese de Gorbachov. En octubre del año pasado, los estudiantes de Kiev hicieron caer al entonces primer ministro de Ucrania, Vital¡ Masol.

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