Yasir Arafat mantiene firme su fiderazgo en la OLP, pese a su apoyo a Irak
El liderazgo palestino, y más en concreto la figura de Yasir Arafat, presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), ha sido cuestionado, a raíz de la guerra del Golfo, tanto en medios periodísticos como diplomáticos. El director del diario Al Hayat, Yihad al Jasen, se mostraba, sin embargo, convencido en un reciente editorial de que Arafat es el único presidente árabe que obtendría el respaldo mayoritario de su pueblo en unas eventuales elecciones democráticas. Tal vez por ello, el incombustible dirigente va a superar la crisis abierta por su apoyo a Irak.
"Nadie tiene capacidad para cambiar la dirección de la Organización para la Liberación de Palestina", ha advertido incluso el presidente egipcio, Mohamed Llosni Mubarak, a pesar de estar molesto con Arafat por su actitud ante el conflicto. El enfado llega hasta el punto de que el rais se ha negado a recibir al líder palestino y ha permitido que se filtre ese rechazo."Tenemos buenas relaciones con Egipto y Arabia Saudí", le invocaron los palestinos por boca de Yasir Abed Rabo, pero Mubarak ha hecho oídos sordos y ha respaldado la postura norteamericana de que "éste no es el momento para la celebración de una conferencia internacional de paz". ¿Cambio de posiciones o simple castigo? Más bien, al parecer, lo segundo. A la vez que golpeaba a la OLP con la dureza de su postura, Mubarak subrayaba que el problema palestino es asunto de "todos los árabes", y eso está por encima de cuestiones personales.
El propio Arafat ha admitido que la OLP está atravesando un momento crítico y que su apoyo a Irak le ha costado los 100 millones de dólares (10.000 millones de pesetas) anuales que recibía de los Estados del Golfo. Sin embargo, el líder palestino ha desmentido que su actitud le haya granjeado un amplio resentimiento dentro y fuera (le la OLP, como han dicho analistas políticos. En última instancia, asegura, su puesto está ahí y los mismos que le eligieron pueden revocarle el mandato.
Sin recambio
No parece, sin embargo, que exista recambio. Jaled al Flasan -miembro fundador, con Arafat, de Al Fatah, pero que discrepó de forma abierta con su actitud ante la crisis- ha asegurado que entre los 15 miembros del comité ejecutivo de la OLP no se pone en cuestión la figura del líder. Sólo un nuevo Consejo Nacional Palestino (CNP, Parlamento en el exilio) tiene capacidad para renovar la dirección, y, según fuentes palestinas, no hay intención de convocar esa instancia por ahora. La dimisión de Arafat también está fuera de la cuestión. "Eso permitiría a Estados Unidos presionar sobre las generaciones más jóvenes para que hicieran concesiones esenciales respecto a sus derechos nacionales", ha declarado el dirigente. Tal vez por esa razón y porque saben del respaldo popular con que cuenta Arafat, los responsables de la política exterior de Estados Unidos deban jugar con la baza del tiempo.
Tras la contundente actuación de la Administración de George Bush contra Irak, negar los derechos de los palestinos sobre los territorios ocupados hubiera sido la confirmación del doble rasero del que se le acusa. Después de la guerra del Golfo, Washington tenía que reconocer la necesidad de solucionar los problemas de Oriente Próximo y el palestino se encuentra a la cabeza de ellos. Después de descartar la aparición de un nuevo liderazgo más maleable, sólo quedaba aplazar el momento de enfrentarse a ello. De ahí las acusaciones lanzadas desde los sectores árabes más críticos de que EE UU intenta separar el conflicto árabe-Israelí de la causa palestina. La sospecha se ha extendido durante la reciente gira del secretario de Estado norteamericano por la región.
De acuerdo con el diario Al Shaab, EE UU habría pedido a los países del Golfo que reconozcan a Israel para. acabar con el papel de la OLP. Sin ir tan lejos, Baker ha hablado de crear "medidas de confianza" de los árabes hacia Israel, para favorecer la actitud de éste hacia la cuestión palestina. Por otro lado, una de las peticiones del emisario de la Casa Blanca a sus interlocutores árabes ha sido que levanten el embargo comercial a Tel Aviv.
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