_
_
_
_

1.001 detenidos para contentar a Trump

Sheinbaum convierte los esfuerzos del Gobierno en seguridad, en Sinaloa y la frontera, en la principal baza de su administración frente a las amenazas del presidente de EE UU

operativo seguridad gobierno mexico
Ricardo Trevilla Trejo y Omar García Harfuch, en un operativo en los municipios de Culiacán y Cosalá, en Sinaloa, el 14 de febrero de 2025.@OHarfuch
Pablo Ferri

Ocurrió el día del amor y la amistad, 14 de febrero. Omar García Harfuch, zar de seguridad del Gobierno de Claudia Sheinbaum en México, publicó un mensaje en su cuenta de X algo distinto de los que suele colgar. No tanto por el texto, un párrafo sobre varios operativos antidroga en Sinaloa, sino por las fotos, concretamente por una de las tres. En la imagen, Harfuch aparece rodeado de soldados y agentes de la Guardia Nacional, mientras reciben una arenga del general secretario de la Defensa, Ricardo Trevilla. Harfuch es el único sin uniforme. Las manos a la espalda y la vista al frente, una sonrisa se le adivina en el rostro, como si supiera algo que los demás no.

La confianza que destila el funcionario en la foto parece resumir la estrategia del Gobierno mexicano en la actual fase de relaciones con Estados Unidos, tan estresante desde la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca. México necesita resultados en materia de seguridad, igual que hace seis años los necesitaba en migración, dos temas que varían en interés e importancia a ojos del republicano. El miedo al fentanilo protagoniza ahora mismo la batalla por el relato al norte del río Bravo. En el sur, Harfuch, coordinador de la estrategia de seguridad, vocero en la materia, saca pecho con decenas de arrestos cada día, decomisos espectaculares de droga y armas.

Las nubes arancelarias anuncian tormentas en Norteamérica. A principios de marzo vence la moratoria que ha evitado, de momento, el encarecimiento de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos. Trump ha prometido hasta el hartazgo que gravará un 25% la entrada de productos del país vecino, si Sheinbaum no se toma en serio el combate al trasiego de fentanilo y el flujo de migrantes. Ensayada mil veces durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), la contención de los flujos migratorios parece desinflarse como problema. No ocurre así con el tráfico del narcótico, entendido desde el norte como ejemplo de todo lo que funciona mal en México.

Conscientes de las obsesiones estadounidenses, Harfuch y su pulpo securitario –Ejército, Armada, Guardia Nacional, Centro Nacional de Inteligencia, etcétera– han dado sus principales golpes en Sinaloa y la frontera norte, espacios que protagonizan las iras de Trump. Son más de 650 detenidos en Sinaloa desde octubre, entre ellos personajes importantes de las facciones con más tradición del cartel, caso del Chavo Félix, yerno de Ismael El Mayo Zambada, o uno de los últimos, Kevin Alonso Gil, responsable de la seguridad de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, que ha ameritado incluso la felicitación de la embajada de EE UU.

Jose Ángel "N" es detenido por elementos del ejército mexicano, en Culiacán.
Jose Ángel "N" es detenido por elementos del ejército mexicano, en Culiacán.SEDENA

En la frontera norte, la situación es parecida. Si bien Harfuch no se ha tomado allí fotos con los soldados, ni ha instalado su oficina de campaña, como ha hecho en Sinaloa, el equipo de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana informa casi cada día de la evolución de los operativos. Este mismo viernes, la dependencia actualizaba los resultados del despliegue fronterizo, iniciado el 5 de febrero, como parte del acuerdo con EE UU, para suspender los aranceles hasta marzo. Es difícil encontrarle una pega a los números. En dos semanas y media, las autoridades cuentan “622 detenidos y el aseguramiento de 616 armas de fuego, 73.274 cartuchos, 2.578 cargadores, 955 kilos de marihuana, 454 de cocaína, 10.280 de metanfetamina, 11 de heroína, 55 de fentanilo”…

La duda apunta ahora al futuro, si los esfuerzos de México y la cuidadosa puesta en escena de los resultados serán suficientes para Trump. Harfuch y su equipo le bombardean con argumentos. En la frontera norte, las autoridades detuvieron hace unas semanas a Ricardo Sauceda, alias Ricky, supuesto segundo al mando del Cartel del Noreste, escisión de Los Zetas, que integra la lista de grupos criminales que el Gobierno de EE UU ha designado como organizaciones terroristas. En diciembre, en un operativo liderado por la Armada en Sinaloa, los agentes aseguraron más de una tonelada de fentanilo, decomiso histórico por la cantidad.

Fuera de radar quedan las implicaciones en México de los operativos de estos meses, en qué se traduce sobre el terreno tanta detención y tanto decomiso. Históricamente, el descabezamiento de organizaciones criminales y la incautación aquí y allá de alijos de droga no se han traducido en niveles de paz mayores. Cuando el Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) lanzó a policías y militares contra Los Zetas, por ejemplo, acabando con ellos, la vida en los espacios que el grupo criminal había ocupado no acabó de mejorar. Quizá en algunos sí, pero la situación en zonas de Michoacán o Tamaulipas, regiones donde camparon a sus anchas, sigue siendo crítica.

Los Chapitos
Un solado en un operativo en Culiacán, el 19 de febrero de 2025. José Betanzos Zárate

La urgencia de Trump impone rapidez al vecino del sur. Sheinbaum y Morena señalan que la atención a las causas de la violencia es vital en su estrategia para contener la inseguridad. De momento, su gabinete informa de la otra parte, los resultados del choque frontal contra el crimen, agua para contener el fuego republicano. Pero nada sabe la sociedad, de momento, de qué diagnósticos se han hecho respecto a las causas, qué planes se están elaborando para eliminarlas, más allá de los mastodónticos proyectos de López Obrador, Sembrando Vida o Jóvenes Construyendo Futuro. A juzgar por la cantidad de muertos que dejó el sexenio pasado, sus iniciativas resultaron insuficientes.



Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_