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"Una tragedia desgarradora"

Tres fueron las prácticas habituales de los organismos de seguridad del régimen militar para dar muerte a la mayor parte de las víctimas. "Chile vivió una tragedia desgarradora", sostiene la Comisión. Un grupo de los desaparecidos fue ejecutado con metralleta o arma corta con silenciador, cerca de los centros de detención. Hay testimonios de burlas y malos tratos contra las víctimas hasta sus últimos momentos de vida.Algunos de los detenidos fueron arrojados desde helicópteros a las aguas, con sus vientres abiertos por armas blancas, mientras estaban bajo el efecto de sedantes, y otros murieron durante las sesiones de tortura. Los cadáveres "fueron por lo general enterrados clandestinamente, arrojados al mar o algún río".

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La Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), encabezada por el general Manuel Contreras, cuyo nombre, al igual que el de todos los represores, es omitido por el informe, es el organismo responsable del mayor número de desapariciones. La Dina quiso "matar y ocultar para destruir a un enemigo que había que exterminar", dice la Comisión.

Los organismos de seguridad hicieron desaparecer a aquellos militantes de izquierda que, por su experiencia, entrenamiento o coraje flisico "son considerados peligrosos hasta el punto de ser irredimibles". Además de intimidar a los militantes, esta forma represiva permitió que los agentes del Estado eludieran su responsabilidad e incluso la incomprensión "entre miembros de las propias Fuerzas Armadas si, en lugar de detener y matar en secreto, se hubiera reconocido directamente la detención y ejecución posterior de tantas personas".

La Comisión enumera los métodos de tortura usuales empleados por los agentes del Estado: aplicación de electricidad, ahorcamientos, inmersión en agua hasta la asfixia, violación de la víctima, heridas a bala, rotura de las piernas con vehículos que pasaban por encima. Un método extremo eran las quemaduras del cuerpo con líquidos hirvientes y el uso de animales contra los detenidos.

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