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Andrés Aylwin

El paladín de la libertad de los presos políticos chilenos

Un hermano menor del presidente Patricio Aylwin, el diputado democristiano Andrés Aylwin, se ha transformado en el paladín del Parlamento en la lucha por la libertad de los presos políticos. Las leyes heredadas del régimen de Pinochet, las trabas puestas por la derecha y la separación que el Gobierno democrático hizo entre presos por delitos de sangre y de conciencia han dilatado la libertad de casi la mitad de los presos políticos."Produce indignación, y ya está provocando violencia, que en Chile haya 250 presos políticos, mientras que no hay nadie preso por violaciones a los derechos humanos", ha afirmado a EL PAÍS Andrés Aylwin, quien en los comicios de 1989 obtuvo la primera mayoría nacional en porcentaje, resultando electo diputado por cuarta vez.

Si la preocupación por los problemas de los derechos humanos sirviera para clasificar a la gente entre derecha, centro e izquierda, "indudablemente, dentro de la Cámara de Diputados yo sería la extrema izquierda", dice Aylwin. En 1973, con el comienzo de la dictadura, reorientó su profesión de abogado hacia la defensa de las víctimas. En 1978 el régimen militar lo confinó en un lejano pueblo del altiplano.

El diputado expone una andanada de argumentos según los cuales los presos políticos deben salir en libertad: llevan mucho tiempo presos, algunos tienen hasta 11 años en la cárcel; todos fueron torturados mientras estuvieron detenidos y la rebaja de sus penas es una forma de reparación; actuaron en un contexto de represión, y muchos son parientes de desaparecidos o fusilados por el régimen militar.

Para Andrés Aylwin, es paradójico que hasta ahora los ex agentes de seguridad sean procesados por delitos de corrupción y no por crímenes. "Me recuerda lo que sucedió con Al Capone, que no fue sorprendido por sus crímenes de sangre, sino por evasiones tributarías".

Según él, no se podrá indultar o amnistiar al grupo de presos políticos que han declarado que seguirán en la lucha armada. "O abandonan las armas o tendrán que acogerse al extrañamiento". Los Gobiernos de Alemania, Austria, Francia y de los países nórdicos han ofrecido recibir a quienes elijan este último camino.

Tres figuras del Quijote de la Mancha adornan la sala de estar de su casa. Tiene más en su oficina, todas regaladas por los amigos, debido a su parecido físico con la imagen del personaje creado por Cervantes. Aylwin, de 65 años, mide 1,82 metros y tiene un tono de voz de púlpito, como su hermano Patricio.

Otros parlamentarios, democristianos y de izquierda, consideran a Andrés Aylwin un idealista, por asumir la causa de los encarcelados por la dictadura. Él les reprocha que si le acompanaran en esta lucha "tendríamos muchas más posibilidades de éxito".

El diputado Aylwin tiene comunicación directa con su hermano presidente. "Pero los únicos problemas que reiteradamente le planteo son los de los derechos humanos y de los presos políticos".

Conflia en la negociación con la derecha para lograr la libertad de los presos políticos, "sin ningún tipo de condicionamiento que dé impunidad a los violadores de los derechos humanos". La más reciente fórmula que se baraja es una reforma constitucional para permitir al presidente Aylwin indultar o amnistiar a los detenidos por causas políticas.

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