Bush envía "considerables refuerzos" al Golfo
Estados Unidos comenzó ayer a reforzar su despliegue militar en el golfo Pérsico con cantidades sustanciales de tropas adicionales, dispuestas a emprender una acción ofensiva contra Irak si las sanciones económicas internacionales no bastan para forzar una retirada iraquí de Kuwait, que ocupa desde el 2 de agosto pasado. Tanto el presidente George Bush como su secretario de Defensa, Dick Cheney, que hicieron el anuncio desde la Casa Blanca, no revelaron el número exacto de tropas que serán enviadas a la zona, aunque Cheney manifestó que el Pentágono no establecería "techos" al despliegue militar.
"He cursado las órdenes oportunas al secretario de Defensa para que incremente el total de tropas comprometidas en la Operación Escudo del Desierto, con el fin de asegurar que la coalición [internacional formada contra Irak] pueda emprender la adecuada opción ofensiva militar en el caso de que ésta sea necesaria para alcanzar los objetivos comunes", manifestó Bush.La referencia específica de Bush a una acción ofensiva significa un cambio radical de la estrategia militar norteamericana, basada hasta ahora en lo que se definía exclusivamente como despliegue defensivo de sus tropas para repeler una eventual agresión iraquí contra Arabia Saudí u otros países del Golfo.
El presidente norteamericano anunció la posibilidad de que los países que participan en la coalición occidental y árabe contra Irak aumenten también el número de efectivos en la zona. Asimismo, Bush anunció su intención de buscar "las acciones apropiadas en Naciones Unidas para conseguir esos objetivos comunes".
Por su parte, el secretario de Defensa, Dick Cheney, dejó muy claro en su intervención que los nuevos refuerzos, que empezaron a salir ayer, no reemplazarán a los efectivos desplegados en el Golfo. "Se trata de tropas adicionales [a los 230.000 hombres ya desplegados en la zona]", subrayó el secretario de Defensa.
De acuerdo con la norma del Pentágono de no revelar el número de efectivos en camino hacia la zona hasta que no termine su despliegue sobre el terreno, Cheney se limitó a decir que las tropas enviadas constituirían "un incremento considerable en fuerzas de tierra, mar y aire".
Los medios de comunicación norteamericanos informaron ayer que la intención del Pentágono era enviar un total de 100.000 nuevas tropas procedentes del territorio metropolitano de Estados Unidos y de Alemania, incluidas dos nuevas divisiones acorazadas provistas de los más modernos tanques del arsenal militar estadounidense, los M-IAL
En una rueda de prensa posterior celebrada en el Pentágono, Cheney y el jefe del Estado Mayor conjunto, general Colin Powell, revelaron que entre las unidades dispuestas a partir con destino a Arabia Saudí se encontraban la famosa Primera División de Infantería Mecanizada, con base en Raleigh (Kansas), así como otros tres portaaviones con sus correspondientes grupos navales de apoyo -en la actualidad, Estados Unidos tiene cuatro portaaviones en la zona del Golfo- y unidades aéreas adicionales. Fuentes del Pentágono informaron que las nuevas tropas no estarían desplegadas hasta dentro de seis u ocho semanas.
Aunque el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, negó ayer que Estados Unidos estuviera preparando un borrador de resolución para solicitar la necesaria autorización del Consejo de Seguridad para utilizar la fuerza si Irak no se retira de Kuwait, todos los diplomáticos acreditados ante la organización internacional están convencidos de que Washington dará este paso en breve, aprovechando que su embajador, Thomas Pickering, ocupa este mes la presidencia rotativa del alto organismo.
En su comparecencia ante los periodistas, Bush reveló un dato importante sobre el eventual apoyo soviético a una acción bélica norteamericana. El presidente dijo que acababa de hablar por teléfono con su secretario de Estado, James Baker, que se encuentra en Moscú, y que éste le había comunicado que los soviéticos estaban "en nuestra misma longitud de onda".
Bush manifestó que todavía tenía la esperanza de encontrar una solución pacífica al conflicto, pero que para eso Sadam Husein tendría que cumplir las resoluciones de las Naciones Unidas. "Creo que Sadam Husein debe cumplir sin condiciones las resoluciones de la ONU. Si este movimiento de fuerzas sirve para convencerle, mucho mejor", manifestó el presidente.
Por su parte, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, manifestó en una entrevista a The New York Times que se debía dar un plazo de "otros dos o tres meses" a las sanciones económicas, aunque advirtió que si, agotado ese plazo, Irak seguía ocupando Kuwait, la guerra sería "inevitable".
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