Intenso tiroteo entre una patrulla israelí y un grupo árabe en Cisjordania
Una patrulla militar israelí y cinco árabes que se infiltraron con armas en Cisjordania sostuvieron ayer un intenso tiroteo en la localidad ocupada de Dawn At al Ouja, en el que murieron un soldado y uno de los infiltrados. Portavoces militares afirmaron que un palestino y cuatro policías jordanos de paisano integraban el grupo, cuya misión era vengar hoy la matanza de 18 palestinos ocurrida hace un mes en la explanada de las mezquitas de Al Aqsa y Omar. En Jenin, un guardia de prisiones judío fue asesinado.
La violencia y el odio ultranacionalistas se abren paso en Israel y en los territorios árabes ocupados con nuevas revueltas contra el Ejército y una huelga general para recordar los cruentos sucesos del 8 de octubre en el tercer lugar santo del islam. Otro palestino intentaba, por su parte, apuñalar a un soldado mientras los seguidores del asesinado rabino Meir Kahane proseguían un sañudo rastreo de árabes y amenazaban con interrumpir a estacazos la oración musulmana.El ataque contra el soldado israelí tuvo lugar cuando examinaba el carné de identidad de un residente en la localidad de Rafah, en Gaza, que sorprendió al militar con varias puñaladas detenidas por el chaleco contra armas blancas que protege a una gran parte de las fuerzas de seguridad. Un compañero de control disparó inmediatamente contra el asaltante, hiriéndole levemente. El guardia de la prisión de Jenin, población de 25.000 habitantes bajo toque de queda, murió en el vestíbulo del establecimiento penitenciario cosido a puñaladas por un palestino de visita.
Fuego cruzado
La denunciada infiltración del grupo jordano -cuyos miembros han sido detenidos, y uno de ellos ha resultado herido en la refriega- se neutralizó, según la información suministrada por el Ejército, a 30 kilómetros al noreste de Jerusalén tras un breve pero intenso fuego cruzado en una arboleda en el que murió el militar israelí al mando del pelotón de patrulla. El comandante Isaac Mordechai aseguró que los policías jordanos declararon haber actuado movidos por sus creencias religiosas. El palestino, según el portavoz del Ejército, milita en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). El grupo portaba cuatro pistolas, seis cuchillos y el Corán.
La policía, por otra parte, ha desplegado sus efectivos para evitar disturbios en la ciudadela histórica de Jerusalén ante el temor de que a la plegaria de hoy sigan enfrentamientos civiles. El encono antiárabe de los seguidores de Kahane, embrutecidos por el asesinato de su inspirador, había quedado expuesto, a últimas horas de la noche del miércoles, en una ilustrativa secuencia desarrollada en la estación del barrio de Kiryat de la ciudad santa después de los funerales.
En las inmediaciones de la terminal, uno de los más activos integrantes de una partida de vengadores en retirada, triunfante y como quien cobra una perdiz, había alertado: "¡Atrapé a un árabe!". La presa, tendida en el suelo y sangrando con profusión, era protegida por dos soldados y un colono armado para evitar su linchamiento. Poco antes de que una ambulancia, a duras penas, rescatase al árabe herido, desde la turba al acecho una voz reclamó la autoría de la hazaña: "Vi que subía a un autobús y entonces sospeché. Cogí una piedra, pero él gritó: 'Soy judío, soy judío'. Pedí que me enseñara el carné de identidad y vi que se llamaba Abu Nadal, como el terrorista Abu Nidal. Le aplasté la piedra contra la cabeza".
Un judío que regresaba a su domicilio en otro autobús fue rodeado por los deudos ideológicos de Kahane y un policía solicitó la documentación del pasajero. Entre sonriente y aliviado, el agente se volvió hacia la pandilla y dijo: "Miren, miren, es judío". No faltó la agria reconvención de uno de los justicieros: "Mejor que se afeite el bigote, parece árabe".
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