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Tribuna
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Conejillos de Indias

El gran experimento comIenza hoy. Nunca un Estado tan desarrollado y poderoso como la República Federal de Alemanía (RFA) se había unido a uno tan podrido económicamente corño la República Democrática Alemana (RDA). En siete meses, la decisión gubernamental en Bonn y popular en Alemania Oriental han llevado desde la división amurallada a la unión monetaria y prácticamente social. La unión política llegará en cuestión de meses. La RDA queda hoy despojada de su soberanía.Los conejillos de Indias en este gran experimento son los ciudadanos alemanes orientales. De su malvivir protegido bajo el tutelaje del Estado comunista son lanzados al más duro capitalismo sin saber bien lo que éste es. La inmensa mayoría está convencida de que en cuatro años vivirán tan bien como sus compatriotas occidentales. Otros piensan que entran en una época de grandes incertidumbres y peligros.

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Cuarenta años después de ser lanzados al experimento de forjar una sociedad perfecta y un hombre nuevo, los alemanes orientales tienen que reconvertir al nuevo hombre para crear una sociedad imperfecta pero al menos viable. El padrinazgo y la financiación por parte de la RFA y la Comunidad Europea harán más rápido el proceso de cambios que en el resto de países del Este.

Esto quizá garantice el éxito pero agravará los sufrimientos de la población más necesitada durante la transición. "No tenemos nada que envidiarles", decía, el jueves pasado, el diario Noviny Lidove de Checoslovaquia, el otro Estado ex socialista con grandes oportunidades de recuperarse pronto de 40 años de gestión catastrófica, previendo que la aventura a que se han lanzado los alemanes orientales va a tener un alto precio. El entusiasmo de una población embriagada en sus necesidades de consumo y la precipitación interesada del Gobierno de Helmut Kohl pueden tener amargas consecuencias para muchos.

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