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Arroz para todos los filipinos

El cooperativismo de Pampanga consigue multiplicar sus cosechas

Filipinas, a pesar del prestigio de su Instituto de Investigación sobre el Arroz, en Los Baños, en la isla de Luzón, no ha alcanzado aún la autosuficiencia en este producto básico para la dieta de sus habitantes. Incentivar a la población rural, mejorar sus condiciones de vida, es una prioridad para el Gobierno de Corazón Aquino.

Ante la grave situación financiera del país, los campesinos deben también ayudarse a sí mismos. A comienzos de los años setenta la región de Pampanga, situada al oeste de la plana central de Luzón, a 80 kilómetros de Manila, estaba muy infiltrada por la guerrilla comunista. La pobreza asolaba una zona de renteros cultivadores de arroz. Durante la época constitucional del presidente Marcos tuvo lugar una reforma agraria limitada que dio la tierra a los campesinos de la zona.Faltos de apoyo técnico y desorganizados, muchos de los nuevos propietarios nunca pagaron la amortización de la tierra o la abandonaron tras los primeros fracasos. Una catastrófica inundación en 1972 vino a rematar la situación. Fue en ese momento cuando se inició Ugnayan, federación de pequeños campesinos propietarios de dos a tres hectáreas de secano.

Impulsados por la filosofía de "ayúdate y te ayudaré", el grupo consolidó su existencia, creó un sistema de regadío con el agua del caudaloso río Pampanga, construyó un silo para almacenar el grano y creó diversos servicios y cursillos de formación tendentes a fomentar una autosuficiencia económica, algo imposible hasta entonces.

A los casi 20 años de existencia, Ugnayan tiene varios miles de miembros que han logrado multiplicar por 10 su producción de arroz, y recibe peticiones de diversos grupos campesinos deseosos de seguir su método, basado en la independencia respecto a los partidos políticos y en el esfuerzo propio. En la zona la paz se ha consolidado. La presidenta Aquino repite con frecuencia que "los campesinos de San Simón muestran el camino de un desarrollo por la vía de la responsabilidad y de la no violencia".

Sin intermediarios

Barrio San Luis, localidad cercana a San Simón, donde se organizó recientemente una nueva federación de Ugnayan, estaba de fiesta el 2 de marzo pasado. Los campesinos inauguraban el silo que les permitiría librarse de los intermediarios y vender su cosecha de arroz a buen precio. Después de la misa y de la bendición de la nave se inició el acto oficial. Junto a los líderes campesinos y a los funcionarios locales se sentaba Cielo Macapagal, vicegobernadora de Pampanga e hija del presidente que precediera a Ferdinand Marcos, Diosdado Macapagal.

El presidente de Ugnayan resaltó el esfuerzo de los miembros de la asociación local, que habían aportado el 75% del coste del silo, completado con una subvención de la provincia. Tras otras intervenciones tomó la palabra la vicegobernadora.

Mi padre era hijo de un campesino. Hoy, el 70% de los filipinos lo son, y hay que dar prioridad a su situación potenciando la reforma agraria. El Gobierno de Corazón Aquino está muy limitado en sus finanzas por el peso de la deuda externa. Por eso vuestro esfuerzo de autopromoción muestra el camino para sacar a Filipinas de la crisis".

Golpes y guerrillas, deudas y corruptelas, ratas y sequías y, una reforma agraria en buena parte por realizar dejan en suspenso algunos de los sueños de los campesinos de Pampanga y de toda Filipinas.

¿Hasta dónde ha llegado e éxito de Ugnayan? El presidente de la federación campesina responde después de un dilatado momento de reflexión: "Hemos aprendido a ayudarnos solidariamente y a compartir con los que no tienen campos propios. Nuestros hijos pueden estudiar y llegar a la universidad. No nos falta nada de lo elemental"

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