El temor a consumir carne de 'vacas locas' se extiende a más paises de la CE
Los ministros de Agricultura de la CE celebrarán el miércoles una reunión para debatir el problema de las vacas locas británicas, después de que la RFA, Portugal y Luxemburgo se sumasen a la decisión de Francia de prohibir la entrada de carne de vacuno procedente del Reino Unido. La Comisión Europea ha lanzado un ultimátum para se que reanuden las importaciones a partir del lunes, pero la solución al conflicto no se conocerá hasta dos días más tarde.
"La convocatoria de la reunión por iniciativa encubierta de los británicos se va a volver contra ellos", comentó un diplomático. La encefalitis espongiforme bovina (BSE), una enfermedad de incubación lenta, origen desconocido y necesariamente mortal, se ha cobrado ya la vida de 13.000 reses en el Reino Unido y ha provocado el sacrificio de otras 40.000. El temor entre los consumidores es ya imparable y el Gobierno belga ha recomendado que no se consuma carne de vacuno británica.El pasado mes de febrero la CE puso en vigor un reglamento que autorizaba la exportación y venta de terneros vivos de menos de seis meses, destinados al consumo pero no a la reproducción o al engorde.
El resto de las piezas de carne deben estar desprovistas de los paquetes nerviosos y linfáticos para evitar una eventual contaminación. No existen métodos industriales capaces de eliminar de los filetes las terminaciones nerviosas.
El comisario de Agricultura, Ray Mac Sharry, al igual que los expertos veterinarios de la CE, insisten en que las medidas sanitarias son suficientes y que es necesario "evitar una guerra comercial".
Francia y la RFA han decretado la prohibición total por encima del principio de libre comercio. [Portugal se sumó anteayer a la prohibición de importar cerebro, médula espinal, bazo e intestino y el control riguroso de los animales con seis meses procedente de Gran Bretaña.] En el propio Reino Unido se ha prohibido el consumo de carne de vacuno en los comedores escolares de 20 ciudades.
Represalias
El Gobierno británico amenaza con medidas de represalia, porque cada año exporta 112.000 toneladas de carne de vacuno, la mitad al mercado francés. España se quejó en su día de que la inspección comunitaria fue mucho más lenta que en el caso de los dos focos de perineumonía bovina detectados en la Península.
Hasta ahora los expertos no han logrado disipar las dudas de si la encefalopatía bovina, de incubación muy lenta e indetectable, puede ser transmisible al hombre u otras especies.
Las vacas locas parecen haber contraído la enfermedad a través de piensos fabricados con vísceras de corderos. Las menores exigencias sanitarias en la fabricación de ese alimento para el ganado, permitidas desde 1980, parecen ser la causa de la posible transmisión de una enfermedad que es endémica en las ovejas, además de hereditaria. Y a nadie le consuela la estadística de que, en el peor de los casos, el índice de riesgo de contagio es de uno entre un millón.
Como mínimo, los expertos veterinarios propondrán a los ministros que las restricciones a la exportación sean más duras, lo cual dejará al Reino Unido como único perdedor de un conflicto sanitario con implicaciones económicas de gran envergadura.
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