Soares define como signo de modernidad el sarcasmo violento de Castelo Branco

El presidente de la República Portuguesa, Mario Soares, afirmó en Salamanca que la obra del escritor romántico portugués Camilo Castelo Branco tuvo "un acento indiscutible de modernidad". Esa condición la justificó el político luso en Camilo -como se conoce en Portugal al escritor- por un "sarcasmo violento y por los recursos de un arte excepcional, por ser conocedor como pocos de su oficio y por la profunda verdad humana que encierra y que permanecera como un monumento de insuperable actualidad, fuerza y belleza".Soares elausuró el sábado en la universidad salmantina unas jornadas internacionales sobre la figura y la obra del autor de Amor de perdición, a las que calificó como "acto de gran alcance y merecimiento que no dejará de reforzar los lazos afectivos y culturales que unen a nuestros dos pueblos y países".

El presidente de Portugal, que en su intervención aludió exclusivamente a la figura y la obra del escritor, destacó que éste dejó "una obra vastísima, torrencial, ciertamente irregular, contradictoria a veces, pero marcada frecuentemente por los relámpagos de su genio trágico", y precisó que Camilo pulsó "el Portugal profundo, recóndito, provinciano".

Soares se refirió al "alma atormentada" de Camilo y también a cómo éste vertió en su obra "su tragedia y la de las personas que conoció". También dijo del escritor, cuyo centenario de su suicidio se cumplirá el 1 de junio, que "fue un erudito, un novelista excepcional, un crítico, un autor de teatro, un investigador, un polemista. Fue un escritor visceral que escribió con su propia sangre. Un trabajador infatigable. Un hombre excesivo". Resaltó que la universalidad de Camilo se debe a que la "grandeza, temor y misterio de su obra" da un testimonio eterno que se refleja en la propia condición de los seres humanos.

El presidente portugués, que durante su estancia en Salamanca estuvo acompañado por el presidente de la comunidad autónoma, Jesús Posada, y el delegado del Gobierno, Arsenio Lope, visitó ayer Zamora para seguir algunas de las huellas portuguesas en la ciudad.