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Decisiva ronda negociadora en la RDA para formar el primer Gobierno democrático

Las conversaciones, parece que definitivas, para formar el primer Gobierno democrático de la República Democrática Alemana (RDA) se reiniciaron ayer en Berlín Oriental después de que los diputados electos del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) decidieran, en contra de la ejecutiva de su partido, entrar en una gran coalición con la Alianza por Alemania (CDU, CSU y DA) y los liberales.

Paralelamente al inicio de las conversaciones, Markus Meckel, el nuevo líder del SPD, negó que su predecesor, el destituido Ibrahim Boehme, hubiera intentado suicidarse abrumado por las acusaciones de haber sido colaborador de la desaparecida policía política (Stasi).El temor a sufrir un castigo electoral en los Inminentes comicios locales parece haber abierto la puerta a un acuerdo entre socialdemócratas y conservadores. Todo parece indicar que la pretensión de Bonn de imponer un cambio de dos a uno cuando el marco de la RFA colonice Alemania Oriental ha convencido al partido mayoritario de la coalición conservadora a alinearse con los socialdemócratas y acceder a disminuir el futuro papel en el Gobierno de su socio más radical, la Unión Social Alemana (DSU).

Las conexiones evidentes de la DSU con su padrino occidental, la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera, cuyo máximo líder es el ministro de Hacienda, Theo Waigel, uno de los defensores del cambio dos por uno, habrían empujado a la CDU oriental -un partido que, no hay que olvidar, tenía existencia propia en la RDA- a conceder mayor peso en el Gobierno a los socialdemócratas y poder defender una postura de resistencia contra los planes económicos del Bundesbank, que provocarían un empobrecimiento inmediato de los alemanes orientales y que podrían llevar al partido del futuro primer ministro Lothar de Maiziere a un desastre electoral en los comicios locales del próximo 6 de mayo.

Desconcierto

La situación política en la RDA, sin embargo, sigue siendo espesa. Por un lado, la ingenuidad política en un país cuyas últimas elecciones democráticas tuvieron lugar en 1931 propicia actitudes de inflexibilidad como las mostradas por las bases socialdemócratas, cuya única razón para no aceptar la entrada de la DSU en el Gobierno es la supuesta "suciedad" de la campaña electoral de los conservadores de Sajonia y Turingia.

Por otro lado, mientras el país parece paralizado, sin rumbo aparente, carente de Gobierno e instituciones por un tiempo ya suficiente mente largo, los nuevos políticos, cuya única preocupación debería ser conseguir un Gabinete que controle los dos tercios de la Cámara para poder abrir el camino a la unidad alemania, dirimen aún cuestiones de poder en su interior, azuzadas por el fantasma del colaboracionismo con el viejo régimen. Una situación casi perfecta para los comunistas renovados (PDS) de Gregor Gysi que saben de antemano, al margen de esta operación, su situación de desventaja y no esperan más que a cosechar el descontento. En círculos socialdemócratas se apuntó ayer la posibilidad de que la salida de Boehme ha sido provocada por su sucesor, Meckel, precisamente para desbrozar el camino hacia la gran coalición.

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La noticia, publicada ayer por el Frankfurter Allgemeine, de que el fundador del SPD había intentado suicidarse fue desmentida con escasa convicción por el propio Meckel. Éste aseguró que Boehme tenía otitis, en clara referencia a la información en la que aseguraba que había intentado dispararse un tiro en la sien y había fallado, y que nadie en el partido socialdemócrata conocía su paradero, aunque "estaba con amigos".

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