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España ultima un tratado con Chile por valor de 220.000 millones de pesetas

ENVIADO ESPECIAL, El presidente del Gobierno español, Felipe González, firmó ayer con el presidente Patricio Aylwin la carta de intenciones por la que se compromete a concluir en breve un tratado de amistad y cooperación entre España y Chile por valor de 220.000 millones de pesetas. González dio a entender que para consolidar la democracia chilena es preferible no llevar a los tribunales a aquellos que en tiempos del anterior régimen violaron los derechos humanos, según declaraciones suyas reproducidas por la Prensa chilena.

La delegación española anunció además una aportación adicional para el fondo de solidaridad e inversión social chileno de 550 millones de pesetas. Con la creación del mencionado fondo, Aylwin pretende hacer frente a las necesidades más urgentes en materia de vivienda y sanidad de los sectores de la población que no se han beneficiado del reciente auge económico de Chile.González y los cuatro ilustres pasajeros de su avión presidencial -los jefes de Estado de Venezuela, Nicaragua, Honduras y Costa Rica- llegaron ayer de madrugada (hora peninsular) a Santiago, donde fueron avasallados por una nube de reporteros nada más bajar del Boeing 707 de la Fuerza Aérea Española.

"He bajado del avión", declaró el jefe del Gobierno al pie de la escalerilla, "y me he acordado de l977", cuando vino a Santiago para interesarse por la suerte de correligionarios suyos encarcelados. Comparando a Chile con España, González no dudó en afirmar: "La democracia siempre tiene que hacer un esfuerzo de generosidad para dar un paso histórico" y asentarse. Su frase fue interpretada como una invitación a olvidar o perdonar algunos excesos de la represión.

El derrocado presidente Salvador Allende también era correligionario suyo, pero González se resisitió a hablar de esa figura histórica del socialismo chileno, aunque, dijo, "yo lo he sentido mucho, durante mucho tiempo, como una persona muy próxima". "Entonces no es tan fácil decir cosas en un momento como éste, porque uno siente pudor", añadió.

Pinochet

El mismo sentimiento de pudor le impidió también dar su opinión sobre el ex dictador Augusto Pinochet. Una periodista le hizo la inevitable pregunta sobre si había llegado tarde a Santiago para no tener que saludarle y contestó sin titubear que había "creído oportuno llegar ahora, pero sin ninguna razón especial que pueda molestar a nadie". "Yo quiero mantener un respeto estricto por todas las personas", recalcó.¿Será la permanencia de Pinochet al frente de las Fuerzas Armadas un obstáculo para la democracia? "Yo creo", contestó confiado González, "que la dinámica y el viento de la historia son favorables a la democracia en todo el mundo; por tanto, los obstáculos que puedan aparecer siempre serán pequeños".

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González acudió ayer, junto con los 16 jefes de Estado y de Gobierno que se encuentran en Santiago, a un almuerzo que ofreció Aylwin en el palacio presidencial de la Moneda, y por la tarde volvió a ver al nuevo jefe de Estado chileno para firmar el tratado que prevé la concesión a Chile de créditos blandos y en condiciones de mercado por valor de 88.000 millones de pesetas e inversiones de 132.000 millones de aquí a 1993. Como el tratado no está aún cerrado, el Fondo de Ayuda al Desarrollo español anticipará inmediatamente 11.000 millones de pesetas con cargo a los futuros créditos.

La cuantía del acuerdo es inferior a la de los que han sido suscritos o que van a serlo con México, Argentina y Venezuela, pero, a diferencia de los demás, no parecen existir dudas de que éste se cumplirá, porque la economía chilena se encuentra en una etapa pujante y los empresarios españoles son ya los segundos inversores extranjeros en este país, después de los japoneses. Las tres principales áreas de la cooperación hispano-chilena son el medio ambiente, la agricultura y turismo.

"Nuestros amigos españoles", dijo Aylwin tras la firma, "nos expresan una vez más con los echos la solidaridad que siempren han tenido con el pueblo chileno". Felipe González contestó diciendo que con estas iniciativas "España no sólo defiende el interés nacional, sino que intenta señalar a otros países de Europa y del mundo donde están nuestras prioridades en contribuir a asentar las nuevas democracias".

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