Chile, una esperanza democrática
Diecisiete años han pasado desde ese terrible 4 de septiembre de 1973, día en que más de un millón de mujeres y hombres, niños y viejos desfilamos delante de la tribuna presidencial, frente al Palacio de la Moneda. Recuerdo con precisión la atmósfera, la tensión, el miedo a lo desconocido en esa primavera que ya se anunciaba, la fragilidad de ese pueblo que nunca quiso estar armado pero que en ese momento lo deseaba ardientemente. Ya se sentía en el aire el olor de la pólvora, demasiado verde oliva de les uniformes (que llegaríamos a odiar) en las calles de Valparaíso, Concepción, Antofagasta, Temuco y Santiago. Y nosotros, marchando detrás de nuestras banderas con el puño en alto como último recurso para defendernos. Y nosotros, el pueblo, saludando a ese hombre del cual estábamos orgullosos, porque él solo había logrado la síntesis que la izquierda chilena tanto había esperado, los anhelos de ese pueblo franco y luchador tantas veces traicionado. Ese 4 de septiembre de 1973 estábamos representados por Salvador Allende.En 1946, la izquierda chilena apoyaba a Gonzales Videla como candidato a la presidencia, a pedido de él mismo. El día siguiente de su elección, a pedido de la derecha nacional y Estados Unidos, inventa la ley de defensa de la democracia. La izquierda, y especialmente el partido comunista, son declarados ¡legales. Gonzales Videla pasará a la historia como el traidor (Pablo Neruda, El canto general).
Cuando los campos de concentración desaparecieron de la sufrida Europa, en Chile se abrían para encarcelar a aquellos que salvaron con vida de la terrible represión. Pisagua es el triste nombre de uno de esos campos, uno de los encargados de ese campo se llamaba Augusto Pinochet. Después se haría conocer en el mundo entero pos sus "acciones valerosas en tiempo de guerra" contra un pueblo desarmado, miles y miles de muertos, 3.000 desaparecidos, un millón de exiliados. Los años han pasado y el movimiento popular sigue entregando mártires. ¿Será necesario repetir sus nombres? Para recordarlos a todos ellos,- Víctor Jara, Rodrigo Rojas (¿Te acuerdas de García Lorca?).
Mañana, día 11 de marzo de 1990, en Chile se comenzará a escribir otra página de nuestra historia, página que esperamos limpia, transparente, confiando en los nuevos dirigentes, página que deberá indicarnos este nuevo camino para que nuestra generación construya desde la tierra misma las bases de la esperanza democrática.
En este país, de 12 millones de seres humanos, hay, según estadísticas, 6,5 millones que no merecen este título a causa de la extrema pobreza.
Drogadicción, cesantía, prostitución, hambruna. Mucho trabajo le espera al Gobierno de Patricio Alwyri. Nuestras heridas no están completamente cicatrizadas (el estadio nacional, torturas, fusilamientos, los campos de detención Ritoque, Milinka Chacabuco ... ), pero tenemos unas ganas tremendas de participar, de solidarizar con este nuevo Gobierno. Hace 40 años queríamos hacer de la tierra el paraíso de los trabajadores, hace 20 años queríamos la liberalización de América Latina; hoy día pedimos que nos dejen vivir, crecer, amar, cantar.
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