El valor pictórico de las partes de la herencia

La lista de obras adjudicadas al Centro de Arte Reina Sofía de Madrid incluye 56 cuadros, de los que 23 son anteriores a 1950. Entre estos últimos se halla la práctica totalidad de las obras más destacadas de la época de apogeo surrealista de Dalí, como El gran masturbador (1929), considerada por muchos críticos -Y por el propio Dalí- como la obra cumbre del surrealismo y del pintor de Figueres. El enigma de Hitler (1939) es una de las primeras obras en que Dalí desarrolló su peculiarísima poética, a la que bautizó como método paranoico-crítico. Además corresponde a la época de máxima plenitud creativa del pintor y al momento en que su obra empezaba a ser valorada en Nueva York y París. Bodegón al claro de luna (1927) es otra de las manifestaciones del apogeo creativo de Dalí. Gran arlequín y pequeña botella de ron (1925), así como Academia neocubista (1927) fueron pintadas en un momento en que Dalí aún recibía fuertes influencias del cubismo y estaba en plena investigación del lenguaje surrealista. En El hombre invisible (1930), según los expertos, se ponen de manifiesto por vez primera algunas de las constantes de toda la obra daliniana, como su perspectiva ampurdanesa, las imágenes torturadas, las alusiones a las obsesiones sexuales y las referencias a la figura de su esposa, Gala. El enigma sin fín (1938) tiene también especial relevancia, porque es el primer ejemplo de utilización pictórica de lo que Dalí denominaba "las delicias de los recuerdos intrauterinos". Atómica melancólica (1945) no sólo es relevante porque es una de las últimas obras de la época de plenitud daliniana, sino por el nivel depuradísimo de la técnica surrealista y por los elementos de anticipación que contiene, reflejo del inicio del interés daliniano por las ciencias.Además de éstas obras, consideradas como cumbres dalinianas, el bloque del legado destinado al CARS incluye cuadros como Paisaje de Cadaqués (1923), Autorretrato cubista (1923), Retrato de la hermana (1925), Monumento imperial a la mujer-niña (1929), Las meninas (obra estereoscópica fechada en 1975-76) y varias más, correspondientes a los últimos años de actividad creativa del pintor, entre las que figura la que parece ser su último cuadro, Cama y dos mesitas de noche atacando violentamente a un violonchelo (1983).

Raíces catalanas

El acuerdo deja en depósito en la Fundación Gala-Dalí de Figueres, para su exhibición en Cataluña, un total de 134 obras, de las que 24 son anteriores a 1950. Entre estas últimas destacan Maniquí barcelonés (1926-27) y Galarina (1945). La primera no sólo es una obra crucial para entender las raíces catalanas de Dalí y el momento en que su obra comenzó a conocerse en barcelona a través de diversas exposiciones, sino que coincide con el hallazgo del lenguaje surrealista por parte del pintor. En cuanto a Galarina, su significación, aparte de la temática muy próxima a la vida de Dalí y de su especialísima relación con Gala, se trata de un cuadro notable, porque marca uno de los primeros apartamientos del pintor de la estética surrealista, provocativa y consistente en la aglomeración de elementos, para dar paso a un cierto simbolismo (el pecho descubierto de Gala) y una técnica relacionada con el hiperralismo. Otra obra destacable entre las adscritas a Cataluña en el reparto del legado es Bodegón al claro de luna malva (1925-26), una especie de ensayo para el cuadro de parecido título pintado al año siguiente (y adscrito al CARS en el reparto del legado) en que Dalí ensayaba su lenguaje surrealista.

Otras obras importantes de este bloque son Retrato de mi padre (1922), Cadaqués (1923), El caballero de la muerte (1934), Dos trozos de pan expresando el sentimiento del amor (1940), Leda atómica (boceto, 1947). Entre las obras fechadas con posterioridad a 1950, cabe destacar Pierrot lunar (1978), A la búsqueda de la cuarta dimensión (1979), Los tres enigmas gloriosos de Gala (1982) y Cola de milano y guitarra (1983).