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Vino de cosecha nuclear

Las centrales de Asco hacen compatible su actividad eléctrica con la experimentación agrícola

Una fértil producción agrícola es la actividad que menos compatible parece con la presencia de una central nuclear. Sin embargo los responsables de los dos grupos de la planta atómica de Ascó (Tarragona) han desarrollado en los últimos años, paralelamente a la producción de kilovatios, una labor de payeses con las 60 hectáreas de campo que en su día fueron obligados a comprar como medida de seguridad. De esos terrenos se obtienen, entre otras cosas, 10.000 litros de vino anuales. Estos caldos son anhelados por coleccionistas, que ceden al morbo de tener un vino peleón con inconfundible reactor en la etiqueta.

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Del invernadero próximo a las plantas nucleares salen, además del vino, cientos de plantas ornamentales para los hogares catalanes, un amplio programa de experimentación con diversas especies vegetales. Un anónimo propietario de un comercio de Barcelona se puso en contacto recientemente con los responsables de la central nuclear de Aseó para intentar comprar 3.000 botellas de mistela y vino tinto y blanco producido en las tierras de las empresas propietarias de esta planta atómica y embotellado con una etiqueta en la que aparece, sobre el nombre, el inconfundible edificio de contención del reactor.Sin embargo, la transacción no pudo realizarse debido a que la limitada producción anual de las viñas de la central no cubre una demanda basada más en el morbo que en el paladar. Los destinatarios de estas disputadas botellas suelen ser los propios trabajadores de la nuclear, aunque algunas unidades son ofrecidas como obsequio. El vino no contiene, según afirma el responsable de la explotación agrícola de la nuclear, Isidro Ruiz, ningún aditivo artificial. "Es de los más naturales que existen", añade.

El regadío de las viñas y del resto de cultivos se realiza con agua extraída directamente del río Ebro. De la que sale de los circuitos de refrigeración de las centrales, sólo se emplea una pequeña parte, por su elevada temperatura, para conservar en óptimo funcionamiento un invernadero que debido a sus especiales condiciones de mantenimiento es uno de los más rentables del mundo. El hecho de que en Aseó haya dos grupos nucleares permite que cuando uno no funciona por recarga de combustible o por parada no programada, el otro siga abasteciéndose de agua caliente que mantiene el invernadero siempre a temperatura ideal.

La mejor prueba del reducido gasto que ocasiona esta instalación es que el grupo electrógeno de fuel de que dispone el recinto aún no ha sido estrenado. La automatización del regadío gota a gota y el abono mecanizado son las otras características especiales del invernadero.

El riego de 'caldos nucleares'

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Por tanto, explica Ruiz, no existe el más mínimo contacto del agua de refrigeración con los cultivos. En el caso de que esto ocurriera, no existiría tampoco riesgo, a juicio de los expertos, ya que el tercer circuito de refrigeración no tiene relación con el área nuclear de la planta.En opinión de los responsables de Ascó 1 y 2, sin embargo, la producción de vino no es una frivolidad. Los caldos nucleares forman parte de un proyecto de colaboración con el Institut Catalá del Vi (Incavi) destinado a analizar cuál es el tipo de uva que mejor se adapta a las condiciones climáticas de la comarca, para su posterior implantación. En esta misma línea, la dirección de la planta atómica desarrolla, en las 60 hectáreas de terreno de que dispone, un programa de investigación con gran cantidad de especies vegetales, cuyos resultados son remitidos a las asociaciones agrarias de la zona como información

Entre otras singularidades existentes en el recinto de la central destaca un híbrido de chopo único en el mundo, una especie de cerezas cuya recolección puede iniciarse a finales de abril y que no se estropea con las lluvias torrenciales, y un tipo de calçots (cebollas) que puede ser arrancado maduro con un mes de antelación sobre la fecha habitual.

El servicio agrícola de la central realiza un exhaustivo seguimiento de cada uno de los ejemplares de árboles, frutas y hortalizas, los cuales son fotografiados y examinados en sus fases de crecimiento. Los informes han servido hasta el momento para modificar alguna de las prácticas de sembrado de los payeses de la zona, con los que se mantiene un especial contacto durante la celebración de la feria agrícola de Mora la Nova. Una caseta con el nombre de Central Nuclear de Ascó expone, junto al de otras empresas más vinculadas con el sector agrícola, pimientos, tomates y vinos que son el orgullo de la dirección de la planta atómica, que tan a menudo mantiene enfrentamientos con los defensores de la naturaleza por temas relacionados con su actividad principal.

En centrales nucleares de las características de Ascó, sólo el 33% del calor generado por el reactor es aprovechado para generar electricidad, según asegura un informe realizado por la Caixa de Catalunya sobre las perspectivas socioeconómicas de la comarca de Ribera d'Ebre, donde está situada esta planta atómica. El 67% de calor que se disipa en el medio ambiente, prosigue el mismo informe, podría utilizarse para instalar en la zona una serie de industrias que hiciera rendir a esta energía sobrante. Entre las alternativas propuestas por la Caixa de Catalunya figura la proliferación de invernaderos.

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