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ECOLOGIA

Los trabajadores se oponen al cierre de una fábrica acusada de eliminar dioxina

Juan Arias

Los trabajadores de una fábrica en Acna -propiedad de Enimont, del grupo Montedison, el gigante privado de la química italiana- acusada de producir dioxina, en Cengio (Milán) realizaron ayer una marcha sobre Milán, como habían hecho días atrás sobre Roma, donde se manifestaron para protestar por el posible cierre de la factoría.

El caso de Acna señala el conflicto que empieza a crearse entre los grupos ecologistas, que propugnan el cierre de las fábricas con riesgo grave de contaminación,y los trabajadores de las mismas, que defienden contra viento y marea su puesto de trabajo.Según los ecologistas, los productos químicos empleados en Acna para la creación de colores no sólo han producido numerosos casos de cáncer entre sus trabajadores, sino que han desparramado dioxina a través de sus vertidos, que han acabado en los ríos, contaminando el terreno de la zona.

El problema viene de lejos, y ya en mayo pasado habían intervenido los ministerios del Medio Ambiente y de Sanidad y se había firmado un acuerdo de reestructuración de la empresa que debía convertirla en un centro piloto en Europa.

Días atrás, los ministerios del Medio Ambiente y de Sanidad desmintieron que la fábrica produjera dioxina, frente a las tesis de los ecologistas, que presentaron otros análisis por cuenta propia.

Mientras tanto, Lorenzo Necci, presidente de Enimont, la empresa a la que pertenece la fábrica, ha amenazado con abandonar las instalaciones, acusando al Gobierno de no haber respetado los pactos ya firmados para la reestructuración de la misma.

Chantaje

Según el ministro del Medio Ambiente, el socialista de izquierdas Giorgio Ruffolo, una de las personalidades de mayor calidad humana e intelectual del mundo político italiano, la amenaza de Enimont de abandonar la fábrica de Acna es sólo un chantaje.El ministro ha recordado que no se puede olvidar que durante años dicha empresa se ha hecho de oro al no haber establecido controles para reducir sus emisiones contaminantes. Ahora lo que tiene que hacer es aceptar la reestructuración que le impone el Gobierno para poder seguir dando trabajo a sus miles de obreros.

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