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Tribuna:EL ESTE CAMBIAANÁLISIS
Tribuna
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La crisis de la transparencia informativa

Pilar Bonet

A la hora de orientar la política informativa de los medios de comunicación de la URSS, los responsables ideológicos del Kremlin parecen considerar que el ciudadano soviético está más preparado para aceptar la situación existente en Europa Oriental, apenas imaginable hace unos meses, que un relato riguroso sobre el estado de cosas en el interior de la URSS.Ésa es la sensación que tiene un observador político atento a los medios de comunicación de la URSS, que se explayan sobre las manifestaciones en la RDA, mientras silencian o pintan de color de rosa los actos alternativos con motivo del 72º aniversario de la Revolución de Octubre. El cuadro informativo no es monolítico y las fronteras de lo que se permite y lo que se filtra están desdibujadas. No obstante, la glasnost (transparencia informativa) atraviesa un período en el que se han invertido algunas de sus, pautas iniciales, cuando comenzó a liberalizarse la información sobre política interior, en tarto que la política exterior, y especialmente las relaciones con los países aliados del Pacto de Varsovia se hallaban rígidamente controladas.

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Cambio sin reflejos

El cambio en la dirección del periódico Pravda, el órgano del Comité Central del F'CUS, no se refleja aún en sus páginas. Ivan Frolov, el nuevo director, trabajó en Praga en la redacción de la revista Problemas de la Paz y el Socialismo en los años sesenta. En su primera conferencia de prensa, Frolov se cuidó de expresar su simpatía por los procesos democratizadores que ocurrían en aquel país antes de la intervención del Pacto de Varsovia.

Ayer, Pravda y otros periódicos omitían por completo la información sobre los enfrentamientos de Kishiniov, en la república soviética de Moldavia. Las huelgas y los conflictos nacionales, a su vez, se reflejan sólo parcialmente y de forma a menudo terdenciosa en la Prensa diaria.

La glasnost atraviesa un momento dificil, no sólo por los directores amenazados de despido, sino también porque en muchas redacciones se perfilan conflictos muy claros entre partidarios de la información por sí misma, independientemente de sus consecuencías, y quienes temen echar leña al fuego de la desestabilización.

El papel dirigente del PCUS se ejerce en la Prensa desde la sección de Ideología, cuyo responsable máximo en el Politipuró es Vadim Medvedev. El partido sigue hoy aconsejando y orientando a los directores de revistas y publicaciones, cualquiera que sea su adscripción formal. En el futuro, la ley de Prensa, uno de los muchos textos que debe aprobar el Soviet Supremo de la URSS, prevé la libertad de edición.

Los medios de comunicación han informado del proceso político polaco, de la metamorfosis de los comunistas húngaros y de la situación en la RDA, incluido el flujo migratorio hacia la RFA. El canal de Leningrado, en el programa La quinta rueda, ha ofrecido recientemente un documental sobre Alexandr Dubcek realizado por Arkadi Rudelmann, que no tiene el visto bueno de los responsables checoslovacos. La televisión parecía tener dificultades al tratar el aniversario del 4 de noviembre de 1956 en un reportaje desde Budapest, que hacía equilibrios para honrar la memoria de los soldados soviéticos muertos al entrar las tropas y, al mismo tiempo, respetar la nueva valoración oficial húngara.

Los comentaristas soviéticos de política internacional solían atribuir las restricciones a la crítica de los países socialistas a la reacción que ésta rprovocaba en sus directivas políticas. Tras un largo silencio es el título de un reciente artículo del corresponsal de Komsomolskaia Pravda en Berlín. El corresponsal, S. Maslov, se sinceraba con los lectores y explicaba que desde su llegada a la RDA, hace más de dos años, había estado informando del "socialismo sin problemas".

"Hoy escribo desde otro país", decía, disculpándose ante el lector por haber silenciado las dificultades en nombre de la intolerancia de la dirección local a la crítica. De golpe, Komsomolskaia Pravda descorría una cortina para los lectores soviéticos y se dedicaba a contarles cómo los productos culturales de la perestroika y las publicaciones más abiertas habían sido prohibidas en Berlín Este. "No resultaba sorprendente que los periodistas soviéticos fueran acogidos como potenciales disidentes y con una cierta frialdad", escribía el corresponsal.

Cuando los rápidos desarrollos en Europa del Este parecen cuestionar las relaciones en el Pacto de Varsovia y el sistema de equilibrio de postguerra, el Kr-emlin acoge con irritación el repl ante amiento de estas realidades. La campaña de Prensa contra. el historiador Yuxi Afanaslev, partidario de devolver las islas Kuriles al Japón, es un ejemplo de ello. Los militares soviéticos se muestran reservados sobre los procesos en Europa Oriental, pero observadores políticos creen que la diversificación del, bloque es vivida como un nuevo motivo de descontento por la jerarquía militar. El ministro de Exteriores, Edvard Shevardnadze, ha revelado que existen conflictos entre su departamento y el de Defensa, que ha aceptado de mala gana algunas de las consecuencias de la política exterior de la URSS. Tal conflicto se exterioriza en la Prensa soviética.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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