Angustia en Kursk, la región rusa ocupada por Ucrania: “Llevan seis meses sin comida ni agua”
Los familiares de más de 2.000 civiles atrapados reclaman un corredor humanitario. Putin elude hablar del territorio tomado por Kiev, clave en unas futuras negociaciones de paz
![Vladímir Putin](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CK5ZS7TZA4WMZDXRQWEYK7UGAA.jpg?auth=8f9eb705e23dfa3805664af78862810ee649e9202a89180370a6cd9a233f417e&width=414)
![Javier G. Cuesta](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F1558cdfd-d077-4466-a00e-01579a4773c0.png?auth=20f523f5a9949b7d9a550d1227090ddb11d5a2ae2f74490b680b0e39df8003cc&width=100&height=100&smart=true)
La batalla de Kursk, una de las mayores sorpresas de la guerra en Ucrania al ocupar las fuerzas de Kiev una parte del territorio ruso, ha cumplido seis meses sin que las Fuerzas Armadas rusas logren expulsar a las tropas ucranias. El control de la región fronteriza será una carta importante en unas futuras negociaciones de paz a tres bandas con Washington, y el Kremlin no consiguió arrebatarle este activo antes de que Donald Trump asumiese la presidencia de Estados Unidos con el propósito de forzar una negociación para acabar la guerra. El líder ruso, Vladímir Putin, afirmó en septiembre de 2024, 31 días después de la arriesgada maniobra emprendida por Kiev el 5 de agosto: “El deber sagrado de las Fuerzas Armadas rusas es hacer todo lo posible para expulsar al enemigo de estos territorios y proteger a nuestros ciudadanos”. Medio año después, el mandatario ha dejado de mencionar aquel territorio tabú en sus discursos y miles de rusos permanecen atrapados en el lado ucranio. Sus familiares reclaman a los dos bandos un corredor humanitario para evacuarlos mientras la propaganda rusa silencia el problema.
“Llevan seis meses allí bajo bombardeos; sin comida, agua, medicinas y atención médica”, declara a este periódico Liubov Antipina por vía telemática. Esta mujer es una de las promotoras del movimiento local Yo, nosotros, la gente necesitada de Sudzha. Esa es la principal ciudad de Kursk bajo control ucranio, donde permanecen sus padres, con los que lamenta haber perdido el contacto.
Con el lado ruso cerrado, Antipina propone que se agilice la evacuación a través del lado ucranio hacia Bielorrusia. El año pasado 46 personas pudieron salir por esa ruta con la colaboración de la comisaria de derechos humanos de Rusia, Tatiana Moskalkova. “Hacemos lo que podemos”, afirmó esta entonces.
Antipina es el rostro visible de miles de afectados más. Redes sociales rusas como VKontakte, conocido como el Facebook ruso, se han inundado de mensajes de vecinos que reclaman volver a encontrarse con sus seres queridos. “Medio año… Mami, te extraño mucho. Señor, protégela y ayúdala a regresar a casa”, escribe, por ejemplo, Margarita, también de Sudzha, acompañando el mensaje con una foto junto a su madre y su hija.
Los familiares de quienes quedaron atrás estiman que entre 2.000 y 3.000 rusos siguen atrapados en la localidad de Sudzha, donde unas 24.000 personas vivían antes de la ofensiva de Kiev. El jefe del mando ucranio en el frente de Kursk, Alexei Dmytrashkovski, señala la parte baja de esa horquilla: 2.000 civiles. Sin embargo, los canales de Telegram próximos al Kremlin, como Rybar, vinculado al Ministerio de Defensa ruso y que cuenta con 1,2 millones de seguidores, han lanzado una campaña de desprestigio contra los familiares, a los que acusan de mentir con cifras “groseramente infladas” de afectados. Según sus cuentas, ya no quedan civiles atrapados.
“Es una vergüenza absoluta no tener en cuenta la enorme cantidad de vídeos, entrevistas y fotografías de nuestros seres queridos en las redes sociales y, lo más importante, fuentes oficiales que aportan abiertamente cifras completamente distintas”, denunció Antipina esta semana en un mensaje publicado en sus redes sociales. Según expresa a EL PAÍS, estos canales “ocultan deliberadamente el número de personas que permanecen bajo la ocupación para no hablar de la verdadera magnitud de la catástrofe humanitaria”.
El agrio debate afloró esta semana debido al bombardeo de un internado en Sudzha que servía de refugio para alrededor de un centenar de civiles, la mayoría gente de avanzada edad y con alguna discapacidad. Al menos cuatro personas fallecieron en el ataque. Ucrania acusó a Rusia de disparar dos misiles en el espacio de una hora sobre el edificio, en el que estaba escrita la advertencia “gente”. El Ministerio de Defensa ruso, por su parte, publicó primero que había realizado un ataque contra fuerzas ucranias en Sudzha y, posteriormente, aseguró que Kiev había bombardeado sus propias posiciones con un sistema Himars ubicado en su territorio.
Los canales de Telegram próximos al ejército y algunos de sus corresponsales, con más de medio millón de seguidores, también llegaron a publicar que las imágenes de satélite no mostraban civiles, algo que rebatieron sus propios vecinos desde lado ruso.
“No hablo ucranio. Quiero que mis padres vuelvan. Somos ciudadanos rusos y exigimos un corredor humanitario para nuestros familiares. Y que nadie se atreva a mentirle a la gente diciendo que en Sudzha no hay miles de civiles”, denuncia Antipina.
Un contratiempo enorme para el Kremlin
Una encuesta del centro independiente Levada, que ha sido etiquetada como agente extranjero por el Gobierno, es reveladora. El suceso que más marcó a los rusos en 2024 fue la invasión ucrania de Kursk. Un 35% de los encuestados la mencionó entre los eventos del año. A este suceso le siguieron las elecciones presidenciales rusas —31%— y la barbarie terrorista cometida en la sala Crocus de Moscú —31%— el pasado marzo.
El corredor humanitario y la escasa ayuda recibida por los refugiados que pudieron huir del avance ucranio han provocado que los afectados salgan a protestar estos meses en la capital de Kursk, de las pocas manifestaciones que no se ha atrevido a reprimir el Gobierno ruso desde que desató la guerra contra Ucrania en 2022. Putin, temeroso de que la crisis fuera a más en la opinión pública, sustituyó en diciembre al gobernador regional por el diputado populista Alexánder Jinshtein, conocido por ser el promotor de la primera ley contra el colectivo LGTBIQ y por sus vínculos con la Guardia Nacional, la guardia pretoriana del presidente.
“Es necesario crear un registro de los residentes desaparecidos en Kursk”, reconoció Jinshtein a mediados de enero. El Ministerio de Exteriores ruso se apresuró poco después a asegurar que ya existían listas, “pero deben ser unificadas”.
Putin volvió a reunirse con Jinshtein este jueves. “La situación es muy difícil allí”, reconoció el mandatario antes de anunciar un incremento en las ayudas a los refugiados. El líder ruso consideró insuficientes los 150.000 rublos, unos 1.500 euros, que han recibido 112.000 ciudadanos que perdieron sus hogares y sus trabajos hace medio año.
La cuestión de Kursk es vital para las negociaciones de paz. Aunque la propaganda rusa afirmó que fue una operación fallida para distraer tropas del teatro de Donbás, el lento avance ruso en el este de Ucrania aún no ha alcanzado la ciudad estratégica de Pokrovsk, pese a que se vaticinaba el inicio de su batalla en otoño pasado.
El Kremlin trata de arrebatarle esta carta negociadora a Kiev y para ello selló una alianza militar con Corea del Norte con la que reforzar su contraofensiva en Kursk con unos 10.000 combatientes de la dictadura asiática. Los servicios de inteligencias de Ucrania y Corea del Sur han declarado esta semana que Pyongyang ha acabado por retirar su contingente debido a las enormes bajas sufridas, pero Zelenski aseguró este viernes que han vuelto a detectar la presencia de estas tropas en la región.
En los primeros meses de su contraofensiva, la cuestión de Kursk era habitual en los discursos de Putin y en la propaganda rusa. Después vino el silencio, que coincide con el pequeño avance de sus tropas registrado en enero. Según la plataforma de inteligencia ucrania DeepState, son 33 kilómetros cuadrados reconquistados frente a los 439 que aún mantiene Kiev en territorio ruso y por los que ha aumentado la apuesta: el alto mando de Zelenski, acuciado también por sus retrocesos en otros frentes, inició otra pequeña ofensiva al sureste de Sudzha este pasado jueves cuyos resultados aún están por evaluar.
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