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El Kremlin nacionaliza el ‘Facebook ruso’ en una nueva ofensiva para controlar internet

La medida coincide con demandas judiciales contra Meta y Google, acusadas por el Gobierno de Moscú de “fallar en la eliminación de contenido”

Vkontakte control rusia
Pável Dúrov, fundador de Vkontakte y de Telegram.El País

Una de las redes sociales más grandes del mundo, Vkontakte (VK), ya está en manos de un Estado. El Gobierno de Vladímir Putin ha empleado su brazo económico más poderoso, la empresa gasista Gazprom, para hacerse con la alternativa rusa a Facebook y posible rival (o sustituto) en el futuro de YouTube. Además, la adquisición coincide con una nueva ofensiva del Kremlin sobre estas plataformas occidentales en las que la oposición ha tenido voz los últimos años: las autoridades han anunciado la apertura de nuevos casos penales contra Google y Meta (antigua Facebook) por los que podrían ser condenadas a pagar hasta un 10% de sus ingresos totales en Rusia.

Vkontakte siempre ha sido un objetivo clave del Kremlin para posicionarse en internet. Fundada en 2006 por el actual dueño del servicio de mensajería instantánea Telegram, Pável Dúrov, rápidamente conquistó su mercado nacional y hoy la utilizan a diario unos 47 millones de rusos, según los datos de la compañía. En total, VK tiene más de 650 millones de usuarios registrados, está accesible en casi un centenar de idiomas y es la principal red social en la mayoría de los países que formaban parte de la Unión Soviética. La tensión entre Rusia y Ucrania provocó que Kiev vetara en 2017 el uso de VK en el país. Además, a nivel global, es una de las veinte páginas web más visitadas.

Sin embargo, aquel enorme éxito se volvió en contra del propio Dúrov. Crítico con el Gobierno, sus oficinas fueron objeto de redadas y llegó a apartarse de la escena pública unos meses tras ser acusado de haber atropellado supuestamente a un policía. Finalmente, y tras la marcha de dos socios que vendieron sus acciones a un directivo de la petrolera Rosneft, también en la órbita del Gobierno, Dúrov vendió en 2014 sus participaciones al holding USM, de Alisher Usmánov, aliado de Putin y uno de los hombres más ricos de Rusia, también dueño de la tecnológica rusa Mail.Ru.

Con esta compraventa se cierra el círculo y Vkontakte queda directamente en manos del monopolio estatal con el que Putin controla el gas que llega a Europa. La maniobra se ha realizado a través de dos operaciones y aparte de VK también se incluye en ella a otra popular plataforma social, Odnoklassniki. Por un lado, USM ha vendido el 45% que controlaba en MF Technologies, la matriz de VK, a Sogaz, filial de seguros de Gazprom. Por otro, el fondo inversor de la gasista, Gazprombank, ha aumentado su participación en MF del 36% al 45% y lo ha transferido a Gazprom Media. Esta complicada telaraña financiera esconde un resultado final muy simple: Gazprom controla ahora más del 50% de los votos en el consejo de VK, mayoría absoluta para tomar decisiones estratégicas, como potenciar la plataforma de vídeos, a la que justo desde ahora se podrá acceder sin estar registrado.

“VKontakte ya era la red más peligrosa para los usuarios rusos, y ahora lo es un poco más”, asegura Mijaíl Klimarev, director de la Sociedad de la Protección de internet. “Por ejemplo, de los 1.300 procesos penales por comentarios en internet que ha investigado nuestra organización, el 90% tuvieron lugar en VK”, añade el activista. Sin embargo, el control de sus contenidos no es la única razón que podría estar detrás de esta “nacionalización”, que curiosamente tiene lugar dos décadas después de que la propia Gazprom se hiciese con la mayor televisión independiente del país, NTV, a través de procesos judiciales.

“Gazprom no se preocupa de los canales, solo es la billetera de Putin. Gazprom Media ya controla toda la televisión en Rusia, y ahora el foco está pasando a internet. Así se resuelve potencialmente la sustitución de YouTube”, afirma Klimarev. La gasista ha invertido bastante dinero en la fracasada RuTube estos últimos años, y VK sería la siguiente tentativa para sustituir a la plataforma de vídeos estadounidense, propiedad de Google. “Sí, esto es parte de la estrategia. No se puede simplemente bloquear YouTube, habría mucha gente insatisfecha; pero si proporcionas una alternativa a los usuarios, entonces pueden asimilarlo. O al menos es lo que opinan nuestros dirigentes políticos”, apunta el experto.

Toda la prensa rusa apunta a que el nuevo consejero delegado de VK será Vladímir Kiriyenko, hasta ahora vicepresidente de la estatal Rostelecom e hijo del vicejefe primero de la Dirección de la Administración Presidencial Serguéi Kiriyenko. Según dijeron varias fuentes al medio RBK, “se le había prometido la presidencia de Rostelecom, pero ya había permanecido demasiado tiempo como segunda espada”.

YouTube, como también Twitter o Facebook, está en el ojo del huracán por haber servido de espacio para la oposición. Tras las protestas por la detención del líder opositor Alexéi Navalni en enero, las amenazas de cierre y las multas han sido continuas sobre estas plataformas, a las que las autoridades han exigido borrar todo rastro de contenido opositor, declarado “extremista” por los jueces rusos.

De hecho, el mismo día que se ha conocido la venta de VK, la agencia de las telecomunicaciones rusa, Roskomnadzor, ha anunciado que ha llevado ante los tribunales a Meta y Google, dueñas de Facebook y YouTube, respectivamente, “por fallar continuamente en la eliminación de contenido”, lo que las expone a una multa de entre el 5% y el 10% de sus ingresos totales en el último año, según una ley aprobada recientemente por el Kremlin. El juicio se celebrará el próximo 24 de diciembre.

Lista negra de VPN

Asimismo, hoy también se ha conocido una nueva lista negra de redes privadas virtuales, las VPN, que están siendo vetadas por Roskomnadzor ―el servicio de supervisión de las telecomunicaciones― porque permiten acceder desde el navegador a páginas vetadas por las autoridades desde hace años, desde LinkedIn a páginas pornográficas y medios ucranianos.

Una de las aplicaciones que utilizaba su propio VPN hasta el pasado año era precisamente el servicio de mensajería Telegram, fundado por Dúrov tras abandonar Vkontakte y que estuvo vetado en el país durante años por no dar acceso y descifrar sus chats a los servicios de inteligencia. Tras una larga pugna con Moscú en la que la aplicación funcionaba a ratos pese a los intentos de bloqueo, Dúrov torció el brazo tras el ruinoso y fallido lanzamiento de una criptomoneda en EE. UU. Así, en el verano de 2020 se reconcilió con las autoridades y estas permitieron la actividad de Telegram a cambio de dar acceso al FSB ―principal servicio de seguridad de Rusia― en sus investigaciones.

Curiosidades del destino, Telegram, que fue lanzado por Dúrov como un desafío contra el Gran Hermano estatal ahora es promocionado en Rusia como una “alternativa segura” a Whatsapp y otros servicios de mensajería estadounidenses. De hecho, a diferencia de la aplicación de Mark Zuckerberg, esta aplicación sí ha sido “nacionalizada” parcialmente: el pasado mes de marzo, los fondos soberanos de Emiratos Árabes Unidos, Abu Dabi y Rusia participaron en una emisión de un millar de dólares en bonos convertibles en acciones dentro de cinco años. Dúrov, quien en 2013 ofreció un empleo a Edward Snowden “para trabajar en la protección de los datos de millones de usuarios”, celebró este 2021 la entrada en el accionariado de su empresa de “los inversores más grandes y experimentados del mundo”, los petroestados.

El abogado de derechos digitales y experto de RosKomSvoboda Nikita Istomin destaca que la venta de Vkontakte no afectará demasiado a los usuarios “porque la legislación actual ya permitía recopilar sus datos”, y opina que aún es pronto para saber qué pasará con otras redes sociales. “VK ha salido del mercado tradicional y crea productos análogos de TikTok, Tinder, Avito, etc. Este desarrollo puede deberse a competencia tecnológica o a la coyuntura política”.

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