Se expone en Madrid una selección de la biblioteca de Pablo Neruda

La exposición de la biblioteca de literatura latinoamericana que el poeta Pablo Neruda tenía en su casa de Isla Negra (Chile) hasta su muerte en 1973 está expuesta desde anoche en la librería Miessner Libreros, de la calle Tamayo y Baus de Madrid, que de este modo estrena nueva sede.

La biblioteca que Neruda atesoró en su retiro de Isla Negra, donde el poeta escribió muchos de sus propios libros, rodeado de los objetos que fue coleccionando en el viaje incesante que fue su vida, fue adquirida hace tres años por el financiero Jacques Hachuel. Hachuel compró también, a través de Ediciones Génova y de la editorial Turner, ambas de Madrid, la librería donde anoche tuvo efecto el acto de exposición de la bibliográfica nerudiana.La biblioteca adquirida por Hachuel está constituida por unos 3.000 volúmenes y representa un amplio panorama de lo que han sido las letras latinoamericanas en lengua española en el siglo XX. Además figuran algunos valiosos ejemplares antiguos, como una gramática y diccionario quechua-castellano del siglo XIX.

De esta amplia biblioteca se han seleccionado un centenar de volúmenes para esta exposición encuadernados por el propio Pablo Neruda, que fue un coleccionista y un bibliófilo impenitente.

Entre los libros expuestos se pueden encontrar, sobre todo, primeras ediciones de obras de Vicente Huidobro, César Vallejo, Grabriela Mistral, Miguel Angel Asturias o el inencontrable Inquisiciones de Jorge Luis Borges, que luego de su publicación fue repudiado por el propio autor argentino.

El grueso de la exposición, sin embargo, está constituido por ediciones de libros del propio Pablo Neruda, donde pueden contemplarse ejemplares de sus primeros libros, como El habitante y su esperanza, La canción de la fiesta o Tentativa del hombre infinito, u otros de bibliofilia de Veinte poemas de amor y una canción desesperada o Los versos del capitán, publicado por vez primera de manera anónima por el poeta. También destaca la primera edición de Residencia en la tierra, y otras de Canto general y de sus últimos libros, como Memorial de Isla Negra.

Rafael Conte, crítico literario que ha asesorado en la selección de la obra expuesta, comentó ayer sobre la significación de este legado: "Se trata de un ejemplo esencial de cuál fue la opinión poética de Neruda: él no era sólo un escritor de sus libros, sino que en cierto modo era también el escritor de los libros que poseía, aunque esto suene paradójico. Por ejemplo, a pesar de las polémicas que mantuvo en vida con Vicente Huidobro, el gran poeta vanguardista chileno, la obra de éste se halla ampliamente representada en esta biblioteca, pues Neruda, cuando se trataba de poesía no tenía manías".