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Diego Galán dimite como delegado general del Festival de Cine de San Sebastián

Critica el carácter obsoleto de los estatutos y la lentitud de los proyectos de renovación

Andrés Fernández Rubio

Diego Galán, delegado general del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, cuya 37ª edición se clausuró el sábado con la entrega de premios, anunció ayer oficialmente su dimisión. La carta de renuncia la envió el pasado día 11 al alcalde de la ciudad, Xabier Albistur, aunque ambos pactaron no hacer pública la dimisión hasta ver concluido el certamen. Diego Galán aduce que la fatiga y el cansancio son los motivos de su marcha, y aunque cree que el certamen tiene ante sí "un estupendo futuro", critica que los estatutos y la estructura son obsoletos y que los proyectos de renovación se mueven "escandalosamente despacio". A su sucesor, desconocido hasta el momento, le recomienda sobre todo paciencia.

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"No sé con exactitud lo que voy a hacer, pero de ninguna manera me voy porque tenga una oferta mejor", dice Diego Galán. "La decisión ya la había tomado el año pasado; lo comuniqué verbalmente pero me pidieron que siguiera y así lo hice".Las razones aportadas por el responsable del certamen desde abril de 1985, cuyo actual contrato, firmado en 1987, acabaría con la edición del 91, son de cansancio, condicionado por la sensación de que "corno no se ha podido cambiar todo lo que había que haber cambiado, pues cambio yo".

Según Diego Galán, crítico e historiador del cine, el festival ha crecido mucho en estos cinco años, mientras que, paralelamente, la estructura del mismo no se ha adaptado al avance. "Existe una desproporción entre lo que se pretende lograr y cómo se hace. Y se hace de una manera muy artesanal de la que es responsable una tradición procedente del oscuro pasado que tiene más fuerza que el impulso de las novedades", dice.

Agrega que los estatutos son obsoletos y constituyen un ejemplo "de no entendimiento del cine". "Cuando un festival internacional tiene la pretensión de serio verdaderamente ha de habilitar los medios, con un presupuesto distinto y un personal más adecuado".

Los 296 millones de pesetas con los que se ha contado para la presente edición proceden de varias fuentes. El festival logra alrededor de 80, entre publicidad, patrocinadores y taquilla; 70 los aporta el ayuntamiento -"350 pesetas cada ciudadano", informa Galán-; 70 el Gobierno vasco, la mitad más que el año anterior; 42 el Ministerio de Cultura, que ha dado ocho más que el año anterior para el Mercado del Cine Independiente Europeo (Euro-AIM), que por primera vez se ha celebrado dentro del certamen, iniciativa que busca consolidarlo por la vía industrial; y 26 la diputación provincial.

"Se hubiesen necesitado 200 millones más", dice Diego Galán. "Al alcalde le he llegado a pedir sólo 15 y no nos los ha dado". Se trata del presupuesto más bajo de los festivales de la Comunidad Europea que cuentan con la categoría A -Cannes, Berlín y Venecia son los otros que la tienen, y Moscú, Montreal, Río de Janeiro y Tokio en el resto del mundo- Esta categoría, que concede la Federación Internacional de Asociaciones de Productores de Cine (FIAPF), fue recuperada por San Sebastián en mayo de 1985, justo con la llegada de Galán a la organización, "aunque, contra lo que se ha dicho, esta recuperación no fue obra mía", puntualiza.

Diego Galán recuerda una queja, este año, del director del Festival de Venecia, que consideraba insuficiente su presupuesto de 700 millones de pesetas. "Aquí hay que ir lampando", dice. "El decorado de la ceremonia de clausura, por ejemplo, se hizo a base de pedir favores a amigos que no cobran, aprovechando viejas estructuras. El festival no sale con tranquilidad por falta de medios, y la cantidad de personas contratadas y sus sueldos son. muy tristes. Falta equipo". Durante el certamen, este equipo lo han compuesto unas 120 personas, cifra que se reduce a lo largo del año "a cinco empleados".

Bicefalia

La estructura del festival se constituye como fundación pública municipal, compuesta por miembros de los partidos representados en el ayuntamiento, y otros representantes como la Asociación de Comerciantes, la Asociación Fotográfica Guipuzcoana o los exhibidores de la ciudad.Diego Galán piensa que los estatutos no habría que modificarlos, "sino cambiarlos", entre otras cosas porque "los actuales separan la gestión económica de la cinematográfica, como si fueran dos frentes incompatibles, lo que produce una dirección bicéfala que no puede ser".

La responsable del frente económico es Pilar Olascoaga, se cretaria general del certamen "Sí existe por parte del ayuntamiento un proyecto de convertir el festival en sociedad anónima con las mismas entidades como accionistas", agrega, "pero las cosas van extraordinariamente despacio, casi diría que escandalosamente despacio".

Pese a las críticas sobre la falta de dinamismo de la estructura, el ex delegado general, que recomienda "paciencia" a su sucesor y se ofrece a prestarle su colaboración, cree que el festival tiene "un estupendo futuro, porque va a más y es rara la gente que viene y no quiera repetir". Opina que su etapa se ha caracterizado por una revitalización del certamen, y una preocupación por las secciones paralelas -este año se han podido ver casi 200 títulos en total- y por las publicaciones, además del intento de "mantener la pureza en la sección oficial". "El cambio fundamental ha estado en la dedicación. Antes, se combinaba con otros trabajos y ahora no, lo que permite muchas cosas, pasarte todo el año viendo gente, viajando, vendiendo el festival y creando hacia él un ambiente favorable".

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