Comenzó la competencia por el Premio Europa con la paticipación de menos películas que en años anteriores

La carrera en pos de los 200.000 ECU que premian al mejor filme dentro de la sección Premi Europa, plato fuerte del festival, comenzó ayer con L'air de rien, de la peruana afincada en Bélgica Mary Jiménez. A continuación, Charles Sturridge, el realizador de la serie televisiva Retorno a Brideshead, presentó su última película, A handful of dust, también inspirada en una novela de Evelyn Waugh. Dos películas radicalmente opuestas en un concurso sensiblemente menos abundante de títulos que en las dos ediciones precedentes del festival.L'air de rien narra la espera de una mujer joven que, sabedora de haber contraído una diferente después, el resultado de un análisis médico. El filme se trastrueca en una verdadera colección de situaciones insólitas que derivan peligrosamente hacia la extravagancia y el capricho. Mary Jiménez, una realizadora limeña que vive desde hace varios años en Bélgica, autora de una filmografía que incluye también un par de vídeos, confía demasiado en las habilidades de un guión que, a la hora de ser llevado a imágenes concretas, anula por acumulación lo que el espectador intuye que es el verdwiero núcleo de la película: la revalorización de la existencia llevada a cabo por una mujer que no sabe si seguirá viva seis meses más tarde.

Por la noche el festival presentó la primera de las tres películas británicas a concurso, A handful of dust. Según confesó el productor, Derek Granger, en la conferencia de prensa posterior a la primera proyección de la película, ésta se rodó en el tiempo récord de 33 días, que incluyó ocho de rodaje en las selvas venezolanas. El presupuesto de la película -siempre según la versión de Grangerfue inusualmente bajo, cinco millones de dólares, para una ambientación de época que, como suele ser norma habitual en el cine británico, resulta en todo momento impecable. A handful of dust narra el descalabro sentimental de una pareja de aristócratas ingleses. La acción transcurre en los años treinta, y en su conjunto esta fiel adaptación de Waugh se diría una réplica high class de la película que ayer abrió el certamen, The lonely passion of Judith Hearne.

En ambas, la descomposición de un mundo por obra de un acontecimiento imprevisto es narrada con una cámara atenta a los detalles, pero con una mirada neutra o incluso distante. Al igual que Clayton, Sturridge se limita a contar aplicadamente una historia con ribetes sórdidos sin intentar salirse del modelo canónico de la narración realista y vagamente televisión