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39º FESTIVAL DE CINE DE BERLÍN

Fernando Fernán-Gómez, otro aspirante al premio de interpretación

Además del aburrimiento y de la búsqueda rutinaria de originalidad hay algo que distingue a esta edición del festival de Berlín: la abundancia de buenas interpretaciones, sobre todo masculinas. Si el jurado tiene hasta el momento dos, o como mucho tres, opciones serias para otorgar el premio a la mejor actriz, en cambio hay ocho actores que el próximo día 21 podrían con justicia llevarse consigo el codiciado Oso de Plata.

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Desde ayer, tras la proyección con éxito de Esquilache, segunda -y última película española en concurso, se encuentra entre ellos Fernando Fernán Gómez. Hay algo, sin embargo, que puede dificultar que Fernán Gómez salga triunfador: ya ha sido premiado en este festival en dos ocasiones y, aunque no hay ninguna norma que le impida ser dueño de un tercer Oso de Plata, la abundancia de candidatos y la alergia que los organizadores de este tipo de muestras tienen a la reiteración de nombres, son dos factores que unidos pueden injustamente privarle del premio, pese a que su actuación en Esquilache -como casi todo este buen filme- está entre lo mejor, lo más experto y conmovedor que hemos visto en el insulso diluvio de cine que aquí estamos aguantando desde hace 10 días.Sus rivales más evidentes son el francés Gerard Depardieu, que es autor de lo mejor de Camille Claudel; Juan Diego por su rica y compleja creación de san Juan de la Cruz en La noche oscura; el norteamericano Gene Hackman, que da vida a una película tan muerta como la -ya injustamente considerada candidata al gran premio- Mississippi Burning-, el alemán oriental Jorg Gudzuhn, que hace otro tanto en el filme Fallada; el norteamericano Dustin Hoffman, por su ya célebre trabajo en Rain man; el italiano Gian Maria Volonté, por su recreación de la figura del pedagogo Pestalozzi; y un tercer norteamericano, Eric Bogossian, que ayer, junto a Fernando Fernán Gómez, dio la campanada en Talk Radio, un buen filme, aunque se encuentre saturado de artificios técnicos, dirigido por Oliver Stone, autor, entre otros filmes, de Wall Street.

Esquilache fue bien recibida por el público berlinés, pese a que le quita posibilidades en un festival internacional su sobrecarga de referencias a la historia y la intrahistoria españolas. En su conferencia de prensa Josefina Molina, su directora, tuvo que insistir en el carácter metafórico del filme que le sitúa por encima del tiempo histórico que reconstruye y hace de él una averiguación dramática indirecta del tiempo presente. Pero el hecho de que Josefina Molina tuviera que insistir en ello indica que a una parte del público se le escaparon de la pantalla cosas que para los españoles son evidentes, transparentes incluso.

Y fue el propio Fernando Fernán Gómez quien involuntariamente lo reveló, cuando le preguntaron cual habría sido su destino como actor de haber trabajado en Hollywood: "No me imagino a mí mismo recogiendo un Oscar", dijo el actor. "El poco valor que tengo en mi oficio se lo debo a mi condición de español, pues si algo se expresar es por la cultura de donde provengo".

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