La oposición cree, que la huelga obligará al Gobierno a abandonar la arrogancia y practicar el diálogo
Los partidos políticos de la oposición pidieron ayer al Gobierno que, tras la huelga, cambie radicalmente de actitud, de manera que a partir de ahora abandone la práctica del "decreto" y emprenda la del diálogo, tanto con sindicatos como con oposición. El Gobierno no reconoce tal actitud, y afirma su disposición a negociar "hoy lo mismo que ayer". El vicepresidente del Gobierno y la mayoría de los ministros, que pasaron ayer el día en el Congreso de los Diputados, fueron en general muy parcos en sus manifestaciones, sin abandonar un evidente gesto de preocupación.
El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, sostuvo ayer un fuerte enfrentamiento con el portavoz del Grupo Popular, Juan Ramón Calero, a propósito de unas declaraciones del dirigente de UGT de Banca, Justo Fernández, quien llamó "sinvergüenza" a Solchaga y le atribuyó supuestos negocios personales en virtud de la información privilegiada que posee por su cargo. El ministro explicó que, analizadas las vías jurídicas a las que podría acudir y con el apoyo del presidente del Gobierno, optó por no responder "a esos insultos, que carecen de fundamento". Tras la pregunta en el Pleno y de forma privada ocurrió lo siguiente, según el relato de Calero: "Me acerqué al escaño del ministro para decirle que se había equivocado con respecto a Justo Fernández y que debía haber interpuesto una demanda para salvaguardar el prestigio del Gobierno. Señalándome con el dedo me dijo que era un hijo de puta. Le repliqué diciendo que no le consentía esas palabras y él continuó aseverando que tenía cosas contra mí. Pues sácalas, le contesté. A continuación el ministro dijo que retiraba lo que me había dicho y seguimos hablando del tema de Justo Fernández".
Aunque en el pleno del Congreso de ayer no figuraba ningún asunto relacionado con las movilizaciones, casi todos los intervinientes introdujeron en sus discursos referencias a la huelga que se vivía en la calle. Incluso en algunos de ellos se apreció una cierta mala conciencia y no se reprimieron en preguntarse qué hacían allí debatiendo sobre la peste del porcino o sobre la exposición universal de Sevilla cuando la vida ciudadana estaba paralizada.
En el capítulo de las declaraciones, la ministra de Asuntos Sociales, Matilde Fernández, como "sindicalista" dijo: "Se ha quemado un cartucho, se ha utilizado una herramienta de una manera desmesurada y estoy preocupada por los efectos que pueda tener". El presidente del Grupo Socialista, Eduardo Martín Toval, afirmó tener una sensación "más de incomprensión que de pesar", al enfrentarse con este paro cuando el país lo gobierna la izquierda.
A medida que iban pasando las horas, los corrillos de diputados socialistas iban proliferando. En estos círculos, la impresión oscilaba entre la perplejidad y la tristeza. Responsables del PSOE afirmaron que fueron conscientes de que la huelga iba. a ser un éxito desde que a las 0.00 horas de ayer vieron cómo se interrumpía el telediario y la locutora se quedaba con la palabra en la boca.
Con cierta solemnidad un diputado del PSOE comentaba a otros compañeros que ayer se puso fin "a cien años de historia", lo que provocó la réplica de otro contertulio apostillando que a lo mejor a partir de ahora "comenzaban otros cien", en referencia a la historia conjunta y fraternal del PSOE y la UGT.
A media tarde la Democracia Cristiana y el Partido Liberal provocaron la reunión de la junta de portavoces para solicitar que el presidente del Gobierno, Felipe González, compareciera hoy en el pleno para explicar su análisis de la huelga. Ello fue rechazado por los socialistas por lo que permanece la iniciativa del Gobierno adoptada anteayer para que "algún miembro del Gobierno" comparezca el próximo miércoles.
Tanto José Antonio Segurado (PL) como Modesto Fraile (DC) pretendían con su propuesta que el debate político "volviera al Parlamento". El portavoz del CDS, Agustín Rodríguez Sahagún, aconsejó al Gobierno que "se replantee" sus modos de gobernar y nuevamente achacó "a la sordera del presidente" la situación de crispación que vive el país. Adolfo Suárez, presidente del CDS, no acudió ayer al Congreso como ya es habitual en él, aunque su ausencia no tenga nada que ver con el paro. En cambio sí tuvieron que ver con la huelga las ausencias de los diputados de IU, Eusko Alkartasuna y Euskadiko Ezkerra.
La mañana había comenzado con la intervención del ministro de Justicia, Enrique Mújica, quien desgranó los planes ya conocidos de su departamento.
Por otra parte, tres senadores del Grupo Socialista que a su vez son secretarios provinciales de UGT, no acudieron al pleno del Senado, según informa Efe.
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