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Una operación de imagen

ADOLF BELTRAN, La reunión sobre el genoma humano podría haberse celebrado en cualquier otra parte, pero ha tenido lugar en Valencia. Este es el beneficio más concreto, tal vez el único, que los organizadores del acontecimiento obtendrán directamente del mismo: una proyección pública que permitirá pasear el nombre de Valencia en el título de la primera declaración formal de carácter internacional sobre esta cuestión científica.

Por lo demás, no se ha precisado cuál es el coste económico de este atípico cóngreso científico al que la mayoría de los asistentes ha viajado con los gastos pagados. Estimaciones aproximadas calculan el presupuesto de la reunión en una cantidad próxima a los 100 millones de pesetas, de los cuales la Generalitat valenciana aportará unos 30 millones y Banesto, en el campo de la iniciativa privada, en principio unos 20 millones. El resto, a razón de uno o dos millones cada una, correrá a cargo de entidades públicas y privadas que van del Consejo Superior de Investigaciones Científicas a empresas como Petromed y Proquimed, pasando por los ministerios de Sanidad y Educación o la propia Unesco.

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La sorpresa de algunos medios ante la convocatoria de la reunión por parte de unos organizadores, y en un país, que no se han distinguido por una significativa relación con las investigaciones sobre el genoma humano, no quedará compensada con ningún tipo concreto de incorporación española a este trabajo científico intemacional

La convocatoria del congreso surgió hace unos meses de la iniciativa del profesor Santiago Grisolía, en el seno del Consejo Valenciano de Cultura, organismo consultivo de la Generalitat del que es miembro este científico.

Grisolía recordó en su momento que su especialidad no es la genética y que en España hay poca gente especializada en estos estudios. Sin embargo, consiguió contagiar su entusiasmo por el genoma, en el momento oportuno, a los responsables de la Administración autonómica y concitar la atención de casi todos los investigadores que tienen algo que decir en este campo. Valencia ha puesto, por tanto, el terreno de juego neutral para un debate e intercambio de experiencias que tiene ya cita en París, el año que viene, y próximas reuniones sectoriales en EE UU y la URSS.

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