El Taller Bofill presenta una tercera "variación" para Pedralbes

Los arquitectos del Taller Bofill encargados de proyectar la reforma del Monasterio de Pedralbes entregarán en fecha inmediata, muy probablemente el viernes de esta misma semana, una tercera variación" sobre el mismo plan inicial que ya se presentó en un primer momento a la comisión de patrimonio de la Generalitat, que es quien debe dar el visto bueno al mismo para iniciar las obras de restauración del edicio medieval. En palabras de Bartomeu Cruells, responsable de las relaciones con el exterior del mencionado taller, el proyecto Bofill "plantea un grado de intervención mínima".

"Cuando el Taller Bofill aceptó el encargo de proyectar la rehabilitación de una parte del Monasterio de Pedralbes ya se sabía que se trataba de una tarea de restauración y, por tanto, un tanto conservacionista", explicó a este diario Bartomeu Cruelis. "Gae Aulenti había declinado la oferta porque no se le permitía aplicar criterios de rehabilitación más radicales. El Taller, en cambio, admitió las limitaciones desde el principio y los dos arquitectos que se encargan del proyecto, el belga Patrick Genard y el catalán Josep Marla Rocias, las tuvieron en cuenta al idearlo".

El plan que se presenta ahora no es un nuevo, sino una "tercera variación" del mismo que ya se envió en un primer momento a la comisión del patrimonio, que depende del Departamento de Cultura de la Generalitat. Para la instalación de la colección Thyssen se rehabilita el antiguo dormitorio del monasterio, que se encuentra inmediatamente sobre la zona de clausura en la que habitan actualmente las monjas clarisas, en número no superior al medio centenar.

Una escalera

"En un primer momento, con el objeto de agrandar la zona de exposición", explica Cruells, "se pensó en derribar un muro que comunicaba con otra sala actualmente en desuso destinada al almacenamiento de alimentos. Pero, luego, se descubrieron en el muro unas pinturas al fresco que era necesario conservar".La recuperación de dichas pinturas ocupó la atención de los arquitectos en su segunda "variación" del plan que, no obstante, tampoco fue aprobada, pero por otros motivos. "En este caso era la escalera de acceso a la sala de exposición", añade Cruells. "Ya existe una escalera, pero es demasiado estrecha para que por ella transiten los visitantes del nuevo centro museístico. Por alguna parte debe agrandarse y no ha habido manera hasta ahora de alcanzar un acuerdo sobre cómo y por dónde".

En definitiva, según Cruells, "la intervención arquitectural deberá ser mínima", y aunque no se ha elaborado ningún proyecto de ejecución, considera que las obras pueden quedar listas en poco tiempo. "Otra cuestión es la adecuación del lugar para la exposición , cuya responsabilidad atañe a otras personas y cuya rapidez en su materialización depende, en gran parte, del número de técnicos que trabajen en ello", afirmó.