González teme que el plan de paz sea minado por "gente que se beneficia del juego de la guerra"

El presidente del Gobierno español, Felipe González, expresó ayer su temor de que el acuerdo de paz de Sapoá, entre el Gobierno y la contra nicaragüenses, vaya a estar "bastante minado y muy rápidamente", porque "hay gente que se beneficia del juego de la guerra". González habló de la influencia negativa de ciertos sectores de la oposición radical nicaragüense y, al ser preguntado si podría verse en esos obstáculos la larga mano de Washington, señaló: "El acuerdo de Sapoá no ha sido bien recibido en EE UU, eso es lo que digo".

El presidente del Gobierno español, que hoy concluye su "visita de trabajo" a Costa Rica, pidió -remedando al presidente costarricense Óscar Arias- que las superpotencias "saquen sus manos de Centroamérica", y sugirió que la Administración de Washington convoque una reunión con los cinco cancilleres de esta región.González admitió que con Estados Unidos "ha habido una permanente discrepancia respecto al método" para pacificar Centroamérica: "No parece que la fuerza haya dado ningún resultado y parecería que debe hacerse un esfuerzo para ir por otro camino". Sin embargo, aseguré que él no exagerará sus discrepancias con Washington porque: "Yo no estaré nunca en la línea del discurso agresivo hacia EE UU".

Igualmente volvió a negar haber recibido presiones de la Administración norteamericana -"que ha sido escrupulosamente respetuosa"- para evitar que su actual viaje a Centroamérica se extendiese, como estaba inicialmente previsto, a otros países de la región, en concreto a Nicaragua: "No soy muy dado a recibir indicaciones de lo que tengo que hacer", dijo, señalando acontinuación que: había viajado a Costa Rica porque consideraba que "es conveniente", y que cuando lo crea oportuno visitará otros países centroamericanos.

La reunión de cancilleres

La propuesta de González, en el sentido de que la Administración norteamericana debería reunirse con los cancilleres de los cinco países de Centroamérica, refleja el sentido de las conversaciones mantenidas con Óscar Arias, tratando siempre de propiciar soluciones de diálogo mediante la multiplicación de los contactos entre todas las partes. González, que en todo momento ha elogiado como caso único en la zona, a la desmilitarizada Costa Rica, consideró "muy aprovechable" la idea de Óscar Arias de celebrar una cumbre de jefes de Estado centroamericanos.

Sobre las posibilidades de éxito de una verificación del cumplimiento de los acuerdo de Esquipulas, el presidente reiteró la disponibilidad por parte de España a formar parte de una comisión, pero advirtiendo que nuestro país "no está haciendo oposiciones a verificador; no se trata de algo apetecible sino de una obligacion moral". Aunque admitió implícitamente que una mayoría de países centroamericanos estaría de acuerdo en que España, Canadá o la República Federal de Alemania (RFA) participasen, como estados ajenos a la zona, en este proceso, señaló que, tras la suspendida reunión de cancilleres centroamericanos en Guatemala, el viernes, no hay un documento final, y nosotros sólo debemos movernos "a través de datos concretos".

González, Óscar Arias y los ex presidentes de Venezuela, Carlos Andrés Pérez; y de Costa Rica, Daniel Oduber, se desplazaron ayer a la zona costera de Carrillo, en el Pacífico, hasta una finca de difícil acceso perteneciente a un amigo de Arias. El ex presidente de Colombia Alfonso López Michelsen, que debía acudir a la reunión, no pudo hacerlo por encontrarse enfermo. La búsqueda de una salida pacífica para Panamá constituyó el único punto de las conversaciones.

Pese al inicial secreto que rodeó a esta reunión, Arias acabó autorizando a la Prensa costarricense a desplazarse hasta la finca, lo que a la postre, y contrariando los deseos de González, hizo que también los informadores españoles pudiesen viajar, en un avión facilitado por la presidencia de la República, y tomar brevemente imágenes del encuentro entre los citados políticos.