La sangre corre de nuevo
La terca realidad de las armas en Nicaragua se empeña en despertar a Centroamérica del sueño de paz iniciado el 7 de agosto con los acuerdos de Guatemala. En pocas horas, las cosas han vuelto a donde solían estar: la sangre corre de nuevo en las proximidades del departamento de Matagalpa, y el Congreso de Estados Unidos se pone de acuerdo con la Casa Blanca para alimentar humanitariamente el conflicto.Aunque Esquipulas 2 no se firmó pensando exclusivamente en Nicaragua, sino también en otros países con conflictos civiles, como El Salvador y Guatemala, es indudable que lo que ocurre en el, país de los volcanes resulta determinante para el resto de la región. En este sentido, la dinámica en la que ha entrado Nicaragua no puede ser más desalentadora.
A las declaraciones del comandante Humberto Ortega (ministro de Defensa) sobre un desorbitado rearme futuro en su país sucede el recrudecimiento de las acusaciones de Ronald Reagan contra Nicaragua. A esto sigue la ruptura del diálogo entre el Gobierno y, la oposición interna. Después, la importante ofensiva de la contra, el acuerdo en el Congreso de Estados Unidos y la advertencia de Daniel Ortega de que su Gobierno tomará como respuesta "todas aquellas medidas necesarias para defender con firmeza los legítimos intereses del pueblo nicaragüense". En medio de todo esto, el fracaso de las negociaciones de Santo Domingo no es más que: un puro acto de coherencia.
La decisión de que sean aprobados ocho millones de dólares de ayuda humanitaria para los rebeldes podría provocar la adopción en Nicaragua de medidas de represalia que abortasen definitivamente el proceso democratizador iniciado en agosto.
La escasa voluntad negociadora con la que los sandinistas vinieron a. la capital dominicana es la primera consecuencia.
El principal promotor de la paz en la región, el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, había pedido insistentemente a Estados Unidos que esa ayuda no fuese aprobada.
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