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POR LA SENDA DE ESQUIPULAS 2

Cardenal Obando: "Me gustaría que el diálogo fuese en Nicaragua"

Antonio Caño

Cansado y sudoroso después de su esperada misa dominical, la figura oronda del cardenal Miguel Obando y Bravo rebosa satisfacción. Su objetivo de que el Gobierno negocie con la contra se ha visto cumplido y, por mucho que los sandinistas se empeñen hoy en ponerle adjetivos y condiciones a ese diálogo, el cardenal ha visto cómo los mismos que hace tres años le llamaban "agente de la CIA" hoy lo necesitan para devolver la paz a Nicaragua. Hasta tal punto han cambiado las cosas desde la firma, el 7 de agosto, del acuerdo de paz para Centroamérica.

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ENVIADO ESPECIAL, El cardenal Obando, de 61 años de edad, se ha convertido en el árbitro con más poder que se haya conocido en mucho tiempo. De su papel y su veredicto en la, función de intermediario que se le ha encomendado va a depender en gran parte el futuro de los dos arbitrados: la contra y el Gobierno.Pese a haber sido insistentemente utilizado por la contra en su propaganda política, Obando guarda hoy prudentemente las distancias con los rebeldes. El cardenal ha reforzado su neutralidad, se reserva sus acusaciones de totalitarismo contra el régimen y recuerda, como hizo en la misa del pasado domingo, que ya en otras ocasiones había actuado como mediador para liberar a dirigentes sandinistas. Su intervención contribuyó, por ejemplo, a la salida de la cárcel, en 1974, del actual presidente, Daniel Ortega. También actuó como mediador en 1978, durante la toma por los sandinistas del palacio nacional de Managua.

Obando no quiere opinar sobre la sinceridad del viraje dado por la dirección sandinista para aceptar el diálogo con la contra, pero sí afirma que éste es innegable. "El 4 de noviembre se reunió la Comisión de Reconciliación Nacional, y uno de los puntos que teníamos en la agenda era la respuesta del Gobierno respecto al diálogo con la contrarrevolución. En esa oportunidad nos respondió Sergio Ramírez que la posición del Gobierno seguía inamovible, es decir, que no se dialogaría con la contra, que lo único que tenían que hacer los contrarrevolucionarios era acogerse a la amnistía. No hay duda, pues, de que el día 5 hubo un viraje que yo considero positivo".

El cardenal advierte, como había dicho a los miles de nicaragüenses que cada domingo pueden escuchar sus sermones gracias a que el Gobierno ha reabierto Radio Católica, que si este diálogo no consigue resultados a corto plazo tendría consecuencias dramáticas para Nicaragua.

"Si esto tarda tres o cuatro meses sería grave, porque en esos meses va a seguir derramándose la sangre en las montañas de Matagalpa y Jinotega, Estelí y Contales".

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El primer punto delicado en ese futuro diálogo es el lugar en el que se llevará a cabo. Obando quiere que sea en Nicaragua, pero el Gobierno no lo acepta porque eso supondría autorizar el regreso de la dirección de la contra. "A mí me gustaría, no estoy cerrado, es una opinión, me gustaría que el diálogo se hiciese en Nicaragua, asi sena más fácil para nosotros y también sería más fácil comunicarse entre los interlocutores".

Completa democracia

"Si es necesario viajaría, pero yo doy una sugerencia para hacerlo más rápido", dice el cardenal nicaragüense. El resultado de esta. negociación, "lo ideal", a juicio de Obando, "sería que hubiese una completa democracia, donde el poder fuese del pueblo, a través del sufragio. Así lo contempla el plan de Esquipulas 2. Tiene que haber elecciones completamente libres para que el pueblo, través del voto, decida quién va ser el que va a regir los destinos del país".El cardenal, el único que tiene la Iglesia centroamericana, es también en estos momentos presidente de la Comisión de Reconciliación Nacional de Nicaragua, uno de los instrumentos previstos por Esquipulas 2.

Desde ese punto hace una valoración prudente del cumplimiento de los acuerdos por los sandinistas: "Considero que el Gobierno ha dado pasos; soy honesto, sé que en la comisión había gente que no estaba de acuerdo, pero reconozco que el Gobierno ha dado pasos, hay hechos que no podemos negar. Pero es claro que la amnistía depende de lo que diga la comisión internacional de verificación. Tampoco se ha dado el levantamiento de la ley de emergencia".

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