Charles Michel: “El Gobierno israelí hace todo lo posible por complicar que los palestinos tengan más autoridad”
El presidente del Consejo Europeo se muestra convencido, en una entrevista con EL PAÍS, de que Rusia intenta interferir en las elecciones europeas, pero rebaja los pronósticos sobre el auge de los extremismos
Charles Michel (Namur, Bélgica, 48 años) encara las elecciones europeas con una calma inusitada respecto a la pujanza de los extremismos. Frente a las alertas que lanzan otros dirigentes, este político liberal quita hierro a los sondeos y confía en que las fuerzas europeístas conserven el timón en la próxima legislatura comunitaria. Más allá de expresar ese deseo, el líder del Consejo Europeo —la institución que aglutina a los gobernantes de los países miembros— se muestra escurridizo sobre si conviene o no pactar con las fuerzas ultras del ecosistema europeo. Con mucha más rotundidad se expresa sobre la guerra en Gaza. El ex primer ministro belga advierte a Israel de que incumplir el derecho internacional puede tener “consecuencias” sobre el acuerdo de asociación que regula la relación del bloque comunitario con ese país. Michel, de visita en España este jueves para reunirse con el presidente Pedro Sánchez, recibe a EL PAÍS poco antes de dirigirse a La Moncloa.
Pregunta. Macron dice que Europa es ahora mortal. ¿Usted percibe ese riesgo por primera vez de cara a las elecciones europeas?
Respuesta. Estamos en un mundo en el que las debilidades se exponen. Pero la UE tiene fortalezas y ventajas. Lo que me hace optimista —realista, pero también optimista— es que hay una toma de conciencia política en los 27 países sobre lo esencial: que debemos reforzar el proyecto europeo para volverlo resistente y capaz de influir en el mundo. No es suficiente con eso. Hay que aplicar medidas. Y mi papel es trabajar por la unidad de este proyecto, que es único en la historia.
P. En las elecciones europeas de 2019 se empezó a alertar de la subida de los extremismos. ¿Por qué ahora la situación es más crítica?
R. Ya entonces había mucho análisis pesimista. Después, la lectura fue que las fuerzas europeístas habían resistido bien, que el Parlamento Europeo estaba claramente dominado por partidos que apoyan la integración y los valores. Hay que mantener la calma. Los ciudadanos ven que la UE aporta estabilidad. Sin la UE habría habido riesgo de división del continente después de la guerra de Rusia contra Ucrania. Y con la covid vimos proyectos conjuntos de solidaridad e inversión. Espero que podamos formar una mayoría estable favorable a la integración europea y al apoyo a Ucrania.
P. ¿Entonces no anticipa esa subida de los extremismos que muestran diferentes estudios y sondeos?
R. No quiero agachar la mirada. Veo los sondeos. Pero con los sondeos, el Brexit no se habría producido. Con los sondeos, Trump no habría sido presidente de Estados Unidos. Mi experiencia es que las encuestas se equivocan regularmente.
P. Usted fue uno de los primeros dirigentes europeos en integrar, ya en 2014, a una formación populista, la N-VA [el partido nacionalista de Flandes], en el Gobierno belga. ¿Esa experiencia contribuyó a normalizar el fenómeno?
R. Rebato que la N-VA sea un partido populista o extremista. Es un partido con el que emprendimos reformas estructurales. Ese Gobierno sostuvo sin la menor ambigüedad la integración europea, el multilateralismo, una política migratoria a la vez firme y muy humana…
P. Pero justamente las diferencias sobre la migración acabaron rompiendo el Gobierno.
R. Eso muestra mi coherencia personal. Yo estaba convencido de que Bélgica debía defender un mecanismo para la migración regulada y ordenada.
P. La migración inflama ahora a la opinión pública y la respuesta europea parece ser endurecer las políticas. ¿No refuerza eso a las fuerzas extremistas?
R. Europa ha progresado. Hemos acordado el pacto migratorio, que significa más solidaridad entre europeos tras años de bloqueo. Y hemos comenzado a hacer lo que decíamos que había que hacer: cooperar con países terceros para ir al fondo de las causas de la migración. Y muy importante: hemos dejado claro que queremos trabajar en vías de migración legal. Hay que ser coherente. Si somos firmes para combatir la migración irregular y el modelo de negocio de los traficantes, en paralelo hay que abrir canales legales.
P. Pero hay mucho menos compromiso con esa opción, es menos visible.
R. No lo comparto. Desde que el Consejo Europeo ha dado sus orientaciones, se ha acelerado el camino para identificar vías [de migración legal] para estudiantes, empresarios o personas que vengan a formarse y regresen a sus países para contribuir al desarrollo.
P. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha abierto la puerta a entenderse con algunas fuerzas extremistas. ¿Cuál es su posición, y la de los liberales, al respecto?
R. Mi papel es ser el guardián de la unidad de la UE. Esperemos a los resultados de las elecciones, no podemos anticiparlos.
P. Pero con su experiencia como presidente del Consejo Europeo, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ¿es una persona con la que se pueda pactar?
R. Sin querer personalizar, constato que en mi mandato hemos tenido que afrontar tempestades, al principio las dificultades para mantener la ambición climática, luego la covid, que desestabilizó el mundo, y luego la guerra en Ucrania y en Oriente Próximo. Todos eran temas potencialmente muy divisivos. En cada uno de ellos existía el riesgo de implosión de la UE. El Consejo ha sido el cemento que ha garantizado la unidad europea.
P. ¿Teme una interferencia rusa en las elecciones europeas?
R. Sabemos que Rusia está decidida a dificultar todos los procesos electorales porque se trata de la democracia, de la legitimidad: todo lo que Rusia detesta. Seguramente habrá interferencia. Pero somos mucho más realistas que otras veces, estamos mejor preparados. Hemos decidido encargar a todos nuestros servicios nacionales [electorales] cooperar lo más estrechamente posible en detectar, prevenir y arrojar luz a los electores.
P. Respecto a Ucrania, ¿es realista pensar en que la UE integre a un país en guerra, con todos los desafíos que supone?
R. Es, ciertamente, un desafío, no lo minimizo. Pero es una decisión deliberada, estratégica, geopolítica. Vemos una voluntad muy fuerte en Ucrania de hacer las reformas necesarias. Europa será más fuerte en la medida en que se amplíe. Habrá desafíos financieros y políticos, pero estoy seguro de que vamos a encontrar soluciones. Esperamos que Ucrania ya no esté en guerra cuando tomemos la decisión [de que se incorpore a la UE].
P. ¿Apoya la idea de enviar instructores europeos a suelo ucranio?
R. No me quiero pronunciar públicamente sobre los detalles de esta propuesta. No es sensato dar ideas para ayudar a Putin sobre lo que estamos dispuestos y no estamos dispuestos a hacer.
P. Era una línea roja y cada vez se menciona más.
R. Cada vez que ha habido un debate sobre Ucrania he mantenido una posición maximalista. Y los hechos me han dado la razón. Cuando decidíamos no ir tan lejos con las decisiones que adoptábamos, varias semanas después sí que íbamos. Lo hemos visto con los tanques, con los cazas, con los misiles de largo alcance. Tenemos que defender los intereses de nuestros ciudadanos. No es solo una cuestión de generosidad hacia Ucrania; está en el interés de la UE en no tolerar una victoria de Rusia.
P. ¿Lo que ocurre en Gaza es genocidio?
R. Tomo nota del lenguaje de las instituciones de justicia internacional, que hablan de riesgo de genocidio. Como europeo apoyo la justicia internacional, que comenzó en Núremberg. Pero más allá de eso, la guerra tiene que parar, tiene que haber un alto el fuego inmediato. Es difícil porque en la UE hay sensibilidades diferentes, pero hay que encontrar la solución de los dos Estados. Para ello, los palestinos tienen que hacer las reformas necesarias y hay que presionar a Israel porque el Gobierno israelí hace todo lo posible por complicar la opción de que los palestinos tengan más autoridad, credibilidad y legitimidad. Las finanzas bloqueadas por Israel no permiten a la Autoridad Palestina dar los servicios necesarios a la población palestina. Hay que tratar de convencerlos de volver a la solución de dos Estados.
P. Israel dice que la guerra será larga. ¿Es realista un alto el fuego?
R. No podemos resignarnos. Por un lado, somos socios de Israel, que es un país democrático. Por otro, tenemos un acuerdo de asociación que prevé el respeto del derecho internacional. Soy partidario de que debatamos sobre el acuerdo de asociación, [Josep] Borrell ha logrado reabrirlo e implicar a los israelíes en un diálogo en el que podremos hacernos preguntas muy serias sobre el respeto a esa cláusula del acuerdo. Si no se respeta, debe haber consecuencias.
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