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¿Quién financia a los partidos europeos? El 70% de las donaciones se ocultan al público

Las formaciones españolas están obligadas a publicar los pagos privados superiores a 25.000 euros, pero nadie dona tanto. En la UE, de los 684 millones entregados por personas físicas externas a los partidos, uno de cada siete fue a fuerzas de extrema derecha

Elecciones europeas
FERNANDO HERNÁNDEZ

Los principales partidos políticos de los 27 Estados miembros de la UE recibieron 941 millones de euros en donaciones entre 2019 y 2022, pero siete de cada diez no tienen un origen conocido. Este escasísimo nivel de transparencia es el que exigen las leyes a las formaciones políticas en países como Alemania, uno de los Estados donde más dinero privado va a los partidos, Francia o España. En Europa central y oriental las cuentas de los partidos son mucho más claras gracias a los esfuerzos que países como Estonia, Chequia, Rumania o Polonia hicieron cuando entraron a la Unión.

La opacidad adopta diferentes formas según el país: la formación nacionalista maltesa de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, incumple desde 2020 su obligación de presentar las cuentas. En Portugal, esos documentos solo se pueden consultar en un ordenador sin acceso a internet, sin posibilidad de sacar copias y bajo la vigilancia de un funcionario. Luxemburgo exige firmar un acuerdo de confidencialidad. España tiene el límite más elevado de la UE para que un partido publique sus donaciones privadas (25.000 euros): es tan alto que ninguna formación declara aportaciones que alcancen esa cifra.

Un análisis de más de 1.000 documentos financieros de 300 grupos políticos del continente, coordinado por la organización Follow The Money y en el que han participado EL PAÍS, The Guardian y otros 24 medios, revela el nivel de opacidad sobre los ingresos privados de los partidos y rastrea a qué agrupaciones van todas las donaciones de personas y empresas del continente.

Entre 2019 y 2022, los partidos han acumulado 2.800 millones de euros en financiación no pública que incluye cuotas de afiliados, aportaciones de cargos públicos y donaciones. De estos, 941 millones son donaciones: esta cifra incluyen aportaciones de políticos que en algunos países (como Alemania o Dinamarca) se realizan como donaciones al margen de lo que sus formaciones les exigen aportar. En otros países como España todo lo que aportan los políticos se registra bajo una categoría específica (”aportaciones de cargos públicos o afiliados”).

Si se cogen solo lo que es posible identificar como donaciones de personas físicas externas a los partidos, el total es de 684 millones de euros. El 14% de este dinero, 97 millones, ha ido a agrupaciones de extrema derecha (clasificadas según la definición del proyecto académico The PopuList), una cantidad proporcional a la de su representación política en los países europeos.

Entre las familias históricas del Parlamento Europeo, los partidos que forman los populares acaparan cerca del 40% de las donaciones (sobre todo por las que consigue la CDU alemana) y los socialistas, el 15%.

El 70% de los ciudadanos comunitarios cree que no hay suficiente control y transparencia de las finanzas de los partidos y el 60% opina que la corrupción es un problema común entre estas formaciones, según la mayor encuesta europea de opinión, el Eurobarómetro. Los europeos piensan que hay más corrupción en los partidos que en las compañías privadas, las instituciones financieras o el sector público.

En España, el 85% de la población (récord en la UE) cree que los sobornos y el abuso de poder son habituales entre los partidos políticos. Es también el miembro comunitario que más dinero público ha dedicado a financiar partidos en los últimos cuatro años (también por el volumen de procesos electorales: 14 desde 2019) y uno de los países donde los partidos son más dependientes de la financiación estatal.

En la privada, los partidos deben hacer públicas las donaciones de más de 25.000 euros en sus páginas web, pero no hay ninguna publicada. La realidad es que ese baremo es poco útil: desde la entrada en vigor de la última reforma legislativa, en 2016, ninguna formación ha declarado haber recibido donaciones tan altas. Así lo ha comprobado EL PAÍS en el desglose de ingresos anuales de todos los partidos y lo han confirmado la mayoría de formaciones. El Tribunal de Cuentas, de hecho, ha ratificado a este diario que en el último ejercicio fiscalizado (2019) no hubo ninguna aportación superior a 25.000 euros.

En España se publican las donaciones... que no existen

De todo lo que se ha donado en la UE entre 2019 y 2022, Alemania, Francia e Italia suman el 65%. El peso de Alemania es especial, porque allí la ley pide a los partidos políticos que consigan la mitad de sus ingresos de fuentes privadas (incluyendo donaciones, aportaciones de políticos o cuotas de socios). De hecho, sin los recursos germanos, el porcentaje de donaciones ocultas se quedaría en el 55%.

Los partidos españoles han recibido en los últimos cuatro años donaciones por valor de 9,8 millones, casi la mitad en 2019. Representan un 3% de su financiación privada (como detallaremos más adelante, son excepcionalmente dependientes de lo público), mientras que las cuotas de afiliados y las aportaciones de los cargos de los propios partidos son su principal hucha. Estas sumas se ingresan en cuentas independientes y no están sujetas a los límites de las donaciones. En el caso de los cargos públicos, las aportaciones obligatorias las establece cada partido, habitualmente como porcentajes del sueldo de sus representantes.

A pesar de ser minoritarias, las donaciones suponen más de un millón de euros en cuatro años para partidos como PSOE, BNG, Vox o Izquierda Unida. Estos dos últimos recibieron —con la repetición electoral— más de 1,5 millones de euros en donaciones. Para la formación de extrema derecha fueron un empujón clave en el primer año en que consiguieron entrar en el Congreso, 2019, cuando representaron el 25% de sus ingresos privados. Fueron unos ingresos ya de por sí extraordinarios: en el periodo analizado, Vox es el tercer partido de extrema derecha europea que más recursos privados ha conseguido (incluyendo aportaciones de cargos y cuotas), solo por detrás de de Alternativa para Alemania (AfD) y la Liga italiana.

Podemos también hizo su ingreso en la escena política gracias a las donaciones: en 2019 consiguió la mitad de sus ingresos privados a través de ellas. En los últimos dos años, estas aportaciones no han llegado al 0,1% de los ingresos privados de la formación morada.

¿Qué sabemos del origen del dinero que los partidos españoles ingresan como donaciones? Prácticamente nada. La reforma legislativa de 2007 pedía que las formaciones publicaran las donaciones de más de 25.000 euros. Pero ninguna partida analizada por este periódico lo hace y todos defienden que no han recibido donaciones tan altas.

Incluso los que rebajaron el límite por voluntad propia, como Podemos, que lo dejó en 5.000 euros, declara no haber recibido nunca nada por encima. Algunos partidos, como Junts per Catalunya o ERC, publican el listado con las cantidades recibidas en cada donación, pero sin detalles sobre la identidad del donante —algo que la ley no les exige—.

El límite impuesto no sirve para aportar transparencia. Los partidos consultados —y la propia ley— anteponen la protección de datos personales de los ciudadanos que se planteen donar a la necesidad de hacer públicas las donaciones. Pero, ¿tendría sentido rebajar el límite inservible de los 25.000 euros? “Está claro que el límite es demasiado alto”, opina Fernando Casal Bértoa, profesor de Políticas Comparadas en la Universidad de Nottingham. “En democracias deficientes o sistemas autoritarios, publicar la identidad del donante puede ser un problema, pero en la UE esto no debería pasar: donar es una forma de participar”, razona.

Las últimas mejoras en la ley de financiación de partidos, introducidas hace casi una década, cortaron canales de financiación como el que permitía a las empresas hacer sus propias donaciones. Pero dejaron abierta la vía de las fundaciones vinculadas a partidos políticos como Humanismo y Democracia (heredera de FAES en el PP), Pablo Iglesias (PSOE) o Sabino Arana (PNV). Estas entidades, que ingresaron casi 22 millones de euros en donaciones entre 2014 y 2020, juegan con otras reglas: pueden recibir aportaciones de empresas sin límite alguno y sin importar que estas tengan algún contrato público en vigor con Gobiernos de los partidos a los que están vinculadas. “Es absurdo que tengan una regulación tan diferente”, valora Fernando Jiménez, catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Murcia.

Los límites del Tribunal de Cuentas

El Departamento de Partidos Políticos del Tribunal de Cuentas es el encargado de fiscalizar los partidos y el único organismo con acceso a los extractos de las cuentas bancarias donde se canalizan las donaciones.

Tiene un equipo de 40 auditores que tarda cerca de un año en revisar las cuentas de entre 25 y 30 formaciones políticas, sin contar los plazos de alegaciones (30 días). A pesar de los refuerzos en recursos humanos y tecnológicos, sus tiempos son largos: su próximo informe, previsto para antes del verano, será sobre las cuentas de 2020. Hay formaciones políticas con un escaño en el Congreso actual que entonces ni se habían formado.

El tribunal no es un organismo anticorrupción: “Podemos auditar solo lo que se contabiliza, nuestras funciones en relación con los partidos políticos son la fiscalizadora y la sancionadora”, recuerda el director técnico del Departamento de Partidos Políticos del Tribunal de Cuentas, José Antonio Monzó.

Desde 2015, el tribunal ha impuesto seis multas de una media de 74.000 euros relacionadas con la contabilidad ordinaria de los partidos (que no incluye la electoral): cuatro de ellas, a Izquierda Unida, Més Per Mallorca, PdCat y Más País, estaban relacionadas con las donaciones.

El organismo analizará este año por primera vez hasta qué punto los partidos cumplen con las obligaciones de transparencia de sus cuentas en sus páginas web. Y no será el único ente público en hacerlo: el Consejo de Transparencia está trabajando en un estudio parecido que verá la luz a finales de año.

Desproporcionada dependencia de lo público

Los escándalos de corrupción ligados a la financiación de los partidos (desde el caso Palau hasta los papeles de Bárcenas) y las reformas de la ley (2007 y 2015) han reducido drásticamente la cantidad de dinero privado que reciben los partidos en España. El caso español es peculiar, porque el 75% de los fondos de los partidos son públicos, uno de los porcentajes más altos de Europa. Entre 2019 y 2022, España es el país de la UE que más ha gastado en financiar a partidos (los 12 analizados), un esfuerzo claramente influido por la docena de procesos electorales (entre locales, regionales, nacionales y europeos) celebrados.

Este desequilibrio entre financiación pública y privada agrava la brecha entre la ciudadanía y los partidos: “Los partidos que en su mayoría tienen financiación pública, como es el caso de los españoles, acaban convirtiéndose en una rama más del Estado”, opina Jiménez. “Pierden su capacidad de representación de la sociedad y eso es muy negativo”.

Los expertos coinciden en que es positivo que los partidos busquen la contribución de los ciudadanos para sostenerse económicamente, algo que les obliga a responder ante ellos y, potencialmente, puede restaurar la deteriorada imagen de estas agrupaciones. “Si casi el 80% del dinero viene de fondos públicos, es muy problemático”, insiste Casal Bértoa: “¿Qué incentivos tienes para comprometerte con los ciudadanos?”.

Escándalos y partidos ‘familiares’

Como en España, las mejoras legislativas en el resto de Europa han llegado en muchas ocasiones a golpe de escándalo. Así ocurrió en Austria, cuando en 2019 Heinz-Christian Strache, entonces vicecanciller y líder del partido de extrema derecha FPÖ, fue abordado por una joven que se hacía pasar por la nieta de un oligarca ruso y le sugirió que ingresara sus fondos en asociaciones próximas al partido para evitar el escrutinio estatal.

Cuando se analizan las donaciones donde sí se publica el nombre del donante, destaca el caso alemán. De las 180 donaciones de más de 100.000 euros entre 2019 y 2022 en toda Europa, casi la mitad (76) son de empresas o personas alemanas. Y es en este país donde se registra la mayor donación de una persona física a un solo partido: los 1,25 millones de euros que Steven Schuurman, emprendedor holandés del sector tecnológico, entregó a Los Verdes en 2021.

Las cuatro donaciones más altas de la UE las realiza en cambio un trust de empresarios de la minoría sueca en Finlandia: 1,5 millones anuales al partido que representa a la población suecófona en el país, el Partido Popular Sueco de Finlandia.

El detalle de las donaciones permite también ver cuándo una persona domina financieramente un partido: seis familiares del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi y su firma familiar Fininvest, han contribuido con un millón de euros a Forza Italia, el partido fundado por el propio Il Cavaliere en los años noventa.

Metodología

Para analizar las cuentas de los partidos europeos, la organización neerlandesa Follow The Money ha coordinado a 50 periodistas de 26 medios de 24 países. El proyecto se publica en toda Europa bajo el nombre: Transparency Gap, the funding of political parties in the EU.

Para realizar el análisis se han tenido en cuenta todos los partidos que están actualmente representados en el Parlamento Europeo. En España se han analizado las cuentas desde 2014 a 2022 de todos los partidos con estas características aunque las de los últimos tres años todavía no están auditadas por el Tribunal de Cuentas. 

IU, PNV, Podemos, ERC y BNG han contestado al cuestionario enviado por este periódico confirmando que no han recibido donaciones de más de 25.000 euros desde 2014. Vox, Ciudadanos, Junts, PSC, PP y PSOE no han contestado, pero han remitido a sus cuentas, donde no aparece ninguna donación por encima de ese umbral. EL PAÍS ha analizado las cuentas anuales de todos los partidos mencionados, publicadas en sus respectivas páginas web. 

Para categorizar los partidos europeos según son de extrema derecha, izquierda o euroescépticos, se ha utilizado la categorización de The PopuList, creada por el Instituto de Investigación Social de Ámsterdam e utilizado en numerosas publicaciones académicas y periodísticas. 

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