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Los motivos por los que el tribunal de la ONU considera verosímil que Israel esté cometiendo un genocidio en Gaza

La presidenta del organismo cita en su decisión el alto número de muertos y heridos, el desplazamiento forzoso de casi toda la población, el hambre y las declaraciones de líderes políticos israelíes

Vivienda daña por un ataque aéreo israelí en Rafah, en el sur de la Franja, este sábado. Foto: Abed Rahim Khatib (DPA/ Europa Press) | Vídeo: EPV
Antonio Pita

El Tribunal Internacional de Justicia, con sede en La Haya, consideró el viernes “verosímil” que Israel esté cometiendo acciones en Gaza que constituyan un genocidio. No entra en el fondo del asunto —no le correspondía ahora y tardará años en hacerlo—, ni dicta un alto el fuego, pero sí se declara competente para investigar la acusación presentada por Sudáfrica y pide a Israel que adopte todas las medidas necesarias para impedir la comisión de un genocidio contra la población de la Franja. La presidenta del tribunal, Joan E. Donoghue, ha asegurado que “al menos algunos de los actos y omisiones alegadas por Sudáfrica” podrían quedar clasificados dentro de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1948.

El artículo II de la Convención señala cinco actos que podrían constituir genocidio, siempre y cuando quede probado que han sido cometidos “con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”. El primero es la matanza de miembros de ese grupo; el segundo, lesionar gravemente su integridad física o mental. La presidenta del tribunal ha citado este viernes el “amplio número de muertos y heridos” que está dejando la ofensiva israelí. Tras matizar que las cifras “no pueden ser verificadas de forma independiente”, ha citado como balance 25.700 muertos y más de 63.000 heridos, lo que supone más del 1% de la población y supera en muertes diarias al primer mes de guerra en Ucrania o el peor en la de Irak. Esos datos coinciden prácticamente con los proporcionados el viernes por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás en Gaza.

Donoghue también ha recordado que más de 360.000 unidades habitacionales han sido destruidas o parcialmente dañadas, citando datos de la oficina de coordinación de asuntos humanitarios de la ONU. En Gaza vivían antes de la guerra 2,3 millones de personas, con una media de 5,6 personas por hogar, según los datos de la Oficina Central de Estadísticas Palestina. Esto apunta a que los hogares del 87% de la población han resultado dañados. Se calcula que medio millón de gazatíes no tienen adonde volver si mañana terminase el conflicto.

La presidenta ha aportado otro dato de la ONU: 1,7 millones de gazatíes han sido desplazados de sus casas. La inmensa mayoría está en el sur, donde centra ahora su ofensiva el ejército israelí, en particular la ciudad de Jan Yunis. Malviven apiñados en refugios, casas particulares o tiendas de campaña, en unos días marcados por el frío y la lluvia, tratando de comer al menos una vez al día. La presidenta ha citado declaraciones de agencias de Naciones Unidas, como su coordinador de ayuda de emergencia, Martin Griffiths, que advertía a principios de mes de que “Gaza simplemente se había convertido en inhabitable” y de que una “hambruna estaba a la vuelta de la esquina”; o de la Organización Mundial de la Salud, que ha dado cuenta de niveles críticos de hambre entre el 93% de la población.

Estos elementos remiten al tercer apartado del artículo II: “Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial”. El tribunal determinará más adelante si existe intencionalidad por parte de Israel. De momento, ha justificado sus medidas temporales en que “la catastrófica situación humanitaria en Gaza corre grave riesgo de deterioro” antes de que dicte sentencia.

Incitación

Otro elemento de la exposición ha sido la acusación de “incitación al genocidio”. En Israel, los comentaristas de prensa opuestos al primer ministro, Benjamín Netanyahu, aseguraban en las últimas semanas que las declaraciones extremas de sus socios ultraderechistas de coalición y de los diputados más radicales de su partido, Likud, habían facilitado que Israel acabase en el banquillo de La Haya; ya que Sudáfrica apoya parcialmente su denuncia en declaraciones públicas de ministros, diputados, militares y hasta artistas.

Solían señalar al ministro de Legado, Amijai Eliyahu, que barajó el lanzamiento de una bomba atómica sobre la Franja; o al vicepresidente del Parlamento, Nissim Vaturi, por pedir “borrar Gaza de la faz de la tierra”, donde “no hay inocentes”, y “eliminar” a los 100.000 palestinos que calcula que quedan en el norte de Gaza. Otra diputada del Likud, Tally Gotlib, pidió no “sentir lástima por los gazatíes no involucrados” porque “no los hay” y su compañera de partido Galit Distel Atbaryan, exministra de Diplomacia Pública, exhortó al ejército a comportarse de manera “vengativa y cruel”.

La presidenta del tribunal, sin embargo, no se ha ido a ejemplos marginales, sino que ha escogido tres declaraciones de líderes de peso. La primera, del ministro de Defensa, Yoav Gallant, cuando anunció un “cerco completo” sobre Gaza ―”ni electricidad, ni comida, ni combustible”― y haber eliminado “todos los límites” para combatir a los “animales humanos” de Hamás.

La segunda, al poco de empezar la guerra, del presidente, Isaac Herzog, procedente del laborismo e internacionalmente considerado como un moderado que trató de frenar la reforma judicial de Netanyahu: “Hay toda una nación ahí que es responsable. No es cierta esa retórica de que los civiles no eran conscientes o no estaban involucrados”. La presidenta citó asimismo al entonces titular de Energía y hoy de Exteriores, Israel Katz: “Combatiremos a la organización terrorista Hamás y la destruiremos. A toda la población de Gaza se le ha ordenado irse de inmediato. Ganaremos. No recibirán una gota de agua o una sola batería hasta que abandonen el mundo”.

La elección de las frases parece apoyar la tesis sudafricana de que “la incitación al genocidio” no puede presentarse como frases aisladas de “grupos fuera de control”, sino que “emana del más alto nivel” del Gobierno. Israel argumenta, por el contrario, que esas palabras no se han plasmado en hechos. Para sostenerlo, presentó al tribunal más de 30 actas y documentos desclasificados, tanto de reuniones del Gobierno como de comunicaciones entre mandos militares. En ellos, autorizaba la entrada de ayuda humanitaria en el enclave palestino y recomendaba la instalación de hospitales de campaña y la aproximación a la costa de Gaza de un buque hospital ofrecido por varios países, informó el jueves el diario The New York Times.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.

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