Un cerebro emigrado
El caso de Susumu Tonegawa es representativo de las dificultades que tienen los científicos japoneses para trabajar en su propio país. Entrevistado ayer por la televisión japonesa, Tonegawa, que se trasladó a Estados Unidos en 1963, ha explicado que eligió trabajar en el extranjero porque la mentalidad japonesa frenaba su investigación. "En el campo de la ciencia", afirmó, "el racionalismo y el individualismo occidentales son propicios a la originalidad. He encontrado dificil proseguir mis actividades creativas en la tradición cultural de Japón, marcada por el espíritu de armonía".El nuevo premio Nobel nació en Nagoya (Japón) en septiembre de 1939 y cursó sus primeros estudios en su país. Posteriormente trabajó en el departamento de química de la universidad de Kioto.
En 1963 se trasladó a Estados Unidos e ingresó poco después en el departamento de biología de la universidad de California (San Diego), donde alcanzó el título de posgraduado, primero en dicha universidad y más tarde en el instituto Salk, de la misma ciudad.
Entre 1963 y 1981 desarrolló una carrera repleta de éxitos, primero como investigador asistente y luego como profesor asistente en biología de la universidad de California.
La originalidad de sus trabajos despertó la curiosidad de centros científicos internacionales; pasó a formar parte del Instituto de Inmunología de Basilea (Suiza), alcanzando luego el título de profesor de Biología en el centro de investigación del cáncer en el departamento de biología del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge.
Es miembro honorario de la Asociación Americana de Inmunología, de la Sociedad Escandinava de Inmunología, de la Academia Americana de Artes y Ciencias y de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Ha obtenido diversas distinciones como recompensa a su trabajo. Su juventud hace esperar nuevas aportaciones de sus trabajos en el campo de la inmunología.
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