El Consejo de Europa propone constituir en Toledo un centro sobre la cultura judía
Toledo, enclave que durante buena parte de la Edad Media fue reclamo y lugar de encuentro de tres culturas -judía, cristiana y árabe-, sigue siendo punto de referencia para analistas y estudiosos de la historia de España y del entramado Oriente-Occidente. A partir de mañana, y durante dos jornadas, Toledo acogerá un simposio sobre Las culturas judeo-sefardifitas y Europa, que ha organizada la Comisión de Educación y Cultura de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que persigue, entre otros fines, constituir en Toledo un centro universitario de investigación judeo-europea.
Pocos días después, entre el 23 y el 26 de abril, otros estudiosos debatirán sobre Al Andalus. Ocho siglos de historia en unas jornadas impulsadas por el Instítuto Central de Cultura Islámica.Al encuentro sobre Las culturas judeo-sefardita y Europa asistirán como ponentes destacados investigadores de la cultura judía, como los profesores Moshe Edil, de la universidad hebralca de Jerusalén; Ron Barkai, de la universidad de Tel Aviv; Robert Parienti, de la Fundación Europea para las Ciencias, las Artes y la Cultura; el profesor de la universidad i Autónoma de Barcelona Jaume Sobrequés; Ermilio Casares, de la. universidad de Oviedo, y el dominico experto en teología Clemens Thoma, entre otros.
A lo largo de dos jornadas se debatirán temas relacionados con la influencia de la cultura judía en Europa en los ámbitos religioso, social y cultural. En la jornada de apertura intervendrán, entre otros, el ministro de Cultura, Javier Solana; el secretario general del Consejo de Europa, Marcelino Oreja, y el escritor y antropólogo Julio Caro Baroja.
En la celebración de este simposio colaboran la Fundación Europea para las Ciencias, las Artes y la Cultura, que preside Simone Veil, además del Gobierno y las Cortes de Castilla-La Mancha y la Diputación y el Ayuntamiento de Toledo.
Conociendo la historia de Toledo se conoce la de España, dicen los historiadores recogiendo el lema de Benito Pérez Galdós, y es que la amalgama y la sucesión de hechos acaecidos en Toledo desde el siglo VIII -llegada de los árabes- hasta el siglo XV -decreto de expulsión de los judíos por los Reyes Católicos- en la ciudad conviven, no siempre pacíficamente, cristianos, judíos y árabes.
La coexistencia de estas tres comunidades fue un hecho habitual hasta el siglo XIV, siglo que representó "una recrudescencia de barbarie, un salto atrás en la carrera de la civilización", escribió Menéndez y Pelayo.
Aunque no hay fecha concreta para datar el inicio del asentamiento judío en Toledo (Toledoth, ciudad de las generaciones), los investigadores sostienen que ya estaban en los primeros años del cristianismo. La leyenda cuenta que fue "cuando Nabucodonosor destruyó Jerusalén", tal y como recoge Carlos Pascual en su Guía secreta de Toledo.
A partir del año 711 y hasta la reconquista de Toledo por Alfonso VI en el 1085, Toledo (Tolaitula) vivió bajo dominio árabe. Éstos fueron mayormente generosos con sus convecinos. cristianos y judíos y al,menos teóricamente disfrutaron de un pacto de tolerancia (Mushala'h). De hecho, se permitió la libertad de cultos y hasta los cristianos convertidos al islamismo -mozárabes- conservaron, y aún perdura, su liturgia, sus ritos y sus costumbres. Hoy existen en Toledo más de 250 familias de origen mozárabe y aún en la catedral se oficia diariamente una misa bajo el rito mozárabe.
Dominación árabe
Sin embargo, no todo fue armonía durante el período de dominación árabe. Para sofocar las revueltas y los desórdenes cristianos llegó a Toledo el gobernador Amros Ben Yusuf y el día del foso perecieron unas 5.000 personas. Corría el año 807 . Los alzamientos cristianos todavía siguieron durante el reinado de Abderramán II.Con Alfonso VI, Toledo vuelve a ser cristiana. De este rey se cuenta que vivía plácidamente en la corte árabe y desde allí preparó la reconquista de Toledo. Durante los mandatos de Alfonso VIII, Fernando III, Alfonso X el Sabio y hasta mediados del siglo XIV, con Pedro I el Cruel, y a pesar de las guerras de reconquista, la convivencia de las tres culturas hizo que los romanceros se nutrieran de historias amorosas de bellas y reyes.
Durante la época de mayor florecimiento para los judíos, siglos XII, XIII y XIV, existían en la ciudad una decena de sinagogas, de las que hoy tan sólo se conservan la del Tránsito y la de Santa María la Blanca.
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