Víctor Díaz, o el síndrome de la violencia contra una dictadura
Acusado por el atentado contra Pinochet, es hijo de un dirigente comunista 'desaparecido' en 1976
El 7 de septiembre de 1986 Víctor Leodoro Díaz, de 28 años de edad, conducía la camioneta Toyota azul en la que viajaron algunos de los miembros del comando del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) que ese día intentaron acabar con la vida del presidente chileno, general Augusto Pinochet. Según la información de la policía, Víctor Díaz también disparó contra la comitiva presidencial. La furgoneta azul fue encontrada abandonada al día siguiente en un lugar de las afueras de Santiago. Su conductor no fue detenido por la policía hasta un mes más tarde.Víctor Díaz es hijo de Víctor Díaz López, antiguo vicesecretario general del Partido Comunista de Chile (PCCh) y dirigente nacional de la Central Única de Trabajadores (CUT). Su trayectoria política es continuación de la tragedia de su padre.
Víctor Díaz padre desapareció en mayo de 1976, casi tres años después del derrocamiento de Salvador Allende. Desde ese momento su hijo dedicó todos sus esfuerzos a esclarecer el paradero y la situación del dirigente comunista. El poder judicial hizo oídos sordos a los recursos de amparo, a las querellas, a las denuncias. Una carta y una llamada telefónica demostraron más tarde que Víctor Díaz López aún estaba vivo cinco meses después de ser secuestrado por agentes de la antigua policía política, la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina).
La estéril denuncia
En agosto de 1976, Víctor Díaz tuvo que salir de Chile con la autorización de un juez de menores porque estaba siendo seguido por personas no identificadas. Recorrió varios países europeos denunciando la situación de su padre. Con 17 años prestó declaración en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y llegó a entrevistarse con el representante chileno en este organismo, Sergio Diez, quien después manifestó, con todo el cinismo posible, que Víctor Díaz no podía estar desaparecido porque había hablado con él en la ONU, sin aclarar que se trataba del hijo.
Víctor Díaz vuelve legalmente a Chile en octubre de 1980. "Yo diría que con ideas bien definidas", dice su madre. "Venía dispuesto a hacer algo por su padre, por todos los desaparecidos. Sus hermanas le decían: 'Tú no tienes las cosas muy claras; nosotras luchamos de forma pacífica'. Él contestaba: 'Ya no es tiempo de luchar así'. Pienso que mi hijo es una víctima inocente de este régimen".
Para Alfonso Insunza, abogado de Víctor Díaz, "este caso es el ejemplo típico de la evolución que sufren aquellas personas que llegan a la violencia cuando han visto cerradas las puertas de la justicia, a pesar de que han recurrido a los mecanismos legales de la propia dictadura".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Dictadura Pinochet
- Augusto Pinochet
- Chile
- Tortura
- Personas desaparecidas
- Dictadura militar
- Derechos humanos
- Casos sin resolver
- Integridad personal
- Dictadura
- Latinoamérica
- Sudamérica
- América
- Historia contemporánea
- Gobierno
- Casos judiciales
- Administración Estado
- Historia
- Delitos
- Política
- Administración pública
- Sucesos
- Sociedad
- Justicia