La RFA destruirá la leche radiactiva vendida a Egipto

Las 3.000 toneladas de leche en polvo radiactiva que, con permiso del Gobierno bávaro, iban a ser exportadas para su consumo en Egipto serán destruidas en la República Federal de Alemania. El ministro de Medio Ambiente del Gobierno federal, Walter Walimann, ha anunciado que el Estado se hará cargo de la mercancía contaminada, que se encuentra en dos trenes en Bremen y Colonia.

Varias decenas más de vagones con leche en polvo radiactiva se hallan aún en Rosenheim, en Baviera, de donde partió la controvertida carga en dirección al puerto de Bremen para su posterior transporte marítimo a Egipto.Informaciones procedentes de El Cairo señalaban ayer que un carguero con productos alemanes occidentales contaminados se encuentra en el puerto de Alejandría y que otro llegará próximamente. Las autoridades llevan a cabo pruebas de detección de radiactividad en algunos alimentos procedentes de la RFA. En Egipto fue detenido ayer un comerciante implicado, al parecer, en el comercio de productos contaminados de la República Federal.

Según van surgiendo nuevos datos sobre este escándalo, aumenta la indignación por la actitud del Gobierno bávaro y las dos compañías implicadas, la central lechera Meggle GmbH y la empresa Lopex. El Gobierno bávaro, que en un principio había decidido tratar la carga como lo que en realidad es, basura radíactiva, accedió a que ésta fuera vendida para el consumo en el exterior. La empresa Meggle GmbH había recibido del Estado 3,8 millones de marcos (266 millones de pesetas) como indemnización, por lo que el Gobierno daba por supuesto, según Wallmann, que el producto sería destruido. Sin embargo, Meggle vendió el producto a Lopex a 50 marcos la tonelada.

El Gobierno ha abierto una investigación para determinar si ha habido otros productores que, después de haber cobrado la indemnización por los daños causados por la nube radiactiva procedente de la central nuclear soviética de Chernobil, hayan exportado la mercancía contaminada al Tercer Mundo. Wallmann tiene indicios de que han existido exportaciones de este tipo hacia Egipto y Brasil.